Bruselas

Las concesiones ofrecidas por Theresa May a la Unión Europea en su discurso de Florencia no han servido para desbloquear las negociaciones del brexit. La cuarta ronda de negociaciones de divorcio entre Bruselas y Londres ha concluido este jueves con un ambiente más "constructivo" pero sin "progresos suficientes" que permitan pasar a la segunda fase, la discusión sobre las relaciones futuras. De hecho, la UE ha rechazado discutir el periodo transitorio de dos años que ha pedido May para dar tiempo a empresas y ciudadanos a adaptarse al brexit.

"Veo positivo que el discurso de Theresa May haya permitido desbloquear la situación y dar una nueva dinámica a estas negociaciones", ha celebrado el negociador de la UE, el conservador francés Michel Barnier. "Pero todavía estamos lejos de alcanzar el momento en que podamos constatar progresos suficientes sobre los principios de esta retirada ordenada, necesitaremos varias semanas o incluso meses".

De acuerdo con el calendario inicial del brexit, la UE se había fijado la cumbre del 19 y 20 de octubre como fecha para constatar "progresos suficientes" en los tres temas del divorcio: los derechos de los ciudadanos, la factura de salida que debe pagar Londres y la frontera con Irlanda. A partir de ese momento podría empezar el diálogo sobre las cuestiones que realmente interesan a Reino Unido: el acuerdo comercial futuro y la transición. Sin embargo, la falta de claridad y las contradicciones en la posición británica retrasará al menos hasta diciembre el paso a la siguiente fase.

Pese a la falta de resultados concretos, el negociador británico, David Davis, ha querido poner al mal tiempo buena cara y ha dicho que en la cuarta ronda se han dado "pasos decisivos hacia adelante". No obstante, no ha ocultado su deseo de "hablar sobre el futuro" y sobre el periodo de transición. "Estoy seguro de que (la prórroga) podría acordarse rápidamente, una vez que Michel tenga un mandato para explorarla con nosotros", ha afirmado.

El TJUE, escollo principal

En materia de derechos de los ciudadanos, las dos partes admiten ya sin ambages que el principal escollo para llegar a un acuerdo es designar al garante de se respeten. Para Bruselas, este papel debe ejercerlo el Tribunal de Justicia de la UE (TJUE). "No queremos que sea el TJUE el que dicte sentencia sobre casos en Reino Unido", ha replicado Davis. Londres acepta no obstante tener en cuenta la jurisprudencia de la justicia europea.

También sigue habiendo una brecha importante en materia de reunificación familiar, ya que Reino Unido pretende restringir este derecho para los europeos. Bruselas reclama además procedimientos administrativos simplificados para solicitar la residencia permanente y quiere empezar a discutir ya la exportación de las prestaciones sociales.

En cuanto a la factura de salida, Barnier ha celebrado que May ofrezca 20.000 millones de euros para cubrir el agujero que dejará Reino Unido en el presupuesto de la UE en 2019 y 2020. "Pero estamos lejos de la cuenta si hablamos sólo de esos dos años", ha avisado el negociador de la UE. Según los cálculos de Bruselas, la factura total asciende a 100.000 millones. May dijo en Florencia que asumirá todos sus compromisos financieros. Pero la delegación británica no ha sido capaz esta semana de aclarar cuáles son estos compromisos.

Por lo que se refiere a la frontera con Irlanda, las dos partes han repetido por enésima vez su compromiso de preservar el acuerdo de paz del Viernes Santo en el Ulster. Pero todavía nadie ha puesto sobre la mesa una solución viable para esta nueva 'frontera invisible'.

Davis se marcha de Bruselas "optimista" sobre la marcha de las negociaciones. Barnier, como de costumbre, se muestra mucho más cauto. "Hemos tenido una semana constructiva, sí, pero todavía no estamos ahí", ha zanjado.

Noticias relacionadas