Theresa May está más cerca de cumplir su promesa de reducir la inmigración a Reino Unido a niveles de la era Thatcher.

El saldo migratorio en Reino Unido -la diferencia entre los que se mudan al país y los que se van- ha caído a su valor más bajo en tres años, 246.000, según los últimos datos divulgados por la Oficina Nacional de Estadística británica (ONS), que abarcan hasta el pasado mes de marzo.

Desde el referéndum del brexit, el saldo migratorio ha menguado en 90.000 personas, en buena medida debido a los expatriados europeos que han decidido regresar a sus lugares de origen mientras Reino Unido avanza hacia la puerta de salida de la UE.

Más de la mitad del cambio en el saldo migratorio se debe a los ciudadanos europeos. Casi 20.000 menos se han trasladado entre marzo de 2016 y marzo de 2017 a Reino Unido y 33.000 más han abandonado el país (más de la mitad de estos son originarios de Estados miembros de la UE de la región de Europa del Este).

Para la ONS, este aumento en la emigración de expatriados comunitarios es especialmente relevante desde un punto de vista estadístico y sugiere que el brexit está afectando a los flujos migratorios en Reino Unido.

“El resultado del referéndum puede estar influyendo en las decisiones de la gente respecto a emigrar o inmigrar a Reino Unido, sobre todo en el caso de ciudadanos de la UE y de los UE8 [los ocho países que se sumaron a la Unión en 2004]”, ha señalado Nicola White, directora del departamento de Migraciones Internacionales de la ONS. “Aún es muy pronto para saber si esto es un signo de una tendencia a largo plazo”.

May concurrió a las elecciones legislativas de junio con el compromiso de reducir el saldo migratorio a Reino Unido por debajo de las 100.000 personas anuales, lo que el Gobierno entiende como “niveles sostenibles” de inmigración, recogiendo el testigo de David Cameron. Así, el Ejecutivo tory ha celebrado el descenso registrado por la ONS.

Pese a que recortar la inmigración es uno de los principales motivos del brexit, se ha cuestionado que este objetivo pueda tener efectos positivos sobre la economía británica.

Recientemente el Gobierno británico reveló un plan por el que los europeos que llegasen a Reino Unido antes de una fecha de corte podrían permanecer en el país hasta cumplir los requisitos para solicitar un estatus especial con el que vivir con prácticamente los mismos derechos que antes de la ruptura, según su versión.

A la UE, sin embargo, la oferta no le pareció suficientemente ambiciosa y quiere que los derechos de sus ciudadanos permanezcan intactos.

Mientras tanto, la alarma entre los más de tres millones de expatriados europeos que habitan Reino Unido crece ante la incertidumbre que rodea su situación.

Esta semana salió a la luz que el Ministerio del Interior británico había enviado “por error” en torno a un centenar de notificaciones de deportación a ciudadanos europeos, algo por lo que la Administración británica se ha disculpado públicamente.

Las negociaciones de divorcio se retoman el próximo lunes en medio de críticas al Gobierno británico por la falta de claridad en sus posturas.

La oposición británica ya se ha apresurado a golpear al equipo de May por las estadísticas migratorias publicadas este jueves.

“La política migratoria tory es un desastre. Ignorando los consejos, Theresa May sigue insistiendo en mantener un objetivo migratorio arbitrario de menos de 100.000, lo cual nunca se ha logrado”, ha señalado la responsable de Interior laborista, Diane Abbott.

Por su parte, la Confederación de la Industria Británica (CIB), la mayor asociación empresarial de Reino Unido, ha lamentado la partida de ciudadanos europeos a raíz del brexit.

“Estos datos reflejan una tendencia que muchas empresas han visto: un aumento en el número de ciudadanos de la UE que abandonan el país. La pérdida de este capital humano debería preocuparnos a todos y subraya la importancia de brindar certidumbre urgentemente a millones de trabajadores y sus familias”, ha subrayado Matthew Percival, responsable del área de Empleo.

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