A 19 días de la primera vuelta, los once candidatos que compiten en las presidenciales francesas han medido sus fuerzas en un debate televisado que ha durado casi cuatro horas. Dos semanas después del primer debate, organizado por TF1 y en el que solo participaron los que consideran los cinco principales candidatos, las cadenas BFMTV y CNews se han encargado de esta segunda cita en la que han respondido a preguntas sobre tres temas principales: cómo fomentar el empleo, cómo defender el país y el modelo social que promoverán.

Durante el último mes, las encuestas han situado al exministro de Economía, Emmanuel Macron, y a la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen, como los dos favoritos de los once competidores por la presidencia francesa. Consciente de que los sondeos les ubican ya en segunda vuelta, Macron y Le Pen han aprovechado cada ocasión para cargar contra sus respectivas posturas. 

El exministro, que lidera el movimiento ¡En Marcha!, se ha presentado como una propuesta de "alternancia profunda", para dejar atrás un país "bloqueado por un sistema político que no quiere reformas". "Quiero recuperar el optimismo" y "cambiar las cosas", afirmó durante el minuto que tuvo para presentarse.

Le Pen, por su parte, recurrió a su arma de campaña favorita: el terrorismo. Alertó de que Francia se enfrenta "a una inseguridad galopante", al "terrorismo islamista" y a una "globalización salvaje". Su voluntad, aseguró, es "dar la palabra al pueblo, que el dinero de los franceses vuelva a los franceses".

Los once candidatos a las presidenciales francesas minutos antes de empezar. Reuters

Con un discurso similar, el candidato de Los Republicanos, Fillon, se aferró al inquietante panorama de terrorismo internacional asegurando que "estamos en guerra" y subrayó el problema del paro en el país y su elevada deuda pública. Si es presidente, afirma, se centrará en hacer que Francia sea la primera potencia económica europea en diez años.

La última encuesta de Ifop da a Macron un 26% de los votos en la primera vuelta y un 25,5% a Le Pen. Les siguen François Fillon (17%), el líder de la izquierda radical Jean-Luc Mélenchon (15%) y el socialista Benoît Hamon (10%). 

Los expertos, sin embargo, alertan de estas elecciones son las más abiertas de la historia reciente de Francia y que es posible ver un desenlace distinto del que marcan las encuestas. Y es que, mientras que los seguidores de Le Pen están comprometidos con el movimiento, los de Macron se mueven más por el sentimiento de insatisfacción con los otros candidatos y menos por la confianza en su candidatura. Al menos un tercio de los encuestados han manifestado la posibilidad de cambiar la orientación de su voto.

Terrorismo y defensa nacional

Como se podía esperar en la actual coyuntura, el tema de la protección del país fue un punto de discusión. Empezó planteando su postura el líder anticapitalista Philippe Poutou, que defiende que la Policía no debería ir armada y que para acabar con el terrorismo es clave poner fin a las “aventuras en el extranjero” y dejar de vender armas a países como Catar y Arabia Saudita. En tanto, François Asselineau (Unión Popular Republicana), que comparte parte de su postura con Poutou, promete elevar el gasto en defensa al 3% del PIB, sacar a Francia de la OTAN y del “control de Washington”.

Macron, sin embargo, ha prometido mantener la intervención de Francia en Irak y en Mali, territorio donde combate al autodenominado Estado Islámico. “La intervención militar es indispensable”, dijo, aunque reconoció que elevan el riesgo de ataques terroristas. Para Hamon, en cambio, “no hay una solución milagrosa” contra el terrorismo, aunque prevé elevar el gasto en defensa al 2% del PIB para el final de su mandato.

Mélenchon propuso una reunión con todas las partes implicadas en el conflicto sirio y penalizar a aquellos que apoyan al grupo terrorista Estado Islámico.

Cuando ya pasaba la segunda hora del debate, la temperatura volvía a subir cuando la líder del Frente Nacional provocó la indignación de Hamon y Mélenchon afirmando que “Francia es una universidad de yihadistas”.

Hamon respondió con dureza, afirmando que sus palabras “alimentaban” al Estado Islámico. “Daesh le conviene, señora Le Pen”, aseveró el socialista.

La ultraderechista volvió a insistir en que, en caso de ser presidenta, cerrará las fronteras, contratará a más efectivos policiales, cerrará las mezquitas radicales y trabajará coordinada con países africanos. Con cada una de sus afirmaciones, Le Pen culpaba a Macron y a Fillon de mientras formaron parte del Gobierno, como la intervención en Libia.

“Necesitamos aumentar el presupuesto militar. Ya que Fillon eliminó 54.000 soldados, lo menos que podemos decir es que usted no es un visionario, todo el mundo fue capaz de distinguir a tiempo que el terrorismo es una amenaza importante”, atacó Le Pen, a la que los usuarios que siguieron el debate a través de las redes sociales han denominado “una valkiria irresponsable”. Fillon se negó a responder: “No, no contesto a la señora Le Pen”.

