Bruselas

La Unión Europea acogió con alivio el resultado de las elecciones holandesas del pasado 15 de marzo. El primer ministro, el liberal Mark Rutte, derrotó en las urnas al líder islamófobo y antieuropeo Geert Wilders y su Partido por la Libertad (PVV). El auge del populismo se topaba en Holanda con su primer dique de contención, según la interpretación de Bruselas. La victoria de Emmanuel Macron en las presidenciales francesas de mayo frente a la ultra Marine Le Pen confirmaba este relato.

Pero las cosas no han resultado ser tan fáciles. Holanda ha terminado batiendo su propio récord para poder formar Gobierno: ha costado más de 208 días, que se han cumplido este 9 de octubre. La nueva coalición está formada por cuatro partidos -el VVD de Rutte, los democristianos de la CDA, los liberales progresistas del D66 y la Unión Cristiana- y presenta por fin este martes su programa. Entre las medidas más llamativas, que todos los estudiantes visiten el Rijksmuseum de Ámsterdam al menos una vez o aprendan el significado del himno nacional con el fin de reforzar la identidad holandesa.

¿Por qué se ha tardado más de medio año en llegar a un acuerdo sobre el nuevo Gobierno de Rutte? Los comicios de marzo acentuaron la tradicional fragmentación del paisaje político holandés: un total de 13 fuerzas lograban representación en un Parlamento con 150 escaños. Sólo el partido de Rutte obtuvo más de 30 representantes (33). En segunda posición quedaba Wilders (20 escaños), seguido de los democristianos y D66 (19 cada uno), los Verdes y la izquierda radical del SP (14 cada uno), los socialdemócratas del PvdA (9) y la Unión Cristiana (5).

El PvdA, socio de coalición único de Rutte en la anterior legislatura, ha renunciado a seguir en el Gobierno tras su debacle electoral. Y el primer ministro descartó de entrada negociar con Wilders. Todo ello hacía imprescindible una coalición de al menos cuatro partidos para alcanzar la mayoría necesaria de 76 escaños. En un primer momento, Rutte intentó incluir en el Gobierno a los Verdes (GroenLinks), una de las fuerzas emergentes gracias al carisma de su joven líder, Jesse Kaver. Pero las conversaciones fracasaron por los desacuerdos sobre política migratoria. Finalmente, la Unión Cristiana (UC), cuyo programa se basa en los principios de la Biblia, ocupa el lugar de los Verdes.

Entre 1977 y 2017, todos los Gobiernos holandeses han estado formados por dos o tres partidos. La última vez que hubo una coalición de más de tres partidos (en concreto cinco) fue en 1973. También entonces se tardó mucho en formarla: 163 días. Sin embargo, el récord de 208 días vigente hasta ahora lo tenía un Gobierno de dos partidos: el que constituyeron CDA y VVD en 1977. El máximo de tiempo sin Gobierno lo sigue ostentando Bélgica, con 589 días en la crisis de 2010-2011.

"Ha costado tanto formar Gobierno porque VVD y CDA hicieron campaña basándose en una agenda de derecha dura en inmigración e integración pero luego han excluido a la derecha radical de Wilders de la coalición. Por ello, dependían de otros partidos que o bien no apoyan su agenda sociocultural de derecha dura (como los Verdes) o bien discrepaban entre sí sobre otras cuestiones (como el D66 y la Unión Cristina sobre la eutanasia)", explica a EL ESPAÑOL Cas Mudde, profesor de la escuela de Asuntos Internacionales de la Universidad de Georgia y especialista en populismos.

Holanda crece más sin Gobierno

Lo cierto es que la negociación entre VVD, CDA, D66 y la Unión Cristiana no ha sido nada fácil. "Son cuatro partidos con posiciones muy divergentes y con una mayoría muy justa de un escaño en el Parlamento", relata a este periódico Tjitske Akkerman, profesora de la Universidad de Ámsterdam. "Los cuatro coinciden bastante en los temas socioeconómicos, pero los dos partidos cristianos (CDA y UC) se oponen por ejemplo a los planes de D66 de ampliar la eutanasia a las personas que consideran que su vida ya se ha completado", apunta.

"La inmigración también ha sido un tema muy complicado, porque D66 y UC son bastante liberales en esta cuestión, mientras que VVD y CDA han hecho campaña para atraerse a los votantes radicales de Wilders asumiendo algunas de sus posiciones y su retórica", resalta Akkerman. El resultado es un Gobierno precario en el que Rutte "tendrá problemas para conservar la estabilidad, aunque sea un maestro en mantener a partidos diferentes unidos".

