El 26 de enero, dos meses después de los atentados de París que dejaron 130 muertos, (el peor ataque en suelo francés desde el final de la Segunda Guerra Mundial) una comisión parlamentaria compuesta de 30 miembros se fijó por objetivo desentrañar todos los elementos que jugaron un papel esencial en los problemas de seguridad frente a los terroristas vivida en Francia, desde el ataque a la sede del semanario satírico Charlie Hebdo en enero de 2015 hasta el perpetrado en varios puntos de París la noche del 13 de noviembre.

Durante cinco meses, han reflexionado sobre el papel desempeñado por las fuerzas del orden, las de socorro, o el tratamiento ofrecido a las víctimas de los atentados cometidos en Francia a lo largo de 2015. Los servicios de Inteligencia y la coordinación entre las diferentes fuerzas de élite también han sido investigados a lo largo de las 59 audiciones puestas en marcha por la comisión.

Los 30 miembros han escuchado a cerca de 200 personas durante 125 horas a lo largo de las cuales las víctimas de estos ataques y sus familiares han jugado un papel primordial: la transmisión de sus expectativas como ciudadanos cercanos a lo acontecido.

Además, cuatro miembros del Gobierno (Jean-Jacques Urvoas, ministro de Justicia), Bernard Cazeneuve (ministro de Interior), Jean-Yves Le Drian (ministro de Defensa) y Juliette Méadel, (secretaria de Estado encargada de la Ayuda a las Víctimas) han colaborado en la elaboración de esta investigación, así como el fiscal de París François Molins o el comisario de policía Michel Cadot.

LA BUROCRACIA POST-ATENTADO DEJA A LAS VÍCTIMAS MESES ABANDONADAS 

El informe de 300 páginas (1.300 contando los anexos) estará disponible en los próximos días en la página web de la Asamblea Nacional francesa, pero las primeras conclusiones de esta comisión de investigación parlamentaria no se han hecho esperar y dejan entrever las disfunciones en el seno de las intervenciones, subrayadas por los supervivientes de los ataques perpetrados en el mes de noviembre en la capital.

La batalla administrativa de estas víctimas semanas (que se ha extendido durante meses) después del drama figura como uno de los fallos fatales a tener en cuenta por los organismos responsables. Este lunes, una de las víctimas de los ataques registrados en varias terrazas de París, iniciaba una huelga de hambre al ser testigo del modo en que la Administración rechazaba reiteradamente su derecho a obtener una tarjeta de invalidez.

Contactado por EL ESPAÑOL, Djamel C, 36 años ha confirmado haber logrado al fin ser escuchado por Juliette Méadel, encargada de la Ayuda a las Víctimas, tras casi ocho meses de lucha burocrática. El pasado 13 de noviembre, como consecuencia de las balas de kalashnikov, Djamel perdió la pierna derecha y la sensibilidad de su brazo izquierdo. “Ahora que al fin he conseguido que me hagan caso, prefiero alejarme de los medios y seguir mi camino”, ha afirmado para este periódico.

LÍMITES A LA INFORMACIÓN DURANTE UN ATENTADO

La propuesta nº3 del informe invita a una reflexión sobre el compromiso de los medios de comunicación de cara un tratamiento mediático de posibles ataques a la altura de su gravedad. “Para definir el papel y las obligaciones de los periodistas y de las redes sociales en una crisis de esta naturaleza”, reza el encabezado.

Desde el ataque en la redacción de Charlie Hebdo, los medios de comunicación franceses han ido esquivando de puntillas las diferentes sanciones impuestas por el Consejo Superior de lo Audiovisual, organismo encargado de vigilar las prácticas periodísticas en los medios audiovisuales. Una situación difícil de controlar, en tanto en cuanto a esta batalla se le ha unido la incalculable masa informativa difundida en redes sociales durante ataques de esta envergadura.

Por este motivo, la comisión de investigación solicita “la elaboración de un protocolo firmado por todos los actores concernidos” por la cuestión, evocando la posible creación de una “infracción caracterizada por la difusión de una información susceptible de causar perjuicio a cualquier persona presente en el lugar del atentado”.

Durante el ataque de Amedy Coulibaly al supermercado Hyper Cacher en enero de 2015, la cadena BFMTV informó en directo de la presencia de varias personas (entre ellas un bebé) escondidas en la recámara del supermercado judío, una información que el agresor no tenía.

MEDICINA DE GUERRA

El informe recuerda la importancia de la organización a la hora de evacuar a las víctimas de las zonas en las que se está produciendo un ataque, y propone la creación de “columnas de extracción de víctimas en zona de exclusión” bajo la protección de las fuerzas de intervención; esto es, la puesta en marcha de secciones híbridas de agentes de protección y fuerzas de élite que permitan la extracción de posibles víctimas incluso con el perímetro de seguridad activo.

Esta comisión no pasa por alto la necesidad de especialización de los equipos de socorro en medicina de guerra y técnicas de minimización de daños.

A este propósito, el presidente de la comisión, Georges Fenech, argumentaba durante la presentación del informe en la Asamblea Nacional: “Sabemos que en caso de ataque con armas pesadas, la mayoría de las muertes se producen en la hora siguiente al ataque”.