El número de soltados entre 2007 y 2014 descendió en 35.000, no en 54.000 como ha señalado Le Pen, según ha comprobado Le Monde. El recorte en efectivos militares se detuvo en 2015 como resultado de los ataques yihadistas cometidos en suelo francés y el Gobierno del presidente François Hollande propuso reclutar a 2.300 nuevos soldados en 2016.

En su turno, con el tono pausado con el que acostumbra a hablar, Fillon mostró su postura firme en seguridad y lucha antiterrorista y afirmó que la guerra es contra “el islamismo totalitario”. En su opinión, es necesario formar una “alianza global” antiterrorista “tan gran de como sea posible”, incluyendo a Rusia. Además, afirmó que Francia debería expulsar a los extranjeros considerados “amenaza” para la seguridad nacional.

El candidato de Los Republicanos propone juzgar a los que apoyan a los yihadistas en Siria como por “ayudar al enemigo”, una propuesta que ya ha hecho en alguna ocasión Le Pen. Se trata de una norma del Código Penal francés que no se aplica a los yihadistas y que pena los actos de espionaje. El código galo recoge, sin embargo, otro delito, el de preparación de actos de terrorismo que lleva parejas penas de hasta 20 años de prisión y 225.000 euros de multa, explica Le Monde.

“Contra el terrorismo debemos ser más exigentes”, ha dicho Mélenchon. “Los ataques terroristas están relacionados con actos de guerra, relacionados con batallas para acceder a materias primas. Todo lo demás, son historias, incluyendo la religión”. El candidato defendió que en las guerras de Siria o Irak lo que realmente preocupa es “la tubería de petróleo y gas”. “Estoy de acuerdo con la directiva de Naciones Unidas: les corresponde a los sirios decidir su futuro”.

Moralización de la política

Con dos de los cinco principales candidatos con pleitos pendientes por presunta corrupción, las preguntas sobre la moralización de la política volvieron a caldear el ambiente. Mientras los candidatos se recrean hablando de las medidas que tomarían para combatir la corrupción política, Le Pen y Fillon esquivan las preguntas, en línea con la estrategia que han mantenido ante los medios de ser el objetivo de una persecución política.



La “candidata del pueblo”, como reza su lema de campaña, lleva semanas bramando contra los jueces que investigan una docena de causas que la involucran en esquemas de desvío de fondos públicos y financiación ilegal de sus campañas. En febrero, hizo uso de su inmunidad como parlamentaria europea para negarse a declarar sobre su vínculo en unos presuntos pagos ilegales que hizo a miembros de su equipo con fondos europeos.

La última investigación abierta la ha avanzado este martes el semanario Le Canard Enchaîne y apunta a que Le Pen habría financiado su campaña presidencial de 2012 con dinero de un organismo público. Cuando la moderadora del debate insiste en conocer su postura, la candidata responde si está en un interrogatorio y logra darle la vuelta a la respuesta para reconducir el discurso hacia la “persecución” política de la que es víctima. "¿Es un interrogatorio (policial)? Pensaba que era un debate pero parece que los fiscales están aquí", ha afirmado desafiante.

Fillon, en tanto, está acusado formalmente de malversación de fondos públicos después de que la prensa francesa destapara que durante su tiempo como parlamentario contrató, de forma ficticia, a su esposa Penelope y a dos de sus hijos.

“Desde enero hemos tenido una gran campaña… cuanto más escavamos, más corrupción encontramos, más engaños”, ha afirmado Poutou, al que los sondeos le dan alrededor de un 1% de los sufragios, en referencia a los escándalos que la prensa ha ido desvelando en los últimos meses y que afectan al ex primer ministro.

Poutou acusó a Fillon y a Le Pen de "meter la mano en la caja" de los fondos públicos, a lo que la líder nacionalista replicó que "no hay la menor sobra de enriquecimiento personal" y alegó nuevamente "persecución política".

No he cometido ningún error y me niego a responder cualquier cuestión sobre esto”, contestó Fillon a una de las moderadoras cuando le preguntó sobre si cometería los mismos errores siendo presidente que ya había admitido cometer. "No seré intimidado". "Te llevaré a tribunales por esto", ha dicho el candidato bajando la voz.

Hamon, que se ha mofado de Le Pen y su postura de víctima, ha afirmado que Francia no puede tener "un presidente que gobierne con impunidad total”. El presidente de Francia tiene total inmunidad durante los cinco años de mandato.

A Macron, en tanto, el soberanista Nicolas Dupont Aignan, le reprochó un posible conflicto de intereses por haber gestionado como ministro de Economía casos de empresas con las que había mantenido relaciones cuando era banquero. Para defenderse, el liberal afirmó que durante su periodo en el Gobierno del presidente Hollande (2014-2016), desempeñó su labor con "total independencia" y aprovechó para lanzar un dardo a sus principales rivales: cuando se aspira a ser jefe del Estado "hay que empezar por respetar la justicia".

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