Bruselas

“Tiene la inteligencia de un cenicero vacío”. El abogado defensor de Salah Abdeslam, Sven Mary, no oculta el desprecio que siente por su cliente. El único terrorista vivo del comando yihadista que atacó París el 13 de noviembre no es más que un pequeño delincuente de barrio que ni siquiera ha leído el Corán, según asegura Mary en una entrevista al diario francés Libération.

 

Abdeslam, de 26 años, ha sido transferido este miércoles desde la prisión belga de Beveren a Francia. La operación de entrega se ha realizado con la máxima discreción para garantizar su seguridad. El traslado ha sido por helicóptero, informa la RTBF. Ha llegado a Francia poco después de las nueve de la mañana. Estará recluido en régimen de aislamiento en la cárcel de máxima seguridad de Fleury-Mégoris, a una treintena de kilómetros al sur de París.

Ficha policial de Abdeslam. Reuters

 

Tras cuatro meses de huida, Abdeslam fue detenido el 18 de marzo en el barrio bruselense de Molenbeek, donde vivía antes de los atentados. Francia solicitó de inmediato su extradición por los ataques del 13-N, en los que murieron 130 personas. En Bélgica está acusado de haber participado en un tiroteo en Bruselas el 15 de marzo, días antes de su arresto, en el que resultaron heridos varios policías. Pero de momento no se sabe si contribuyó a organizar o estaba al tanto de los atentados del 22 de marzo en la capital belga.

 

Un "pequeño imbécil" de Molenbeek

 

En Francia, Abdeslam será defendido por el abogado Frank Berton, que formará equipo con Sven Mary. Y ello pese a que la opinión de Mary sobre el terrorista de París no puede ser más negativa. “Es un pequeño imbécil de Molenbeek que viene de la pequeña delincuencia, un seguidor y no un líder. Tiene la inteligencia de un cenicero vacío, es de una vacuidad abismal. Es el ejemplo perfecto de la generación GTA (en referencia a la serie de videojuegos Grand Theft Auto), que cree vivir en un videojuego”, asegura el letrado en su entrevista en Libération.

 

El abogado le preguntó a Abdeslam en la cárcel si ha leído el Corán. “Me ha respondido que ha leído su interpretación en Internet. Para los espíritus simples la red es perfecta, es lo máximo que pueden comprender”. A su juicio, es en Internet donde se ha radicalizado su cliente. “Hace sólo un año y medio, iba de discoteca en Ámsterdam. La única explicación que veo es la propaganda en Internet, que da la impresión de que los musulmanes son víctimas de injusticias”.

 

Mary compara el caso de Abdeslam con el de Abdelkader Hakimi, al que defendió en el pasado. Hakimi era miembro del Grupo Islámico Combatiente Marroquí y fue condenado en 2006 a ocho años de prisión por haber colaborado en la logística de los atentados del 11-M en Madrid. Tras ser puesto en libertad, ahora se encuentra en la frontera siria, donde ha abierto una escuela de combate. “Era un tipo de otro temperamento que Abdeslam, un auténtico combatiente que había hecho la guerra en Bosnia”, dice el abogado.

“He defendido a muchos matones de la gran delincuencia. Son otra cosa: son gente con la que se puede hablar, que tienen una historia. Este no es el caso de estos niños de Molenbeek”, asegura Mary.

 

Ataques por defender a Abdeslam

 

El abogado deja claro que su relación con el terrorista de París no ha sido buena. “Claramente, no confía en mi”, asegura. Apenas se han reunido con él siete u ocho veces en la cárcel de Brujas donde estuvo las primeras semanas tras ser detenido. Y desde que la fiscalía de París filtró el contenido de su primera declaración, Abdeslam se niega a hablar. En un primer momento rechazó ser extraditado a Francia, pero tras los atentados de Bruselas fue él mismo el que solicitó ser transferido.

 

¿El desprecio de Mary hacia Abdeslam es real o una nueva estrategia de defensa? Es la duda que queda tras leer la entrevista. Y más después de saberse que Mary seguirá en su equipo de letrados pese a la transferencia a Francia. El abogado se lamenta en todo caso de que, desde que asumió el caso a petición de Mohamed, el hermano de Salah, es víctima de todo tipo de insultos e incluso de intentos de agresión. “Los árabes me felicitan, mientras que los que no son árabes me lanzan miradas de odio”, afirma.

 

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