FRENO A LA RIVALIDAD ENTRE LOS CUERPOS DE ÉLITE

La búsqueda de eficacia en las operaciones policiales es uno de los puntos más relevantes de esta investigación parlamentaria, razón por la cual se estima que la fusión de las tres fuerzas de élite francesas evitaría demoras en los plazos de intervención.

La comisión nombra como ejemplo lo acontecido en el piso en el que se atrincheró Abdelhamid Abaaoud, uno de los organizadores de los atentados del 13 de noviembre. El asalto tuvo lugar en Saint Denis, en el extrarradio de la capital francesa, y la investigación no ha pasado por alto la duración de la misma y el modo en que se llevó a cabo.

Las detonaciones al interior del apartamento se escucharon entre las 4:20 y las 5:00 de la madrugada del 18 de noviembre. El estruendo correspondía a la explosión del cinturón de explosivos de Chakib Akrouh, cómplice de Abaaoud, que causó la muerte de ambos terroristas y de la prima del jefe del ataque de las terrazas en París.

No obstante, los 36 policías del cuerpo especial de policía RAID (Búsqueda, Asistencia, Intervención y Disuasión) gastaron una munición de 1.200 cartuchos y lanzaron 50 granadas entre la hora de la detonación y las 7:30 de la mañana. Ninguno de los terroristas fue alcanzado por las balas de las fuerzas de élite, puesto que habían muerto horas antes por el kamikaze.

La investigación subraya que la colaboración entre las fuerzas de élite, el GIGN (Grupo de Intervención de la Gendarmería Nacional), el RAID y el BRI (Brigada de búsqueda e Intervención) ha dado sus frutos a lo largo del año 2015. Se evoca como ejemplo la cooperación entre el GIGN y el RAID en la operación que terminó con la muerte de los hermanos Kouachi (terroristas que atacaron la sede de Charlie Hebdo en el mes de enero), o la unión entre el RAID y el BRI durante el asalto a la sala de conciertos Bataclan el pasado 13 de noviembre.

No obstante, el informe también recuerda que estas unidades de élite mantienen “desde hace mucho tiempo una rivalidad” infundada, y pone sobre la mesa la eventual fusión de los tres comandos ya mencionada.

La comisión de investigación muestra además su acuerdo con el nuevo esquema de intervención anunciado en abril por el ministro de Interior francés, Bernard Cazeneuve, cuya finalidad no es otra que llegar en el menor tiempo posible al lugar en el que se esté llevando a cabo un atentado en masa. “Esperemos que esto no favorezca a una especie de competencia malsana entre las fuerzas de élite”, lanzaba el socialista Sebastien Piétrasanta, portavoz de la comisión.

Por su parte, el presidente de la investigación Georges Fenech ha propuesto abiertamente la unión de los tres grupos de intervención. “¿Por qué tenemos en nuestro país tres fuerzas de intervención que se supone que deben hacer lo mismo? ¿Cuándo vamos a dejar de escondernos detrás de las susceptibilidades de unos y otros para tener al fin una única fuerza de intervención?”

SÓLO DOS PERSONAS PARA COORDINAR A LOS CUERPOS

Lo cierto es que el ministro de Interior se ha mostrado en diversas ocasiones desfavorable a esta fusión definitiva, así como los jefes de las tres fuerzas de élite, por lo que la comisión de investigación parlamentaria ha optado por proponer la creación de un comando unificado con la finalidad de pilotar las operaciones. De hecho, a este propósito, el apartado ligado a las fuerzas operacionales también evoca la falta de personal en la Unidad de Coordinación de las Fuerzas de Intervención (Ucofi), estructura que cuenta hoy con un total de dos personas.

El responsable de esta comisión de investigación, Georges Fenech, insiste: la creación de una figura francesa de sinergia internacional en materia antiterrorista debe ser inmediata. “Hemos podido constatar durante nuestros desplazamientos al extranjero que ningún responsable de los servicios israelíes, griegos, turcos o americanos era capaz de nombrar a su homólogo cargado de antiterrorismo en Francia”, asegura Fenech, que continúa insistiendo en la creación de una Agencia nacional de lucha contra el terrorismo, citando como ejemplo el modelo estadounidense TIDE (Terrorist Identities Datamart Environment). Este organismo estaría ligado al servicio del jefe del Estado y dispondría de una base de datos compartida con los demás actores de lucha antiterrorista.

En la actualidad, los servicios de información e Inteligencia están divididos en seis entidades diferentes, todas ellas bajo la autoridad del Ministerio del Interior, de Economía o de Defensa. Este informe concluye que la comunicación entre estos organismos falló, lo cual permitió, a pesar de haber sometido a los autores de los atentados de 2015 a escuchas o controles policiales, burlar estos mecanismos de prevención.

Un ejemplo de estos errores de coordinación queda claro en el caso de Said Kouachi, uno de los hermanos responsables del ataque en Charlie Hebdo, cuyas escuchas finalizaron cuando abandonó París para mudarse a Reims, al este de Francia. Era agosto de 2014, medio año antes de su atentado contra el semanario satírico.

Finalmente, esta comisión duda sobre el verdadero impacto en la seguridad de algunas de las medidas instauradas inmediatamente después de los ataques de noviembre, tales como el estado de emergencia (vigente desde hace 8 meses) o el despliegue de 10.000 soldados en colegios, zonas concurridas o sinagogas.

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