Al menos cuatro personas han muerto en un tiroteo este domingo en una iglesia mormona en Grand Blanc, en el estado de Míchigan, y otra media decena resultaron heridas, según informaron fuentes policiales. El autor de los disparos es un hombre que estrelló su coche contra la iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días antes de descargar su rifle de asalto contra los feligreses y prender el templo en llamas.
La Policía ha informado que el responsable del tiroteo, identificado como Thomas Jacob Snaford, un exmarine de 40 años veterano de la guerra de Irak de una ciudad cercana, fue abatido. Al principio se informó de dos muertos en el suceso, pero varias horas más tarde las autoridades encontraron otros dos cadáveres entre los restos calcinados del templo.
"Creemos que encontraremos más víctimas una vez que hayamos asegurado la escena", había avanzado el jefe de policía de la localidad, William Renye. La iglesia estaba atestada de varios cientos de feligreses en el momento del incidente y entre los heridos se encuentran algunos niños, según la cadena CNN.
Las tareas de las fuerzas de seguridad se han visto ralentizadas por el incendio provocado por el atacante en la iglesia. Renye aseguró que el tirador la incendió "deliberadamente" y que utilizó algún tipo de acelerante, como la gasolina
También indicó que obtendrá una orden para registrar la residencia del sospechoso y revisarán además los registros de su móvil para "averiguar si había algún motivo". Señaló además que el FBI ha asignado a cien agentes a la zona para ayudar a tomar declaraciones de testigos.
Al poco de conocer lo sucedido, la fiscal general de Estados Unidos, Pam Bondi, informó de que agentes del FBI se desplazaron al lugar de los hechos. "Tal violencia en un lugar de culto es desgarradora y escalofriante. Por favor, únanse a mí en orar por las víctimas de esta terrible tragedia", añadió.
Por su parte, el presidente, Donald Trump, aseguró estar siguiendo la situación y condenó el suceso. "Esto parece ser otro ataque dirigido contra los cristianos en los Estados Unidos de América. La Administración Trump mantendrá informada a la opinión pública, como siempre hacemos. Mientras tanto, recen por las víctimas y sus familias. ¡Esta epidemia de violencia en nuestro país debe terminar, de inmediato!", dijo.
