A pesar de contar con un Gobierno democrático, una economía avanzada y una sociedad vibrante, la República de China, conocida internacionalmente como Taiwán, vive en un limbo diplomático: solo una docena de países reconocen oficialmente su existencia, mientras que la aplastante mayoría del mundo mantiene lazos formales con Pekín. Sin embargo, lejos de resignarse al aislamiento, la isla ha desarrollado una sofisticada red de oficinas de representación, acuerdos comerciales y alianzas informales que le permiten mantener relaciones internacionales y proyectar su influencia global.
¿Cómo logra Taiwán sobrevivir y prosperar en un escenario internacional que, en teoría, le da la espalda? ¿Qué estrategias utiliza para sortear la presión de China y asegurar su espacio en la comunidad internacional? El caso de Taiwán es un ejemplo único de diplomacia creativa y resiliencia ante la adversidad.
"El territorio mantiene su presencia internacional por todos los medios, y las formas en que eleva su perfil internacional han evolucionado con el tiempo", explica a EL ESPAÑOL Titus Chen, director del Instituto de Relaciones Internacionales y profesor de la Universidad Nacional Chengchi. "En general, el gobierno taiwanés y sus funcionarios del servicio exterior han aprendido de innumerables experiencias pasadas a ser flexibles y adaptables, dispuestos a promover a Taiwán bajo condiciones subóptimas", relata el académico taiwanés.
Después de que en la década de los setenta del siglo pasado la China comunista obtuviera el reconocimiento internacional en detrimento de Taiwan, la isla quedó progresivamente aislada en la escena internacional debido a la intensa coacción diplomática de Pekín, que impone su visión de "una sola China", una situación que aún hoy limita su capacidad de representación, a pesar de contar con un sistema democrático consolidado y una economía desarrollada. "Taiwán contrarresta eficazmente la presión diplomática de China cuando logra movilizar redes interpersonales a través de conexiones privadas y aprovechar el respaldo colectivo de socios, aliados o países afines al mismo tiempo", revela Chen.
"Las oficinas representativas ‘no oficiales’ de Taiwán desempeñan el papel fundamental de embajada de facto en los países anfitriones. Funcionan casi como una embajada regular, basándose en el entendimiento mutuo entre Taipéi y el país anfitrión", afirma el profesor. "En la mayoría de los casos, los diplomáticos taiwaneses disfrutan de la mayoría de los privilegios diplomáticos según las Convenciones de Ginebra. Las TECOs (Oficinas Económicas y Culturales de Taipéi, en sus siglas en inglés) o TECROs (Oficinas de Representación Económica y Cultural de Taipéi, en sus siglas en inglés) en todo el mundo son innovadoras y proactivas en sus operaciones para promover a Taiwán y elevar su perfil", asegura el académico.
La diplomacia de los microchips
Las relaciones económicas y el soft power (poder blando) desempeñan un papel crucial en las relaciones internacionales de Taiwán: ante el aislamiento diplomático impuesto por China, la isla ha desarrollado una estrategia que combina vínculos comerciales sólidos y una imagen internacional positiva basada en sus valores democráticos, su sociedad abierta y sus avances tecnológicos.
"El poder económico y el soft power son las dos caras de la misma moneda de las relaciones exteriores de Taiwán, y el interés nacional y la imagen nacional de Taiwán en un país se elevan cuando estas dos fuentes de influencia positiva se alinean y se refuerzan mutuamente", afirma Chen.
La economía y el poder blando son herramientas esenciales para que Taiwán mantenga su presencia y relevancia en el escenario global, a pesar de las limitaciones impuestas por China. Los lazos económicos, especialmente en sectores como el de los semiconductores, donde la isla es líder mundial, fortalecen sus relaciones con actores clave como Estados Unidos, Japón y la Unión Europea, que dependen en gran medida de sus exportaciones. Esta interdependencia económica actúa como un contrapeso a la intimidación diplomática china.
Banderas taiwanesas proyectadas en el ministerio de Defensa de Taiwán.
