Bruselas

La tasa digital con la que Bruselas quería obligar a los gigantes tecnológicos como Google, Apple o Facebook a pagar más impuestos en Europa está al borde del naufragio. En el Ecofin informal celebrado este sábado en Sofía, hasta ocho países -liderados por Irlanda y Luxemburgo- han expresado su rechazo a esta medida. Alegan que si la UE actúa de manera unilateral pondrá en riesgo su competitividad y podría provocar un conflicto con Estados Unidos. Francia y España siguen presionando para que el impuesto se apruebe, pero las decisiones sobre fiscalidad requieren un apoyo unánime de los Veintiocho países miembros. Ante el bloqueo, el ministro de Economía, Román Escolano, ha anunciado que España aplicará la tasa digital por su cuenta desde 2019.

"El hecho de que no gravemos la presencia digital de forma adecuada genera enormes pérdidas de beneficios a nuestros Tesoros y necesitamos cerrar esa brecha", se ha justificado el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, el promotor del impuesto. Según los datos de Bruselas, las plataformas digitales pagan de media la mitad de impuestos que las empresas tradicionales: un tipo medio del 9,5% frente al 23,2% de las compañías con presencia física. Por eso la Comisión plantea que la tasa se aplique al volumen de negocios de los gigantes tecnológicos en lugar de a sus beneficios. Con un tipo del 3% se recaudarían unos ingresos de hasta 5.000 millones de euros al año.

"No es una tasa anti GAFA (el acrónimo de Google, Apple, Facebook y Amazon) o anti Estados Unidos ni tampoco una medida proteccionista. Es una iniciativa que interesa a todos los europeos allí donde vivan y que no dañará a la economía digital, que es muy fuerte y necesita nuestro mercado común de 500 millones de consumidores con alto poder adquisitivo", se ha defendido Moscovici.

¿Otro conflicto con Estados Unidos?

Pero los argumentos del Ejecutivo comunitario no convencen a los países pequeños, que se sirven de rebajas de impuestos y prácticas fiscales agresivas para atraer a las multinacionales. Durante el Ecofin de este sábado, Irlanda, Luxemburgo, Malta, Suecia, Finlandia, Dinamarca y Lituania han sostenido que la UE no debe actuar de forma unilateral, sino que debe esperar a que haya un acuerdo internacional sobre cómo gravar a las plataformas digitales en el marco de la OCDE. Una posición a la que se ha sumado Reino Unido, que en el pasado sí había apoyado una tasa europea, según explican fuentes diplomáticas.

"Si lo hacemos nosotros en solitario en la UE, la tasa digital será muy ineficaz y mala para la competitividad de Europa", sostiene el ministro de Finanzas de Luxemburgo, Pierre Gramegna. Una medida que no haya sido objeto de acuerdo a nivel internacional "podría conducir a un aumento de la tensión con Estados Unidos". "Ya tenemos una retórica de guerra comercial que no debería transformarse en una auténtica guerra comercial o en proteccionismo", ha apuntado Gramegna. "Nosotros somos cautos", ha coincidido su homólogo maltés, Edward Scicluna.

El secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, que también ha participado en el Ecofin informal, ha pedido a los países de la UE que esperen. La OCDE ya está trabajando en un modelo internacional para gravar a los gigantes tecnológicos y podría adelantar sus propuestas a 2019, en lugar de 2020 como había previsto inicialmente. "No adopten ninguna decisión a corto plazo que no sea compatible con las soluciones a largo plazo que vamos a encontrar (...) La cuestión es demasiado importante para ser urgente", ha dicho Gurría en el Ecofin. A su juicio, cualquier solución debe incluir también a Estados Unidos, Japón y China.

En el bando contrario, el apoyo a la tasa digital se resquebraja. Las cuatro potencias de la eurozona -Alemania, Francia, Italia y España- se habían convertido en las principales promotoras de esta medida, al ser los países que pierden más ingresos de las plataformas tecnológicas. De hecho, escribieron una carta conjunta a la Comisión para apremiarle a actuar. Sin embargo, el nuevo ministro alemán de Finanzas, Olaf Scholz, no ha hablado en la reunión porque el Gobierno de Gran Coalición todavía no ha fijado su postura, aunque se inclina por retirar el apoyo al impuesto. Incluso Roma, cuyo Gobierno está en funciones, ya no es tan entusiasta.

Francia y España se quedan solos

De los firmantes originales, Francia y España se han quedado solos en su apoyo a la Comisión. Les secundan otros países como Polonia, Portugal, Eslovaquia o Bulgaria. Pese a este respaldo decreciente, el ministro Escolano ha sostenido que "estamos acompañados de la inmensa mayoría de los Estados miembros". A su juicio, no tiene sentido que la tributación recaiga únicamente sobre las empresas de la "vieja economía", porque eso crea problemas de justicia y competencia. Por eso España creará su propia tasa digital aunque no haya acuerdo en la UE. 

La solución preferida para el Gobierno de Rajoy sigue siendo lograr un pacto en Bruselas, pero "estamos también dispuestos a avanzar a escala nacional", ha dicho Escolano. El ministerio de Hacienda está trabajando ya en la definición de cómo será el nuevo impuesto, con el objetivo de tener una propuesta "a la mayor brevedad" para que pueda tramitarse ya en 2018. "Nuestra idea es presentarlo cuanto antes y que tenga efectos también en el año 2019 y sucesivamente", ha resaltado Escolano. Los ingresos, que no ha cuantificado, se utilizarían para financiar la subida de las pensiones.

El ministro de Economía ha lanzado además un llamamiento al resto de partidos políticos españoles para que respalden el nuevo impuesto a las plataformas. "Lo que sí que me gustaría es hacer una apelación al mayor consenso posible. Aquí estamos ante un nuevo camino de la tributación que se adapta a la llamada nueva economía y no pensamos que debería haber divisiones políticas importantes. En Europa estamos viendo que Gobiernos de todo signo político están unidos en considerar que esta es una de las tareas en las que tenemos que avanzar", ha alegado.