Lisboa

El macroincendio declarado en la zona de Pedrógão Grande, en el centro de Portugal, se ha cobrado ya la vida de 62 personas,informó en la mañana de domingo el secretario de Estado de Administración Interna del Gobierno luso, João Gomes.



El Gobierno califica ya el suceso como "la mayor tragedia de víctimas humanas de los últimos tiempos" en el país.

Las autoridades, centradas por el momento en atender a las víctimas, apuntan a un fuego de bajas dimensiones que, debido a "vientos descontrolados", se convirtieron en "un incendio imposible de controlar".

Según Gomes, el fuego se propagó de una forma "que no tiene explicación".

Incendio en Portugal





Los cadáveres carbonizados de al menos 25 personas fueron encontrados en la carretera uniendo las aldeas de Figueiró dos Vinhos e Castanheira de Pêra, a unos 50 kilómetros de la ciudad universitaria de Coimbra, en el centro de Portugal. 

La mayoría de víctimas falleció en sus vehículos, mientras que algunas fueron alcanzadas por las llamas en plena carretera mientras intentaban huir a pie del peligro que les rodeaba. Al menos dos personas siguen desaparecidas y 20 supervivientes de la tragedia se encuentran hospitalizados, todos en estado grave.

La noticia ha creado enorme revuelo en el país vecino, donde nadie sospechaba que el incendio de Pedrógão Grande fuese tan serio. Cuando fue declarado a principios del día la conflagración era una más entre las otras tantas que habitualmente afectan el interior de Portugal a lo largo de cada verano, y cuando el secretario de Estado compareció ante los medios por primera vez a las 11 de la noche se limitó a alertar sobre la intensidad del incendio, sin mencionar la posibilidad de víctimas mortales.



Cuando volvió a comparecer menos de una hora más tarde para anunciar la muerte de 19 personas, el asombro entre los medios congregados era evidente.

“¡¿19 víctimas mortales?! ¿Bomberos o civiles?”, preguntó un periodista, incrédulo.

“Civiles, civiles”, afirmó el secretario Gomes, quien dijo que por el momento había sido imposible identificar las víctimas, y mucho menos la procedencia de los mismos. Ubicado en el centro de una de las áreas forestales más bonitas del interior, Pedrógão Grande es un popular sitio de turismo rural para los portugueses.

Según el secretario de Estado Gomes, la carretera sobre la cual viajaban los fallecidos no se encontraba cortada en el momento en el que se produjo la tragedia. Gomes asegura que seguía transitable porque el incendio se propagó con una rapidez “inexplicable” y “sinceramente no había motivos por cortarla, pues no había registro de llamas en esa zona”.

Poco después, la oficina del primer ministro, António Costa, elevaba la cifra de fallecidos a 24. Las autoridades lusas no descartan la posibilidad de que aumente el número de víctimas en las próximas horas, pues varias aldeas se encuentran completamente incomunicadas, rodeadas por llamas que impiden el acceso a los operativos presentes en la zona.

Entretanto, efectivos procedentes de Lisboa, Setúbal y la ciudad alentejana de Évora han sido movilizados para asistir en las operaciones en Pedrógão Grande, y el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses ha desplegado un equipo especializado en catástrofes con muertes multitudinarias para participar en la identificación de los fallecidos. Desde su sede en la capital portuguesa, Protección Civil señala que la intensidad del incendio imposibilita dar una previsión de cuándo estará controlado.

Aunque las autoridades locales sugieren que se puede tratar de un incendio provocado, el Gobierno -que ya ha declarado tres días de luto oficial- pide que los ciudadanos lusos se mantengan en alerta ante las elevadas temperaturas y tormentas eléctricas registradas en la zona, las cuales considera que podrían haber tenido un papel en la propagación del incendio.

Críticas al Gobierno

Aunque actualmente 264 bomberos participan en las labores de lucha contra la el incendio de Pedrógão Grande, en varios momentos del día las autoridades locales se quejaron de la falta de efectivos para apagar las llamas que amenazaban a distintas aldeas de la zona.

En declaraciones a la prensa el alcalde del municipio, Waldemar Alves, aseguró que los medios habían sido “insuficientes”, obligando la evacuación desordenada de varios pueblos. “Es imposible plantar cara a la conflagración con los medios que tenemos a nuestra disposición, y mientras arden aldeas, estamos a la espera de que nos lleguen bomberos desde Lisboa”.

El alcalde Alves añadió que varias aldeas han quedado incomunicadas y sin electricidad, con sus residentes incapaces de pedir ayuda a las autoridades, y que al menos 20 casas han ardido. Alves se mostró convencido de que el número de víctimas mortales se multiplicará por dos en las próximas horas, ya que considera probable que se hallen más cadáveres entre los escombros de las casas incendiadas. 

Desplazado hasta la zona para supervisar las labores de rescate, el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, ha asegurado que se ha hecho todo lo posible para afrontar la situación, pero a través de las redes sociales muchos portugueses ya critican al Gobierno por la falta de medidas efectivas ante una situación previsible.

“Anda, el Presidente de la República, que sabe mucho sobre protección civil, nos dice que hicieron todo lo posible. Pues nada, supongo que no hay nada ni que aprender, ni que mejorar en esta situación. Guay”, declaraba el usuario Francisco MS con sarcasmo a través de su cuenta de Twitter.

Los incendios son habituales en Portugal durante el verano, y el año pasado más de la mitad del territorio que ardió en la Unión Europea fue portugués. Las altas temperaturas, como también la presencia de grandes bosques de eucalipto –especie particularmente susceptible a las llamas– y el número inexplicablemente elevado de pirómanos en el país vecino hace que sea un auténtico infierno en verano.

Sin embargo, la intensidad de los incendios registrados en 2016 –se llegaron a declarar más de 150 conflagraciones distintas en un mismo día del verano pasado– hicieron que el Gobierno prometiera tomar medidas para evitar pérdidas este año.

Se introdujeron nuevos helicópteros para participar en la lucha contra los incendios, se plantaron innumerables hectáreas con árboles especialmente resistentes a las llamas, e incluso se creó un equipo especial para este tipo de amenaza. También se formaron a 1.380 militares en la materia, y se autorizaron fondos para movilizar a 1.580 operativos adicionales para participar en la lucha este verano. Pese a estas medidas, en lo que va de 2017 ya han ardido 13.530 hectáreas, una área diez veces superior a la que se quemó durante el mismo periodo de 2016.

Aunque las conflagraciones son inevitables, al presentar el Dispositivo Especial para Combatir contra Incendios hace dos meses, el secretario de Estado Gomes marcó un singular objetivo para 2017: evitar que una sola persona muriera en un incendio en suelo portugués. En una sola noche, ese objetivo –y la credibilidad de la campaña del Gobierno– ha sido reducido a cenizas en la carretera uniendo dos aldeas de la zona de Pedrógão Grande.