De hecho, es ya el tercer Gobierno de coalición de Rutte, que ocupa el cargo de primer ministro desde 2010. Antes de sus cuatro años con los socialistas, gobernó dos años con los democristianos de la CDA y el apoyo externo del PVV de Wilders. Pero ahora basta un disidente para que pierda una votación en el Parlamento, mientras que en el Senado hay varios díscolos que ya han demostrado en el pasado que están dispuestos a saltarse la disciplina de partido.

La tardanza en formar la nueva coalición no ha tenido sin embargo un impacto económico negativo. Muy al contrario, durante el periodo en que el Gobierno de Rutte ha estado en funciones, "la economía holandesa se ha acelerado obstinadamente, alcanzando un crecimiento intertrimestral del 1,5% (6,3% anualizado) durante el segundo trimestre del año, cifra que no se veía desde principios de 1999", explica a EL ESPAÑOL la economista jefe de ING Nederland, Marieke Blom.

La mayoría de los problemas económicos más acuciantes -como la edad de jubilación, las distorsiones en el mercado de la vivienda o la sostenibilidad de las cuentas públicas- han sido abordados con "reformas importantes" por los dos últimos Gobiernos holandeses. "Por ello, no había necesidad de urgencia y por lo tanto el largo proceso de formación no se ha traducido en un golpe a la confianza en la economía", señala Blom. 

Reforzar la identidad nacional

Las divergencias entre los cuatro partidos de la coalición se reflejan en el delicado equilibrio del programa de Gobierno acordado, que se hace público este martes, aunque la mayoría de medidas ya se ha filtrado a la prensa los últimos días. El capítulo que más llama la atención es el dedicado a reforzar la identidad nacional holandesa. Una cuestión que el ultra Wilders convirtió en uno de los temas centrales de campaña, alegando que está en riesgo por el auge de la inmigración y del islam.

El acuerdo de Gobierno prevé viajes escolares obligatorios al Rijsksmuseum de Ámsterdam y al Parlamento holandés en La Haya para todos los estudiantes al menos una vez durante la educación primaria. El currículum de primaria incluirá además lecciones sobre el himno nacional holandés, el Wilhelmus. No obstante, finalmente se ha rechazado la propuesta más polémica del líder de la CDA, Sybrand Buma, de obligar a los estudiantes a cantar el himno al inicio de cada jornada escolar. A todos los jóvenes se les regalará un libro sobre la historia de Holanda al cumplir los 18 años.

La nueva coalición pretende prohibir el proxenetismo e introducir un sistema de licencias para las prostitutas. También habrá más ayudas para las prostitutas que quieran dejarlo. Unas medidas que reclamaba sobre todo la Unión Cristiana y cuyo objetivo es reducir la explotación en la industria del sexo y combatir la prostitución forzada. La prohibición del proxenetismo se había eliminado en Países Bajos el año 2000, al mismo tiempo que se legalizaron los burdeles. 

Holanda introducirá un programa piloto para legalizar el cultivo de marihuana en algunas localidades, entre ellas Breda o Eindhoven. En la actualidad, la legislación holandesa permite el consumo de cannabis en cafés autorizados, los famosos coffee shops. Pero el cultivo está prohibido, lo que crea un vacío que aprovechan las redes de tráfico de drogas. Con esta medida, el nuevo Gobierno quiere acabar con esta laguna.

En cuestiones médicas y éticas, VVD, CDA, D66 y la Unión Cristiana han acordado que el nuevo gabinete no liberalizará más la eutanasia. No obstante, sí que se expande la investigación con células madre embrionarias.

La presentación del programa no es el final del proceso. Todavía quedan varios pasos que retrasarán la constitución del Gobierno hasta finales de mes. El próximo jueves, el Parlamento holandés designará oficialmente a Rutte como formador de la nueva coalición. A continuación, el primer ministro debe configurar su equipo con representantes de los cuatro partidos. El Gobierno en pleno no tomará posesión al menos hasta la semana del 23 de octubre.

Cautela sobre la UE

¿Qué impacto tendrá el nuevo Gobierno holandés en el debate sobre el futuro de la UE tras el brexit? Apenas se ha filtrado nada sobre el programa europeo de la coalición. Únicamente que apoyará firmar acuerdos con países de África para frenar la llegada de inmigrantes, similares al que Bruselas ha concluido con Turquía.

De los cuatro partidos, el único que se declara europeísta sin complejos es el D66. "Los otros tres partidos son pro Unión Europa pero de forma más cauta, más en línea con el enfoque pragmático de Merkel que con la posición visionaria de Macron", resalta Mudde.

Rutte reaccionó con escepticismo al plan del presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, para dar un gran salto adelante en la integración europea. Su credo es que no se necesitan grandes visiones sino pragmatismo. "Eso significa que el Gobierno holandés será muy reticente en público cuando se trate de ceder nuevos poderes a la UE", anticipa la profesora Akkerman.