Theresa May sigue en el alambre y trata de presentar una suerte de plan B del brexit para tratar de lograr el apoyo del Parlamento británico tras la contundente derrota de la semana pasada. La primera ministra británica insistió en que que continuará dialogando con el resto de partidos sobre la polémica salvaguarda o backstop para Irlanda del Norte y que espera regresar a Bruselas para abordar el asunto. Este fue el principal escollo que dinamitó el acuerdo que había alcanzado para materializar el divorcio.



"En las próximas semanas seguiré hablando con mis colegas, incluido el (norirlandés) DUP, para considerar cómo podemos cumplir con nuestras obligaciones con la gente de Irlanda del Norte y de Irlanda, de una forma que podamos obtener el mayor apoyo posible en el Parlamento", afirmó May. 

El 'plan B' de May pasa por una aproximación más "abierta e inclusiva" en las negociaciones futuras para "alcanzar un consenso mayor".  Por su parte, Jeremy Corby ha lamentado que la propuesta de May es vaga y que la situación política se asemeja al "día de la marmota" y que su plan B es "una farsa". 

Sobre el escenario de una salida caótica o sin acuerdo, May asegura que la única forma de descartar esta posibilidad es lograr un acuerdo de salida pactado o revocar la aplicación del artículo 50, algo que iría contra la voluntad expresada en el referéndum de 2016.

Otra de las exigencias de los laboristas de Corbyn es prolongar las negociaciones para lograr un mejor acuerdo. La premier británica ha recordado que Bruselas no aceptará si no existe una hoja de ruta clara. En un guiño a la UE, May ha ofrecido eliminar la tasa de 65 libras para que los ciudadanos europeos pidan la residencia en Reino Unido.