Por otro lado, Taiwán invierte activamente en el desarrollo de su soft power como una herramienta estratégica para contrarrestar su aislamiento diplomático. A través de la promoción de su cultura, el fortalecimiento de la cooperación internacional, la provisión de ayuda humanitaria en situaciones de emergencia y el fomento de intercambios académicos y científicos, la isla ha logrado proyectar una imagen positiva de sí misma como sociedad democrática, moderna y solidaria.
Esta estrategia de diplomacia pública le ha permitido ganar simpatía y apoyo en amplios sectores de la comunidad internacional, incluidos muchos países con los que no mantiene relaciones diplomáticas formales, pero sí mantiene lazos significativos a nivel económico, académico y social.
Es probable que el estatus diplomático de Taipéi siga enfrentando importantes obstáculos en los próximos años debido a la creciente coerción de China, que continúa utilizando su influencia económica y política para aislar a la isla en el ámbito internacional. No obstante, también es previsible que Taiwán refuerce sus vínculos informales y su visibilidad global gracias al apoyo de democracias afines, como Estados Unidos, Japón o algunos países europeos, especialmente en el contexto de las tensiones geopolíticas en Asia-Pacífico.
Taiwán, en un video militar chino del 1 de abril.
Aunque el reconocimiento formal como Estado soberano sigue siendo improbable a corto plazo, es posible que aumente su participación en foros multilaterales y su cooperación bilateral en áreas clave como la salud, la tecnología y la seguridad. En este sentido, Chen opina que "es probable que el estatus diplomático formal de la isla se mantenga igual, pero la influencia práctica de Taiwán continuará creciendo en la mayoría de los países (especialmente si sus industrias demandan semiconductores y sensores), dada su importancia estratégica y tecno-económica".
Más diplomáticos que nunca
A pesar del bloqueo que ejerce China desde hace décadas, países como Estados Unidos, Japón y el Reino Unido han ampliado significativamente sus cuerpos cuasi diplomáticos en Taipéi en los últimos años, según fuentes oficiales, lo que refleja el creciente reconocimiento de su importancia a pesar de los esfuerzos de Pekín por aislar Taipéi. Aunque Taiwán mantiene relaciones oficiales solo con 12 países, ninguno de ellos potencias importantes, en 2024 albergaba alrededor de 400 diplomáticos y representantes de facto extranjeros, frente a unos 300 en 2022.
El número de diplomáticos estadounidenses, sin contar al personal contratado localmente, creció significativamente el año pasado, pasando de unos 80 en 2022 a más de 110, según fuentes que prefirieron mantener el anonimato. De forma similar, la representación japonesa aumentó de 25 a casi 40 diplomáticos en el mismo periodo. Este incremento refleja un mensaje claro hacia Pekín y la comunidad internacional: Taiwán sigue siendo un actor relevante para las principales potencias y no está aislado. Así lo señala el exembajador estadounidense Stephen Young, quien vincula esta tendencia al creciente peso de Taiwán en la industria tecnológica y a la preocupación global por su seguridad, en un contexto de creciente apremio de China que reclama la isla como parte de su territorio.
No todas las representaciones paradiplomáticas están ampliando sus contingentes: tras el golpe militar en 2021, el régimen de Myanmar cerró su embajada de facto en Taiwán y de manera similar, las ciudades chinas de Hong Kong y Macao -cada vez más bajo el control de Pekín- también cerraron sus oficinas representativas en Taipéi. Pero por otro lado, varios otros países -Australia, la República Checa y Alemania, entre ellos- han reforzado su presencia.
Según fuentes que han optado por el anonimato, las misiones extranjeras en Taipéi han aumentado estos últimos meses la colaboración con expertos locales en temas tecnológicos y de seguridad nacional y muchas oficinas representativas ahora colaboran regularmente en proyectos de investigación relacionados con semiconductores, IA, seguridad energética y drones. Del mismo modo, también facilitan conexiones entre académicos de sus países y think tanks taiwaneses.
