Bruselas

En la primera reunión en la que participa Luis de Guindos como vicepresidente, el Banco Central Europeo (BCE) ha anunciado la fecha del fin del plan de estímulos monetarios que desplegó para afrontar la crisis. El masivo programa de compra de deuda que se puso en marcha en marzo de 2015 para combatir el riesgo de deflación concluirá definitivamente en diciembre. El ritmo mensual de compras se mantendrá en 30.000 millones hasta septiembre y se reducirá a 15.000 millones entre octubre y diciembre.

El presidente Mario Draghi cree que, una década después del estallido de la crisis financiera, la recuperación de la economía de la eurozona es lo suficientemente fuerte como para no necesitar ya la respiración asistida del BCE. Ni las turbulencias por la llegada al poder de un Gobierno euroescéptico en Italia ni los tambores de guerra comercial entre la UE y EEUU han hecho que Draghi se replantee la retirada de estímulos. La decisión ha sido "unánime".

El banquero italiano ha admitido que aumentan los "riesgos" y la "incertidumbre geopolítica". Pero sostiene que los problemas en Italia constituyen un "episodio bastante local" porque apenas ha habido "contagio" al resto de la eurozona y mucho menos "riesgos de redenominación". Es decir, el euro no está en peligro, "es irreversible y fuerte".

En un mensaje a los políticos italianos que cuestionan la moneda única, Draghi ha pedido que cualquier debate sobre la reforma de la eurozona se lleve a cabo dentro del marco de los Tratados y con "un lenguaje que no destruya el progreso logrado tras muchos sacrificios". "No vale la pena en absoluto discutir la existencia de algo que es irreversible. Sólo puede provocar daños", avisa.

Según las últimas previsiones del BCE, la economía de la eurozona crecerá este año un 2,1% (tres décimas menos que lo previsto en marzo), un 1,9% en 2019 y un 1,7% en 2020 (sin cambios). Por su parte, la inflación se revisa al alza hasta el 1,7% los próximos tres años debido a la subida del precio del petróleo.

Se mantiene un amplio estímulo monetario

En todo caso, el BCE mantiene su tipo de interés de referencia en el mínimo histórico del 0%, y seguirá cobrando un 0,4% a los bancos que aparcan sus reservas en Fráncfort. Pero da más pistas de cuándo empezarán las primeras subidas del precio del dinero tras la crisis: será como muy pronto tras el verano de 2019. Pero el incremento podría atrasarse si la inflación todavía no ha alcanzado de forma estable el objetivo del 2%.

Finalmente, el BCE seguirá reinvirtiendo el principal de los bonos que vayan venciendo "durante un largo periodo de tiempo tras el fin de la compra de deuda, y en todo caso todo lo que sea necesario para mantener condiciones de liquidez favorables y un amplio grado de acomodación monetaria".

"Las decisiones de política monetaria de hoy mantienen el actual amplio margen de acomodación monetaria que garantizará una convergencia continuada y sostenida de la inflación hacia niveles que estén por debajo pero cerca del 2% a medio plazo", resalta el BCE.

Draghi ha dejado claro en todo caso que el programa de compras de deuda no va a desaparecer de forma definitiva. Se ha convertido en una nueva herramienta de política monetaria que ha demostrado su eficacia y que el BCE volverá a desplegar en las próximas crisis.

Guindos ha comparecido al lado de Draghi durante la rueda de prensa pero sólo ha intervenido una vez para responder a una pregunta sobre la banca letona. El banquero italiano ha explicado que todavía no se ha redistribuido las tareas dentro del directorio del BCE y que por tanto Guindos hereda las competencias que tenía su antecesor Vítor Constâncio: Estudios y de Política Macroprundencial y Estabilidad Financiera.

Noticias relacionadas