Bruselas

La difusión de unas imágenes del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, tambaleándose y perdiendo el equilibrio de camino a la cena de líderes de la OTAN el pasado miércoles ha generado una gran polémica en Bruselas. En la burbuja comunitaria se cuestiona su capacidad para seguir ejerciendo el cargo en el año y pico que le queda de mandato. Sus portavoces niegan que fuera un problema con el alcohol y aseguran que se trató de un ataque agudo de ciática con rampas. Un problema de salud que según aseguran no le impide hacer su trabajo y cumplir adecuadamente con sus obligaciones. El portavoz de Angela Merkel ha tenido que salir este viernes al rescate y ha asegurado que tiene una confianza "muy alta" en Juncker.

En las imágenes puede verse que los primeros ministros de Macedonia y Portugal, Zoran Zaev y António Costa, tuvieron que sujetar al presidente de la Comisión para que pudiera bajar un pequeño tramo de escaleras antes de la cena de la OTAN. En otro momento de la ceremonia, Juncker conversa con el primer ministro holandés, Mark Rutte, pierde el equilibrio y está a punto de caer sobre el presidente ucraniano, Petro Poroshenko. Juncker fue también fotografiado en silla de ruedas.

"El presidente el viernes por la noche sufrió un ataque de ciática particularmente doloroso acompañado por rampas. El propio presidente ha dicho públicamente que esta ciática afecta a su capacidad de andar y eso fue desafortunadamente lo que ocurrió el miércoles por la noche", ha asegurado el portavoz de la Comisión, Margaritis Schinas. Este tipo de ataques ya le han afectado en el pasado.

Tras este ataque, el dolor desapareció y Juncker pudo asistir con normalidad a la cena. El jueves y el viernes retomó su agenda y la semana que viene viajará a sendas cumbres en Pekín y Tokio. "Está tomando medicación prescrita y se siente mejor", ha dicho el portavoz. "Continuará trabajando duro como ha hecho desde el principio de su carrera", ha insistido.

Al portavoz le han preguntado varias veces si el presidente de Juncker estaba borracho. "Es de mal gusto que alguna prensa haga titulares insultantes explotando el dolor de Juncker. No es elegante ni justo", ha respondido. ¿Había mezclado medicamentos con el alcohol? "No lo hizo, al menos que yo sepa", ha asegurado Schinas. 

La polémica ha alcanzado tal nivel que este viernes se le ha preguntado en Berlín por la salud de Juncker al portavoz del Gobierno alemán, Steffen Seibert. El Gobierno alemán tiene "un alto nivel de confianza" en el presidente de la Comisión. Juncker, que tiene 62 años aunque aparenta más, agota su mandato en otoño de 2019 y ya ha anunciado que no quiere repetir en el cargo.

No es la primera vez que el presidente de la Comisión sufre este tipo de ataques de ciática. El penúltimo episodio ocurrió en junio durante su intervención en el Parlamento irlandés. "No estoy borracho, tengo ciática. Preferiría estar borracho", aseguró entonces Juncker.

Juncker niega tener problemas con el alcohol

Lo cierto es que los rumores sobre los problemas con el alcohol del luxemburgués circulan en Bruselas desde hace años, alimentados por su actitud achispada en alguna rueda de prensa o alguna cumbre. Unos problemas que confirman los diplomáticos y de los que se hizo eco incluso el expresidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem.

A Dijsselbloem le preguntaron en 2014 en un programa humorístico de la tele holandesa si era cierto que desde que asumió la presidencia del Eurogrupo se había dejado de fumar y beber en las reuniones. "No es exactamente cierto. No se fuma pero ya era así antes. El único que se permitía fumar era mi antecesor. Parece que ya no fuma ni tampoco bebe", aseguró entre las risas del público.

Juncker siempre ha negado que tenga problemas con el alcohol y culpa al propio Dijsselbloem de los rumores. "¿Cree usted que todavía tendría un cargo si me diera al coñac desde el desayuno? Se puede perdonar todo a un político, salvo el alcoholismo", aseguró en una entrevista al diario Libération en 2016.

Allí explicaba que sus problemas de equilibrio y ciática "se remontan a un grave accidente de coche". "En 1989, he pasado tres semanas en coma y después seis meses en una silla de ruedas", desveló el presidente de la Comisión. El único "problema personal" que admitía en la entrevista es el de la "fatiga". "Ser presidente de la Comisión no es como ser primer ministro de Luxemburgo. Tengo que trabajar catorce, quince horas al día y no estaba habituado", aseguró.

Tenga o no problemas con el alcohol, Juncker sí que es un gran bebedor, según aseguraba el periodista que le hizo la entrevista, el veterano corresponsal Jean Quatremer. De hecho, durante la comida de trabajo entre ambos, el presidente de la Comisión "tomó cuatro copas de champagne acompañadas de una simple ensalada".

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