Tanques estadounidenses disparando en plena costa, simulacros de invasión y un récord de más de 22.000 reservistas movilizados.
Taiwán ha iniciado esta semana una serie de ejercicios militares sin precedentes para ensayar su defensa frente a una posible ofensiva china.
Durante diez días, las Fuerzas Armadas taiwanesas ejecutan el operativo anual Han Kuang, una demostración de fuerza en medio de la escalada de tensiones con Pekín.
El escenario elegido para este despliegue fue el condado de Hsinchu, donde un M1A2T -el moderno tanque de combate estadounidense recientemente incorporado al arsenal taiwanés- fue protagonista en ejercicios con fuego real.
Las maniobras, que se desarrollan del 9 al 18 de julio, tienen como objetivo simular un ataque a gran escala del Ejército Popular de Liberación, así como poner a prueba la coordinación y preparación de las tropas ante una eventual invasión.
Estas maniobras se producen en un contexto particularmente delicado. El régimen de Xi Jinping ha intensificado su retórica y actividades militares cerca de la isla en los últimos meses, con operaciones de advertencia que buscan disuadir cualquier "aventura separatista".
Pekín considera a Taiwán una "provincia rebelde" y no ha descartado recurrir a la fuerza para lograr la "reunificación nacional", uno de los objetivos estratégicos del presidente chino desde su llegada al poder en 2012.
Frente a esta amenaza, el Gobierno de Taipéi ha optado por reforzar sus capacidades de defensa y exhibir músculo militar.
A la incorporación de los tanques M1A2T se suma la participación inédita de miles de reservistas, una señal clara de que Taiwán se prepara no solo para disuadir, sino también para resistir.
El uso de fuego real en estos ejercicios pretende añadir un grado de realismo y urgencia que antes no se había visto.
“Es un mensaje tanto para Pekín como para la comunidad internacional”, afirma desde Taipéi la politóloga Raquel León de la Rosa, directora del Observatorio de Política China de la Universidad Autónoma de Puebla, en declaraciones recogidas por France 24.
“El Gobierno taiwanés está demostrando que no se dejará intimidar, pero también está intentando reforzar la confianza interna de su población”, explica en declaraciones recogidas por el programa Así es Asia.
Según León de la Rosa, el sentimiento en las calles de Taipéi oscila entre la inquietud por una posible escalada y la determinación de preservar la autonomía.
“Hay un clima de alerta permanente, pero también de preparación. La población se está acostumbrando a convivir con ejercicios y simulacros cada vez más frecuentes”.
La reacción de Pekín no se ha hecho esperar. Las autoridades chinas han calificado las maniobras como un “engaño”, acusando a Taiwán de provocar innecesariamente y poner en riesgo la estabilidad regional.
Para China, cualquier muestra de poder militar en la isla representa un desafío directo a su soberanía, incluso cuando se trate de ejercicios defensivos.
El cruce de maniobras no es nuevo, pero el volumen y la intensidad de las acciones de ambas partes marcan un claro punto de inflexión.
Solo en los últimos meses, China ha desplegado aviones y buques de guerra alrededor de Taiwán en lo que denomina “advertencias dirigidas a las fuerzas separatistas”.
El sistema de defensa antiaérea Patriot de Taiwán está desplegado en un parque durante los ejercicios anuales Han Kuang en Taipéi, Taiwán, el 11 de julio de 2025.
En respuesta, Taipéi ha fortalecido su cooperación militar con EEUU y sus aliados regionales.
Mientras los tanques disparan en el norte de la isla, en los despachos del Gobierno taiwanés se multiplican los contactos diplomáticos.
El mensaje es doble: mostrar firmeza ante cualquier intento de agresión, y al mismo tiempo buscar apoyos para evitar que el conflicto se transforme en una guerra abierta.
En este ajedrez geopolítico, las maniobras Han Kuang son más que una rutina militar: son una declaración estratégica de resistencia.
En palabras de León de la Rosa, "Taiwán está marcando líneas rojas, y lo está haciendo con fuego real".