Bruselas

¿Está entrando la economía europea en un nuevo ciclo recesivo después de cuatro años de remontada tras la Gran Crisis? La eurozona creció en 2017 a una velocidad de crucero del 2,4%, el ritmo más alto desde hace 10 años. El paro ha caído hasta el 8,5%, su nivel más bajo en la última década, y pese a las grandes diferencias entre los Estados miembros se aproxima a las cifras anteriores a la crisis. El nivel de empleo alcanza máximos que no se veían desde hace 20 años. El crecimiento continuará este año a un ritmo sostenido del 2,3%, tanto en la eurozona como en el conjunto de la UE, y se ralentizará ligeramente al 2% en 2019, según las previsiones de primavera publicadas este jueves por la Comisión.

Pese a este optimismo, el propio Ejecutivo comunitario admite que se acumulan los nubarrones en el horizonte que amenazan la recuperación. La economía de la eurozona se ha enfriado bruscamente durante el primer trimestre de 2018: el crecimiento entre enero y marzo se redujo al 0,4%, tres décimas menos que el 0,7% registrado durante los últimos tres meses de 2017 y la cifra más baja en año y medio. La inflación ha vuelto a caer en abril hasta el 1,2%, lejos del objetivo del 2% que permitiría al Banco Central Europeo (BCE) acelerar la retirada de estímulos y preparar su arsenal para la próxima crisis.

El comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, ha vuelto a atribuir la ralentización del crecimiento a "factores temporales". En particular, un invierno más frío que la media y un rosario de huelgas en la eurozona. Y asegura que la expansión "es sólida y está bien instalada". Entre los grandes Estados miembros, España crecerá este año un 2,9%; Alemania, un 2,3%; Francia, un 2%; e Italia un 1,5%.

Bruselas cree que España incumplirá el déficit de este año

Sin embargo, los propios expertos del Ejecutivo comunitario tienen dudas. "Aunque la previsión actual interpreta que la debilidad del primer trimestre se debió principalmente a factores temporales, podría acabar demostrándose lo contrario", escriben los técnicos en el informe de previsiones. "La evidencia disponible en este momento sugiere que es demasiado pronto para considerar que se trata de un punto de inflexión, aunque es una posibilidad que merece consideración. Cuanto menos, sugiere que es improbable que el crecimiento anual del PIB siga acelerándose", asegura el informe.

Trump, el principal riesgo 

A esta moderación inesperada del crecimiento hay que sumar un "fuerte incremento" de los riesgos económicos, sobre todo los que proceden de fuera de la UE. La mayor volatilidad en los mercados financieros que se ha visto durante los primeros meses del año ha venido para quedarse, avisa Moscovici. Pero el principal factor de desestabilización para la economía europea y en general para la mundial es el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y sus políticas económicas.

En primer lugar, a Bruselas le preocupa el impacto de la reforma fiscal de Trump. A corto plazo, el cuantioso estímulo fiscal en Estados Unidos impulsará el crecimiento también en Europa. Pero al mismo tiempo podría provocar un recalentamiento de la economía norteamericana y obligar a la Reserva Federal a subir los tipos de interés más rápido de lo previsto. Una aceleración que se traduciría en una pérdida de confianza por parte de los inversores y turbulencias financieras a nivel mundial. "La economía real de Europa no sería inmune a correcciones abruptas del mercado", dice el informe.

La principal amenaza para el crecimiento son no obstante las políticas proteccionistas de Trump y la posibilidad de una guerra comercial que implique a la UE, EEUU y China. "El riesgo más grande que pesa sobre estas perspectivas optimistas es el proteccionismo, que no puede convertirse en la nueva normalidad. Eso lo único que consigue es perjudicar a los ciudadanos que necesitan más protección", denuncia el comisario de Asuntos Económicos. Los países de la eurozona con mayor tasa de deuda pública y privada, entre ellos España, serían los más expuestos a una corrección de los mercados debida a una espiral proteccionista.

Más allá de las disputas comerciales, Bruselas señala otros riesgos a la baja por las tensiones geopolíticas, especialmente en Oriente Próximo y la península de Corea. Dentro de Europa, persiste la incertidumbre sobre el resultado de las negociaciones del brexit.

El déficit, en mínimos históricos 

A la espera de saber si estos riesgos se materializan, el vigor del crecimiento y los bajos tipos de interés permitirán a los Estados miembros continuar saneando sus cuentas públicas. El año 2018 será el primero desde que se creó la eurozona en el que ningún país registrará un déficit superior al límite del 3% que marca el Pacto de Estabilidad. El déficit medio bajará del 0,7% del PIB en 2018 hasta el 0,6% en 2019, mientras que la tasa de deuda pública de la eurozona disminuirá también al 84,1% del PIB en 2019.

España se mantiene este año como el país de la eurozona con mayor déficit público y el único sujeto al procedimiento sancionador por déficit excesivo. Bruselas proyecta un desfase presupuestario del 2,6%, cuatro décimas por encima del objetivo del 2,2% comprometido. Pero la brecha podría subir hasta el 2,8% porque el informe todavía no tiene en cuenta el impacto de la subida de las pensiones pactada por el Gobierno de Mariano Rajoy con el PNV. Sin embargo, Moscovici ha eludido criticar este incremento y se ha limitado a subrayar el compromiso del ministro Román Escolano con la disciplina fiscal.

Bruselas pide en todo caso a los Gobiernos que aceleren los preparativos para futuras crisis. En primer lugar, reduciendo el nivel de deuda para disponer de más margen de reacción presupuestaria. Y también con reformas estructurales que estimulen el aumento de la tasa de empleo, la mejora de la educación y las cualificaciones, el incremento de la productividad o la supresión de cuellos de botella en infraestructuras de transporte y digitales.

También es imprescindible impulsar la reforma de la unión económica y monetaria con el fin de hacerla más resistente a futuras recesiones. El Ejecutivo comunitario apremia a los jefes de Estado y de Gobierno a que superen el actual bloqueo y adopten decisiones ya en la cumbre de junio. "Es aconsejable reparar el techo mientras el sol brilla; pero cuando ya empiezan a acumularse las nubes negras en el horizonte, la tarea se vuelve urgente", subraya el director general de Economía, Marco Butti.