Mal comienzo de la noche electoral para Theresa May. Según las encuestas a pie de urna, el Partido Conservador obtendría peores resultados que en 2015 y el Parlamento se quedaría sin mayoría, una hipótesis que ha sumido a la libra en caída. Aquí la predicción de sondeos: conservadores, 314; laborismo, 266; nacionalistas escoceses, 34; liberal demócratas, 14; nacionalistas galeses, 3; verdes, 1; UKIP, 0; otros, 18 (esto sería Irlanda del Norte).

Los conservadores perderían la mayoría, según los sondeos a pie de urna. PMC

De cumplirse el pronóstico, la apuesta electoral de la primera ministra habrá resultado un fiasco, ya que adelantó las elecciones tres años confiando en ampliar su poder en Wesminster para acabar perdiendo escaños.

Sin embargo, con el transcurso de las horas los números fueron dando algo de aire a la actual primera ministra. Las estimaciones de los medios seguían dejando a May sin mayoría absoluta pero con un margen más estrecho que en los sondeos. Según la BBC, los conservadores alcanzarían los 322 escaños, siete más que en los sondeos pero aún a cuatro de la mitad más uno de los 650 de la cámara.

El Partido Laborista de Jeremy Corbyn, que resurgió en los sondeos a lo largo de las últimas semanas, aumentaría 37 escaños  (34 comparado con el resultado de 2015) tras lograr centrar la campaña electoral en las cuestiones sociales y no en el brexit, como esperaban los tories.

Los liberal demócratas de Tim Farron, que defienden organizar un referéndum sobre el acuerdo final del brexit con la opción de permanecer en la UE, incrementarían su presencia parlamentaria en seis escaños (siete respecto a 2015).

El eurófobo UKIP, que perdió su razón de existir tras la victoria del brexit en el referéndum del pasado junio, perdería su único parlamentario en Londres.

Otro de los grandes perjudicados de la noche sería el Partido Nacional Escocés de Nicola Sturgeon con un batacazo de 22 escaños. Esto supondría un duro golpe a las ambiciones secesionistas del Gobierno escocés, que impulsa un nuevo referéndum de independencia.

Al inicio de la campaña electoral, las encuestas de opinión otorgaban una ventaja de más de 20 puntos a May sobre los laboristas y decenas de nuevos escaños en el Parlamento británico. La distancia se ha ido estrechando en los sondeos a lo largo de las semanas mientras el foco de las elecciones pasaba del brexit a cuestiones más propias de unas elecciones generales.

May se negó a participar en debates electorales y a dar más detalles sobre sus planes para sacar a Reino Unido de la UE. Al mismo tiempo, propuso una reforma radical del sistema de asistencia social para que los dependientes se costeasen el servicio que le costó grandes dolores de cabeza a la primera ministra.

Ante el aluvión de críticas al bautizado como “impuesto de la demencia”, la candidata del “liderazgo fuerte y estable” dio un giro de 180 grados prometiendo que establecería un tope a la cantidad a pagar, pero sin definir la cantidad.

Por otro lado, tras el atentado de Londres, el laborismo reprochó a May, que ejercía de ministra del Interior hasta llegar al último escalafón del poder, que se recortaran 20.000 puestos de policía durante su etapa al frente del departamento.

May ha evitado decir si dimitirá si los conservadores pierden escaños. Con todo, estos son apenas los sondeos a pie de urna que han demostrado poder equivocarse en el pasado.

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