Bruselas

Pese a que la recuperación de la eurozona se consolida y los precios empiezan a subir, todavía no ha llegado el momento de empezar a retirar los estímulos monetarios o subir los tipos de interés. Este es el mensaje que ha trasmitido este lunes el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, durante una comparecencia en la Eurocámara. El banquero italiano desoye así las crecientes presiones de países como Alemania u Holanda, que le reclaman que ponga fin de forma anticipada a su programa de compra de deuda. 

Draghi ha dibujado un panorama optimista sobre la evolución de la economía europea. La recuperación es cada vez más sólida y se amplia a nuevos países y sectores. El producto interior bruto de la eurozona lleva ya 16 trimestres consecutivos de crecimiento tras la Gran Recesión y avanzó a un ritmo del 1,7% interanual entre enero y marzo. El paro ha caído a su nivel más bajo desde 2009. La confianza de empresas y consumidores marca máximos de seis años, lo que indica que la expansión seguirá reforzándose en los próximos meses. Y los riesgos han disminuido.

Pero para el presidente del BCE, este fortalecimiento económico no es todavía suficiente. El reciente repunte de los precios se explica por la subida del petróleo y tiene carácter temporal. Pero la inflación subyacente, excluyendo energía y alimentos, sigue siendo débil. Una de las razones es que el crecimiento de los salarios todavía es muy bajo, aunque empieza a verse un cambio de tendencia en algunos países. El resultado es que el objetivo del BCE de un nivel de precios cerca del 2% de forma sostenible todavía está lejos de cumplirse.

"Seguimos firmemente convencidos de que todavía es necesaria una extraordinaria cantidad de apoyo de la política monetaria", ha dicho Draghi a la comisión de Asuntos Económicos de la Eurocámara. El BCE publicará nuevas previsiones en su reunión de la semana que viene, pero todo apunta a que no tocará los tipos ni su programa de compra de deuda por valor de 60.000 millones de euros al mes.

Más reformas

Desde Alemania y Holanda son cada vez más las voces que reclaman al BCE que ponga fin a su estímulo monetario. Sostienen que los tipos bajos perjudican a ahorradores, fondos de pensión y compañías de seguros y que el plan de compra de deuda es un rescate encubierto de los países del sur. Draghi tuvo que escuchar todas estas críticas durante una reciente comparecencia ante el parlamento holandés. Y el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, ha culpado al BCE de que la cotización del euro sea demasiado baja para Alemania.

El banquero italiano ha vuelto a rechazar estas críticas durante su comparecencia en la Eurocámara. La bajada de tipos y el programa de compra de deuda han sido medidas imprescindibles para reactivar la recuperación. "Nuestro mandato nos obliga a lograr la estabilidad de precios y eso es lo que hemos hecho", alega Draghi. También ha negado que su objetivo sea financiar por la puerta de atrás a los países en crisis.

No obstante, el presidente del BCE ha vuelto a insistir en que los Gobiernos de la eurozona deben realizar más reformas para aumentar la productividad, la innovación y el potencial de crecimiento. Draghi reclama además completar la unión bancaria y corregir los defectos estructurales de la unión monetaria para prevenir nuevas crisis.

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