La tragedia volvió a suceder. Un nuevo récord de incendios en un sólo día, 523, ha matado a 41 personas y ha dejado a más de 70 heridos. Tan sólo cuatro meses después del incendio de Pedrogão Grande, que dejó 64 muertos, el infierno se ha vuelto a instalar en Portugal. Las cifras en los últimos cuatro meses son abrumadoras: más de 100 muertos y más de 215 mil hectáreas ardidas (números hasta el final de septiembre), a los que hay que sumar las pérdidas materiales. Un escenario dantesco para el que todavía se sigue buscando una explicación.

Un informe sobre la tragedia de Pedrogão, publicado la semana pasada, señalaba que hubo fallos en la coordinación de Protección Civil, que subestimó la gravedad del incendio. En el documento, de casi 300 páginas, los 12 expertos de la comisión de investigación independiente concluyeron que "desde el momento en que se dió el alerta de incendio no hubo una correcta percepción de la gravedad potencial del fuego y no se movilizaron totalmente los medios disponibles".

En declaraciones a este periódico, Paulo Fernandes, uno de los expertos de la comisión y miembro del Departamento de Ciencias Forestales y Arquitectura del Paisaje de la Universidad de Trás-os-Montes, dice que esta vez puede haber pasado lo mismo. “Se subestimaron las condiciones meteorológicas o, al menos, no hubo una respuesta a la altura de lo que se preveía. No basta con ver la previsión del tiempo y decir que va a ser un fin de semana complicado, hay que sacar conclusiones y actuar en consecuencia”.

Fernandes se refiere al efecto del huracán Ophelia en Portugal, que “arrastró vientos calientes y secos del norte de África hacia el país” y que exigiría la toma de medidas de prevención. “Todo lo que pasó fue reactivo. Lo único que se hizo fue ir detrás del fuego, no ha habido trabajo de anticipación por parte de las autoridades”. Además, tal y como señala el informe, el experto subraya que “el sistema de combate de incendios no está preparado para este tipo de eventos, necesitamos una mayor profesionalización de los equipos, más efectivos y más medios en general”.

Uno de los problemas fue que tanto el 17 de junio, fecha del incendio de Pedrogão, cómo el 15 de octubre quedan fuera del período considerado crítico para los incendios, lo que influyó en los medios disponibles. Ante la sequía del mes de septiembre y las previsiones meteorológicas para octubre, hubo un refuerzo de los medios (efectivos, vehículos y medios aéreos) para este mes, superiores a los de la fase Delta (la menos peligrosa, que va del 1 al 31 de octubre) pero aún así se han quedado atrás de lo previsto para la fase Charlie (la más crítica, que va del 1 de julio al 30 de septiembre).

Los incendios vuelven a azotar Portugal

Además, el Sistema de Defensa de la Floresta que prohíbe, por ejemplo, el lanzamiento de cohetes, las hogueras y las quemas de residuos agrícolas, fue prorrogado hasta el 15 de octubre. Pero no todos lo cumplieron. “La gente está acostumbrada a quemar los residuos agrícolas en octubre y, aunque estaba prohibido, muchos lo hicieron este fin de semana. Muchos no se preocupan, no les llega la información, siempre lo han hecho y no ha pasado nunca nada… Y esto, asociado a las condiciones meteorológicas, explica la cantidad de igniciones y que muchos de los fuegos hayan surgido tan cerca de las casas”, explica Fernandes.

En declaraciones a los medios, el presidente de la Confederación de Agricultores de Portugal asumió que “hay agricultores quemando residuos de manera ilegal, hay mucha dejadez, hace falta reeducar y cambiar esos comportamientos”.

“Hubo una planificación deficiente”

Los bomberos que han tenido que enfrentarse a las llamas en el terreno acusan a Protección Civil de falta de previsión.

“Hubo una planificación deficiente”, denuncia Rui Silva, el presidente de la Asociación Nacional de Bomberos. “No se hizo un pre posicionamiento de los medios, para que estuvieran más cerca de las zonas críticas ni se han llamado a todos los bomberos voluntarios que son funcionarios públicos, por ejemplo, para que estuvieran disponibles”, sigue.

Ahora prorrogamos 15 días, ahora otros 15… no hay gestión posible si tenemos que hacerlo cada dos semanas. 

Para Silva, el problema no puede ser solucionado con una medidas a corto plazo. “En España han prorrogado el período crítico hasta diciembre. Aquí no. Ahora prorrogamos 15 días, ahora otros 15… no hay gestión posible si tenemos que hacerlo cada dos semanas. Desde el principio de mes que hay menos hombres, menos medios aéreos”, denuncia.

El presidente defiende que hay que diseñar un nuevo plan de prevención, adaptado a nuevas realidades. “En vez de trabajar con un plan dinámico, que se basa en las previsiones meteorológicas y en las alteraciones climáticas, seguimos trabajando con un calendario estático de 12 meses”, declara. “Y de aquí en adelante tendremos que vivir con ello, las temperaturas serán cada vez más altas en meses en las que solían bajar. Y esta será la realidad que hay que afrontar. Da igual que sea octubre o diciembre”.

Tres días de luto y estado de calamidad

El primer ministro, António Costa, ha declarado tres días de luto nacional y el estado de calamidad pública en todos los distritos al norte del Tajo. Entre otras medidas, este régimen especial permite movilizar los bomberos voluntarios y otros elementos civiles durante el tiempo necesario. El alerta rojo se mantiene también hasta este miércoles.

Lo que está fallando, lo que falla desde hace mucho tiempo, que es una prevención estructural.

António Costa ha convocado además un Consejo de Ministros extraordinario para este sábado, para trabajar sobre el informe de la comisión de investigación independiente. "Es nuestro deber transformar en medidas concretas las conclusiones y recomendaciones del informe. Nuestro modelo tiene muchos fallos y nada puede quedarse como antes", ha dicho en declaraciones a los medios este lunes, al final del día. Sin embargo, pese a la gravedad de los hechos, no parece que vaya a haber consecuencias políticas, al menos de inmediato. "No es momento de dimisiones, es momento de decisiones", ha declarado el primer ministro.

Un discurso similar al de la ministra de Interior, Constança Urbano, que horas antes había dicho que "este no es momento de dimisión, sino de acción". "Salir ahora sería lo más fácil, tendría las vacaciones que no tuve. Lo que está fallando, lo que falla desde hace mucho tiempo, es una prevención estructural. No se hace de un día para otro, ni de un año al otro pero hay que trabajar en ello. Tardaremos mucho en tener una floresta ordenada”, señaló.

Paulo Fernandes está de acuerdo en que se trata de un problema estructural, que tardará años en solucionarse, pero subraya que hay que hacer algo ya: “Nuestro informe da varias recomendaciones sobre lo que nos hace falta a nivel de gestión del territorio, de integración del conocimiento en las medidas de prevención y combate de incendios y de ordenamiento forestal. No se hace en cuatro meses, pero hay que empezar a cambiar cosas”.