El clérigo acusado por Recep Tayyip Erdogan de preparar el golpe de Estado, Fethullah Gülen, ha afirmado en un artículo publicado en el New York Times que su organización está en contra de cualquier revolución militar. Desde su residencia en Pensilvania (EEUU) ha recalcado que Hizmet (que puede traducirse por 'servicio'), el movimiento musulmán que fundó hace más de 40 años, aboga por "una forma de gobierno cuya legitimidad derive de la voluntad del pueblo".

Además, el que fuera estrecho aliado de Erdogan hasta hace escasamente tres años, ha reclamado al Gobierno turco que respete "los derechos de todos sus ciudadanos, independientemente de su visión religiosa, afiliaciones políticas o orígenes étnicos". Desde el fallido levantamiento militar en Turquía el pasado 15 de julio, Erdogan está llevando a cabo una operación de "limpieza", como él mismo la ha denominado, en todos los sectores de la sociedad: ejército, judicatura, educación, medios de comunicación...

Gülen asegura que su movimiento -ahora directamente atacado por Erdogan- aboga por la democracia y ha tomado una postura clara contra la violencia extremista, según las palabras de su fundador que ha puesto como ejemplo su reacción al atentado del 11-S, las ejecuciones del grupo terrorista Estado Islámico y los secuestros de Boko Haram. 

Sin embargo, Erdogan acusó al clérigo de estar detrás de la sublevación a lo que Gülen ha respondido que "si algún simpatizante de Hizmet se ha involucrado en un intento de golpe de Estado, ha traicionado mis ideas". Según afirma el clérigo, su filosofía pretende servir a todos los seres humanos independientemente de su credo. 

"El Gobierno debe ser elegido a través de unas elecciones libres y justas, no por la fuerza", afirma. En el mismo artículo, Gülen recuerda que en esos momentos estaba rezando "por Turquía, sus ciudadanos y para que la situación se resolviera de forma rápida y pacífica". 

No obstante, el presidente turco ha pedido a Estados Unidos su extradición. Gülen confiesa que se esperaba el movimiento porque "revela el giro sistemático y peligroso" del país hacia el autoritarismo. 

Aunque el clérigo asegura que su movimiento está en contra de las intervenciones armadas en políticas domésticas, advierte de que "no permanecerá en silencio durante el cambio de una democracia al despotismo". También ha afirmado que la limpieza de Erdogan no es nueva y que durante los últimos años el presidente turco "ha declarado a sus detractores enemigos del Estado". 

Desde el 15 de julio, cerca de 70.000 personas han sido detenidas o suspendidas. Gülen asegura que se trata de una estrategia del presidente turco para eliminar cualquier impedimento a su poder. 

El clérigo ha concluido su artículo pidiendo a Estados Unidos que no ceda ante un país que ha suspendido la Convención Europea de Derechos Humanos y que, según Amnistía Internacional, tortura a sus presos. 

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