Bruselas

Un total de 168 artículos que ocupan 120 páginas. La Comisión Europea ha aprobado este miércoles el primer borrador completo del Tratado sobre la salida de Reino Unido. Se trata de la traducción en un texto jurídico del acuerdo de divorcio al que Bruselas y Londres llegaron el pasado diciembre y por ello no debería provocar "sorpresa", ha alegado el negociador de la UE, Michel Barnier. Sin embargo, el protocolo sobre Irlanda del Norte ha provocado alarma en el Gobierno británico, que considera amenazada su integridad territorial.

"El borrador, si se aplica, socavaría el mercado común de Reino Unido y pondría en riesgo su integridad territorial al crear aduanas y una frontera regulatoria en el mar de Irlanda. Ningún primer ministro británico podría aceptarlo nunca", ha dicho en Londres la primera ministra británica, Theresa May, tras la publicación del texto.

Bruselas plantea que Irlanda del Norte deberá mantener tras el brexit una armonización reglamentaria plena con la UE en cuestiones como aduanas, IVA, energía, medio ambiente, agricultura y regulación de productos. El objetivo es establecer una "zona regulatoria común" en la isla de Irlanda. Se trata de evitar que reaparezca una "frontera dura" entre Irlanda e Irlanda del Norte, con nuevos controles aduaneros, que pueda poner en riesgo el Acuerdo de Paz del Viernes Santo en el Ulster. Salvaguardar la paz en el Ulster es una prioridad que se han marcado tanto Bruselas como Londres.

En la práctica, eso significa que el Gobierno del Ulster debería cumplir las reglas dictadas desde la UE tras el brexit y continuaría sujeto a la jurisdicción del Tribunal de Luxemburgo. Al mismo tiempo, el resto del Reino Unido recuperaría plenamente su autonomía legislativa en estas materias. Es decir, Irlanda del Norte se quedaría en el mercado único y la unión aduanera, mientras que el resto de Reino de Unido saldría. De este modo, la frontera con la UE se trasladaría al mar de Irlanda.

¿En riesgo el orden constitucional británico?

Esta posibilidad ya estaba prevista en el acuerdo de divorcio de diciembre, pero allí se consideraba como último recurso: sólo se aplicaría si no se encuentra ninguna solución alternativa. El Gobierno de Theresa May se había comprometido a presentar otra opción basada en la tecnología para evitar esta "frontera dura", pero hasta el momento no lo ha hecho. Barnier ha explicado que si esta solución llega antes del brexit, el protocolo sobre Irlanda del Norte no se aplicaría.

El negociador de la UE asegura que su solución "no cuestiona el orden constitucional de Reino Unido" ni tampoco busca "provocar un shock" a la clase política británica. "Es una solución simple y pragmática para evitar una frontera dura y preservar la cooperación entre el norte y el sur", ha alegado Barnier. A su juicio, no será necesario erigir una nueva frontera en el mar de Irlanda, sino que bastaría hacer controles en puertos y aeropuertos.

Barnier asegura que el problema de Irlanda del Norte también se puede resolver en el marco de la relación futura entre Reino Unido y la UE. Por ejemplo, si finalmente Londres decide quedarse en la unión aduanera, como ha propuesto el líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn. No obstante, el futuro acuerdo comercial no estará cerrado a tiempo para el brexit y "no se puede dejar el estatus de Irlanda del norte en suspenso".

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