El gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, advirtió al Gobierno británico de que una falta de acuerdo sobre el "brexit" puede provocar un desplome de los precios de las viviendas en el país hasta un 35%. 

Carney asistió este jueves a una reunión especial del Gobierno para evaluar los posibles escenarios económicos en caso de que el Reino Unido y la UE no lleguen a un pacto sobre los términos de la retirada británica el 29 de marzo de 2019, según publicarn varios medios este viernes.

En este encuentro -celebrado en Downing Street, la residencia oficial de la primera ministra británica, Theresa May-, el responsable del banco emisor inglés también advirtió de una posible crisis financiera como la vivida hace diez años, cuando el Reino Unido entró en recesión.

En el peor de los escenarios económicos, el gobernador habló de la posibilidad de que la tasa de desempleo llegue a los dos dígitos, que los precios de la vivienda suban en tres años entre un 25% y un 35% y que los enlaces de transporte con los países de la UE, incluidos los vuelos y el tren Eurostar se paralicen. Además, los tipos hipotecarios subirían y la libra esterlina sufriría una fuerte caída.

En ese escenario, dejaría de estar garantizada la gratuidad del "roaming" telefónico (llamar cuando se salga del país sería más caro), se vería dificultada la homologación de licencias de conducir de los británicos en otros países europeos, y se complicarían las relaciones empresariales entre ambos lados del Canal de la Mancha, según los informes publicados ayer.

Negociaciones inciertas

Londres y Bruselas negocian el 'brexit', pero hay incertidumbre sobre si ambas partes podrán ponerse de acuerdo en octubre por los problemas sobre la frontera irlandesa, pues el objetivo es que siga siendo invisible para no perjudicar el proceso de paz norirlandés. No obstante, el negociador comunitario, Michel Barnier, dio a entender esta semana que podría haber pacto en seis u ocho semanas.

La incertidumbre sobre una posible falta de acuerdo se ha intensificado en las últimas semanas ante las divisiones en el Partido Conservador de May, después de que varios diputados euroescépticos rechazasen el llamado plan "Chequers".

Ese plan, consensuado por el Gobierno el pasado julio, contempla la creación de un área de libre comercio para bienes después de la retirada británica en 2019, lo que evitaría los controles de aduanas y mantendría abierta la frontera irlandesa.