La primera ministra británica, Theresa May, ha ordenado que se abra una investigación para desvelar las causas del incendio en la londinense Torre Grenfell, que ha dejado al menos 17 víctimas mortales si bien se espera que el número ascienda.

El fuego se inició en la madrugada del martes al miércoles en la parte baja del inmueble y se extendió rápidamente por toda la estructura. A los vecinos se les había aconsejado que permanecieran en sus viviendas salvo que el fuego las alcanzara, pero la veloz propagación atrapó a los residentes.

El edificio, construido en la década de 1970 y propiedad del municipio de Kensington y Chelsea, fue sometido a una renovación de 10 millones de libras que concluyó el año pasado. Las reformas incluyeron la instalación de un revestimiento aislante exterior que los expertos sospechan pudo estar detrás de la velocidad con que se extendieron las llamas.

Los vecinos llevaban años alertando de los riesgos de incendio en el inmueble y, con las mejoras concluidas, aseguraron: "Creemos firmemente que sólo un evento catastrófico puede exponer la ineptitud e incompetencia de nuestro casero, la KCTMO [Organización de Gestión Arrendataria de Kensington y Chelsea], y poner fin a las peligrosas condiciones habitacionales y la falta de respeto a la legislación de salubridad y seguridad que impone a sus inquilinos".

La KCTMO, que administra la propiedad en nombre del municipio, ha admitido que los vecinos se quejaron repetidamente de las condiciones de seguridad de la Torre Grenfell y ha prometido cooperar con las autoridades.

"Tenemos constancia de las preocupaciones que los vecinos han ido expresando. Siempre nos tomamos todas las preocupaciones en serio y estas formarán parte de nuestras pesquisas", ha afirmado en un comunicado.

La empresa constructora Rydon, involucrada en la renovación, asegura que el proyecto cumplía con todos los requisitos.

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