Bruselas

"Constato que mi llamamiento no ha convencido, que no ha sido escuchado. Así que debo respetarlo y tomar nota de esta situación. Tomo la decisión de presentar mi dimisión y mi intención es ir a comunicárselo al rey inmediatamente". Con estas palabras ha anunciado su renuncia el primer ministro belga, el liberal valón Charles Michel, durante una tormentosa sesión parlamentaria en la que ha constatado que su Gobierno ya no tiene apoyos suficientes para seguir al frente del país.

Tras escuchar durante poco más de media hora a Michel en audiencia, el rey Felipe de Bélgica ha decidido dejar su dimisión en suspenso, según ha informado la Casa Real en un comunicado. Es decir, el monarca inicia este miércoles una ronda de consultas con todos los partidos políticos para ver si es posible alguna fórmula de Gobierno hasta las elecciones legislativas, previstas para el 26 de mayo, o si se adelantan los comicios a principios de 2019.

La crisis política que ha hecho caer al Gobierno belga se desencadenó a principios de diciembre por la salida de los nacionalistas flamencos de la N-VA, el partido que da cobertura política y logística en Bélgica al fugado expresidente catalán, Carles Puigdemont. La N-VA, que era socio mayoritario del Ejecutivo de Michel, se marchó el 8 de diciembre por estar en contra de la firma del Pacto Migratorio de la ONU, que se ha convertido en el foco de los ataques de las fuerzas populistas, nacionalistas y de extrema derecha de la ONU, pese a que no tiene carácter vinculante ni cuestiona la soberanía de los Estados a la hora de ordenar los flujos migratorios. También se han  negado a suscribirlo en la UE Austria, Italia, Bulgaria, República Checa, Hungría, Polonia o Eslovaquia.

"Es demasiado pro-inmigración. No tiene los matices que debería para tranquilizar también a los ciudadanos europeos", se justificó el ex ministro de Inmigración belga, Theo Francken, el político más popular y ultra de la N-VA y el principal valedor en Bélgica de Puigdemont. Pese a este rechazo frontal de los nacionalistas flamencos, el primer ministro belga decidió viajar a Marrakesh y firmar allí el Pacto Migratorio el 11 de diciembre. Adujo que Bélgica ya se había comprometido a firmarlo en septiembre durante la Asamblea General de la ONU y que entonces los nacionalistas flamencos no plantearon objeciones. Tenía entonces el apoyo de una amplia mayoría del Parlamento belga, que aprobó el acuerdo.

Coalición de buena voluntad

La intención inicial de Michel era agotar la legislatura con un Gobierno en minoría, con apoyos puntuales de otras formaciones. Por eso sustituyó de inmediato a los ministros de la N-VA por dirigentes de los otros tres partidos que conforman su coalición: liberales valones y flamencos y democristianos flamencos. Un gesto que fue celebrado por el ministro de Exteriores, Josep Borrell, que ha mantenido varias disputas con dirigentes de la N-VA por sus críticas e insultos a España. "En lo que a nosotros nos concierne, que este partido flamenco no tenga carteras ministeriales desde las cuales atacar a España, sin duda nos facilita la vida", dijo Borrell.

Sin embargo, el Gobierno en minoría de Michel apenas ha durado dos semanas. Su caída se ha producido durante el debate de los Presupuestos para 2019, que en teoría contaban con el apoyo de la N-VA, ya que fueron elaborados por su ministro de Finanzas, Johan Van Overtveldt. Sin embargo, los nacionalistas flamencos han planteado ahora exigencias adicionales: que Bélgica se retire del Pacto Migratorio y una nueva reforma descentralizadora del Estado.

"No me dejaré intimidar por el chantaje de la N-VA a propósito de la votación de los Presupuestos", dijo el primer ministro belga este lunes, horas antes de dimitir. Para no depender de los nacionalistas flamencos, Michel ha pedido apoyos puntuales al resto de partidos. Una "coalición de buena voluntad" para que el Gobierno sobreviva hasta las elecciones legislativas del 26 de mayo, que coincidirán además con las europeas y las regionales. Ha propuesto incluso una hoja de ruta basada en tres pilares: preservación del poder adquisitivo, seguridad y lucha contra el cambio climático.

Sin embargo, los socialistas y los verdes no han hecho caso a esta mano tendida y han anunciado este martes una moción de censura conjunta contra el Gobierno. Es en ese momento cuando Michel se ha dado cuenta de que había llegado al final del camino y ha presentado su dimisión. Aunque pocos apostaban por su futuro, su Gobierno con la N-VA ha sobrevivido cuatro años de legislatura en un clima de relativa estabilidad pese a salidas de tono protagonizadas en particular por Francken.

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