Bruselas

La Unión Europea no ha tardado ni 10 minutos en dar portazo a la pretensión de Theresa May, con el respaldo del Parlamento británico, de renegociar el acuerdo del brexit para eliminar la salvaguarda irlandesa. Los Veintisiete reiteran por enésima vez que en ningún caso están dispuestos a reabrir el pacto de divorcio y menos aún a abandonar a Dublín a su suerte. La salvaguarda para evitar una frontera dura entre Irlanda e Irlanda del Norte es una línea roja para la UE y no va a modificarse. La primera ministra británica no será bien acogida en Bruselas cuando regrese de nuevo a negociar.

"El Acuerdo de Retirada sigue siendo la mejor y la única manera de garantizar una retirada ordenada de Reino Unido de la UE. La salvaguarda forma parte del Acuerdo de Retirada y el Acuerdo de Retirada no está abierto a la renegociación", ha dicho el portavoz del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, en una declaración pactada con las Veintisiete capitales. Esta es la misma posición que ha venido repitiendo incansablemente la UE desde la última cumbre de líderes europeos de diciembre. Pero la comunicación entre Bruselas y Londres se parece cada vez más a un diálogo de sordos en el que se hablan lenguas distintas.

En la capital comunitaria se ha recibido con consternación el apoyo de May a la enmienda de Westminster que pide suprimir la salvaguarda irlandesa. Una salvaguarda que la propia primera ministra británica negoció durante casi dos años y firmó con sus socios de la UE. Todos los líderes europeos sin excepción le han dicho repetidamente a May que no aceptarán renegociar el acuerdo del brexit, pero ella ha ignorado los avisos. La política británica es "el día de la marmota", se quejan en Bruselas. Al menos la primera ministra británica ha admitido que "no hay apetito" entre los 27 para reabrir el brexit y que la negociación será difícil.

La única escapatoria que Bruselas le ofrece a May es que apueste por una relación futura más estrecha con la UE, que haría innecesaria la salvaguarda irlandesa. Por ejemplo, que se quede en la unión aduanera y el mercado único, siguiendo el modelo de Noruega. Si Londres modifica sus líneas rojas, los Veintisiete "estarían dispuestos a reconsiderar su oferta y ajustar el contenido y el nivel de ambición de la declaración política" sobre las relaciones futuras, dice Tusk. Algo muy improbable porque los tories euroescépticos quieren una ruptura radical con Bruselas. 

Los Veintisiete celebran la ambición del Parlamento británico de evitar el escenario de un brexit sin acuerdo y vuelven a pedirle a May que aclare sus intenciones lo antes posible. Entre ellas, la posibilidad de pedir un retraso de la salida más allá del 29 de marzo. La UE está dispuesta a examinar si concede una prórroga y tendrá en cuenta "los motivos y la duración de una posible extensión, así como la necesidad de garantizar el funcionamiento de las instituciones de la UE". Es decir, la prioridad para Bruselas es evitar que la prórroga interfiera en las elecciones europeas de mayo.

A la espera de que Londres se decida, la UE acelerará los preparativos para un brexit caótico sin acuerdo. Una cuestión que se discutirá en la reunión del colegio de comisarios que se celebra este miércoles. 

La salvaguarda irlandesa se queda

De acuerdo con la salvaguarda irlandesa (backstop) incluida en el Acuerdo de Retirada -que ha sido firmado por la propia May y los líderes de los Veintisiete- todo Reino Unido se quedará en una unión aduanera con la UE hasta que se encuentre otra alternativa, por ejemplo un acuerdo comercial o una solución tecnológica, que garantice que no habrá una frontera física en Irlanda. Además, Irlanda del Norte tendrá un estatus especial como miembro del mercado interior europeo y deberá seguir aplicando las reglas aprobadas en Bruselas.

Los tories radicales euroescépticos temen que Reino Unido se quede atrapado indefinidamente en esta unión aduanera, lo que le impediría negociar sus propios acuerdos comerciales con el resto del mundo. Una política comercial independiente es uno de los objetivos primordiales de los brexiteros. Por eso reclaman que la salvaguarda irlandesa tenga un límite temporal (por ejemplo cinco años) o una cláusula que permita a Londres salirse unilateralmente.

La Unión Europea ya ha rechazado en múltiples ocasiones ambas posibilidades. Alega que la garantía irlandesa es una especie de póliza de seguros para todos los escenarios posibles. "Un límite temporal para el backstop socava su objetivo porque significa que, una vez que el backstop expira, nos quedamos sin solución para esa frontera", dijo este lunes la número dos del equipo negociador de la UE, Sabine Weyand. Lo que está en juego es el Acuerdo de Paz del Viernes Santo en el Ulster, que podría saltar por los aires si vuelve a erigirse una frontera.