El Parlamento Europeo ha exigido al Frente Nacional (FN) de Marine Le Pen que justifique el gasto de 500.000 euros provenientes de fondos comunitarios. Éste último desfalco se habría producido durante el ejercicio del año anterior, a lo que hay que sumarle otros 5 millones defraudados entre los años 2012 y 2015.

La Eurocámara ha dado de plazo hasta final de este mes para que el grupo Europa de las Naciones y de las Libertades (ENF), del que forma parte el Frente Nacional, acredite dichos gastos.

Según las normas que rigen la cámara europea, las cuentas anuales de todas las formaciones deben ser auditadas por consultoras externas, tal y como ha informado Europa Press. La encargada de supervisar las cuentas de ENF fue la consultora EY, quien encontró algunas irregularidades es los gastos del grupo parlamentario. 

Desde Europa han lanzado un órdago al partido de Le Pen y le han anunciado que en el caso de no presentar las pruebas exigidas, deberán reembolsar la cuantía de los gastos defraudados. A este suceso hay que sumarle las fracturas que está traspasando el Frente Nacional en Francia a raíz de la imputación de algunos de sus miembros, y las divergencias suscitadas en el partido a la hora de encarar el resultado de las pasadas elecciones.

Malas compañías

El partido de Le Pen arrastra varias investigaciones por presuntos casos de financiación ilegal, e incluso la propia dirigente ha sido imputada a título personal por estos motivos. Su imputación se debe al empleo que la líder del partido ultraderechista otorgó a su jefa de gabinete, Catherine Griset, utilizando fondos que la Eurocámara reserva para la contratación de asistentes parlamentarios.

La Fiscalía gala ha determinado que Griset nunca llegó a ejercer sus funciones, por lo que es considerado como un acto de evidente de nepotismo. Lo mismo ha sucedido con Thierry Légier, quien también fue contratado con fondos públicos para que ejerciera de guardaespaldas de Le Pen.

En febrero de este mismo año la líder del FN accedió a presentarse ante las autoridades a pesar de estar protegida por la inmunidad parlamentaria, después de haberse negado en un primer momento durante las pasadas elecciones francesas por considerarlo inadecuado.

El Frente Nacional, además, debe hacer frente a la escisión abierta en el partido a raíz de los resultados de los comicios presidenciales. Las elecciones trasladaron cierta inestabilidad al partido, propiciada por la dimisión de Marion Maréchal-Le Pen, su sobrina, o por el papel desestabilizador de Florien Philippot, quien difiere de los planteamientos abanderados por Marine Le Pen.

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