Roma

Virginia Raggi arrasó en las elecciones por la Alcaldía de Roma con la promesa de acabar con problemas estructurales de la ciudad, como la recogida de las basuras, y la maraña de una corrupción enquistada que se había convertido precisamente en causa de esos males. Han pasado menos de tres meses de aquello y si nadie pensó que lo conseguiría en este tiempo, tampoco se podía esperar que esos mismos aprietos amenazasen tan pronto su flamante figura política.

Sin embargo, su asesora de Medioambiente en el Ayuntamiento, Paola Muraro, está siendo investigada por dos posibles delitos de abuso de poder y violación de las normas ambientales. Antes de ocupar cargo público, Muraro trabajó durante doce años como asesora de la empresa municipal de recogida de basuras, desde donde supuestamente favoreció a empresas privadas para que se hicieran cargo de la gestión de los residuos.

Su nombre aparece ligado al de dos empresarios imputados en el proceso Mafia Capitale, que indaga una amplia red criminal en la que se incluyen varios ediles de anteriores consistorios romanos. Aunque lo más grave para Raggi no es que su asesora se pueda ver afectada en un grave caso de corrupción, sino que la alcaldesa estaba al corriente desde el pasado julio, como se extrajo de sus declaraciones en la comisión Ecomafia.

La edil romana calló en público y confesó habérselo comunicado en privado a algunos dirigentes y diputados de su formación, el Movimiento 5 Estrellas (M5E). La cúpula negó estar al corriente, pero un correo electrónico destapado por el periódico romano Il Messagero y varios mensajes publicados por el diario La Repubblica revelan que Luigi Di Maio, uno de los principales candidatos del partido a presentarse en las elecciones generales, conocía también la investigación abierta sobre Muraro.

Tal es el escándalo de un partido que tras conseguir la alcaldía de Roma se relamía ante su oportunidad de conseguir dar un golpe definitivo a nivel nacional, que sus principales dirigentes llevan dos días encerrados entre habitaciones de hotel y oficinas del Ayuntamiento de Roma para dirimir cómo salir del atolladero.

MÚLTIPLES CRISIS

Porque la crisis provocada por la investigación de la asesora de Medioambiente no es la única. Tan sólo unos días antes de esto, dimitieron en bloque otros cinco estrechos colaboradores de Raggi en el consistorio romano, entre ellos el recién nombrado responsable de los presupuestos y la jefa del gabinete. Por si hay alguna duda sobre el oscurantismo de la relación de la administración pública con la gestión de las basuras, el delegado de la empresa municipal de residuos también está entre quienes presentaron su cese.

Las razones de la deserción masiva quedan lejos de estar claras. Lo que se conoce es que Raggi le adjudicó un sueldo de 193.000 euros a su jefa de gabinete, la Autoridad Nacional Anticorrupción declaró que esa cantidad no estaba justificada y la implicada renunció junto a los otros cuatro consejeros. Lo que queda bajo el mantel es una guerra entre dirigentes del 5 Estrellas, que pugnaron por colocar a sus afines en puestos clave, y de la que todos salen perdiendo tras la estampida en el consistorio.

El partido que se presenta como antítesis de las malas prácticas de la vieja política y que ha convertido su razón de ser en la lucha contra la corrupción, apela ahora a la presunción de inocencia. La principal implicada, Virginia Raggi, sólo compareció en un videomensaje a través de Facebook, en el que pidió “tiempo” para estudiar las alegaciones de la asesora de Medioambiente, quien “de momento seguirá trabajando por la ciudad”.

Mientras, los altos dirigentes de la formación tampoco dieron la cara ante la prensa, sino que a última hora de este miércoles se dirigieron en un mitin a sus incondicionales, ante los que insistieron en la teoría del complot contra su partido. El joven diputado Di Maio, que ahora ve peligrar su carrera como posible relevo de Beppe Grillo, fundador del movimiento, dijo que todo se trata de un caso “creado por los medios de comunicación”.

Y la última palabra la tendrá Grillo, quien se ha puesto a la cabeza del comité de crisis. Pero por las declaraciones de unos y otros, Raggi salvará su cabeza y parece que todo se saldará con la confirmación del cese de los consejeros dimisionarios.

El tumulto llega cuando las encuestas ubicaban al Movimiento 5 Estrellas al mismo nivel que al Partido Democrático (PD) del primer ministro, Matteo Renzi, que de momento prefiere mantenerse a un lado y dejar que sean sus propios enemigos quienes se inmolen sin que nadie les ponga delante una cerilla.

“Yo no soy de los que compran palomitas para asistir a los males de nadie, me siento triste por lo que ocurre en Roma y sólo le deseo lo mejor a Raggi”, dijo el premier en televisión la noche del martes. Aunque antes de eso había advertido de la “doble moral del 5 Estrellas”, porque “cuando investigan a alguien del PD debe ir a prisión, pero cuando es de los suyos es culpa de los poderes fuertes”, sostuvo.

Los jerarcas del Movimiento 5 Estrellas manifestaron “estar listos” para arrebatarle a Renzi la presidencia del Consejo de Ministros cuando lograron su indiscutible victoria en el Ayuntamiento de Roma. Aunque se venía rumoreando que en el PD pocos se lamentaban –más bien todo lo contrario- porque sus oponentes se hicieran cargo de una ciudad ingobernable como Roma. Las opciones del 5 Estrellas pasan por su capacidad de gestión, afirmaron entonces los analistas. Y de momento, lo que han encontrado son los males contra los que ellos claman.

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