Pese a apoyar partidos opuestos, el republicano Mickey Edwards y la demócrata Elizabeth Sherman son marido y mujer. “Por la mañana ella me dice 'Dios mío, ¿has visto lo que dice el periódico?' y yo le digo 'viste lo que pasó en el partido de béisbol anoche'”, responde Edwards entre risas a la pregunta de cuál es el secreto de la convivencia. Sherman, que mantiene su apellido, asegura que el secreto está en que “nos importamos mucho el uno al otro” y que a ambos les importa la política pública. “Puede que no estemos de acuerdo en los medios, pero tenemos el mismo objetivo”, afirma.

Edwards fue congresista republicano durante 16 años. Allí presidió la Comisión de Política Republicana de la Cámara de Representantes, uno de los puestos de más poder en la bancada conservadora. Hoy dirige un programa educativo para políticos electos en el Aspen Institute, basado en Washington DC. Sherman enseña Política Estadounidense en la prestigiosa American University y es fundadora del Centro para Mujeres en Política de esta institución.

Este año, puede que ambos depositen la misma papeleta en las urnas, según han confesado a EL ESPAÑOL durante su visita esta semana a Madrid, donde han participado en una mesa redonda sobre las elecciones estadounidenses organizada por Casa de América, Aspen Institute y la Fundación Consejo España-Estados Unidos.

Señor Edwards, en verano usted elaboró una declaración que luego respaldaron otros excongresistas republicanos donde aseguraba que Donald Trump “no está cualificado” para ser presidente y “se burla” de los valores conservadores. ¿Todavía defiende esa declaración?

Edwards: Totalmente. Creo que hay muchos de nosotros -que hemos sido republicanos toda la vida y servido en el Congreso también- que pensamos simplemente que Donald Trump es un incompetente, no está cualificado para ser presidente en lo que respecta a carácter e inteligencia. Nuestra reacción no se refería tanto a sus políticas, que no llegamos a abordar realmente salvo las cosas que ha dicho sobre los mexicanos y otras por el estilo. Se trataba más de su carácter: no es una persona a la que podamos confiar responsabilidad o poder alguno.

¿Y qué opina sobre las decenas de republicanos que tras la publicación de un vídeo lascivo de su candidato presidencial hace unas semanas desertaron en masa?

E: Tengo sentimientos encontrados. Me alegro de que lo hicieran, pero había razones de sobra para oponerse a él mucho antes de eso: la forma en que se mofó de la gente con minusvalías, los ataques a personas de origen mexicano, [decir] que no íbamos a permitir la entrada al país a las personas de una religión determinada… Y ahora piensas que te va a herir a ti en tu propia contienda electoral y te distancias de Trump.

Entonces, ¿a quién apoyan ustedes y por qué en las elecciones presidenciales?

Sherman: Por supuesto apoyo a Hillary Clinton. Debo decir que ella está mucho más preparada, tiene mucha más experiencia y entiende nuestra Constitución y sistema de gobierno. Creo que Donald Trump no es en absoluto apto para ser presidente. No entiende la Constitución, el sistema. Ha mostrado tendencias dictatoriales.

Por desgracia, pienso que él ha conectado realmente con la frustración y el desánimo de muchos estadounidenses. Puedo entender por qué su candidatura ha cogido impulso, ya que muchos estadounidenses se sienten olvidados por las élites en el Gobierno y la economía. Pero espero que Clinton aborde estas cuestiones; creo que saldrá electa y espero que así sea.

Trump ha conectado realmente con la frustración y el desánimo de muchos estadounidenses

E: Tengo que decir que la carta que envié y muchos firmaron no era un espaldarazo a Hillary. Algunos en ese grupo votarán por ella, otros tal vez voten por un tercer partido y otros simplemente no votarán a la presidencia.

Yo probablemente vote por Hillary. Si tuviera claro que ella fuera a ganar y no hubiera posibilidad alguna de un Gobierno Trump, es probable que no votase, porque tengo varios problemas con ella. Pienso que es demasiado militarista… Muchas razones. Pero si hubiera alguna posibilidad de que Trump ganara, entonces votaría por Hillary. Haré lo que sea necesario para impedir que él sea presidente.

Tal y como están las encuestas en estos momentos, ¿que creen que va a pasar el 8 de noviembre?

S: Anticipo que ella gane. Tiene que ganar en Pensilvania, New Hampshire, Wisconsin. Y si ella gana todos esos estados, vencerá. Ahora bien, es posible que también gane algunos de los estados de voto más inestable como Nevada, Carolina del Norte, Ohio, Florida y Colorado. Y todo lo que tiene que hacer en esos estados es ganar un par de ellos.

En Estados Unidos tenemos '51 elecciones', cada estado importa verdaderamente. No ha estado haciendo campaña en California ni en Nueva York, porque todo el mundo sabe que esos estados irán para Hillary. Se concentra en los estados de voto inestable, en los estados clave, donde [la carrera] podría estar ajustada. [Pero] en la mayoría de ellos, parece que Hillary va en cabeza.

E: Creo que hay dos respuestas a la pregunta: una es quién será presidente, la otra [si] Donald Trump recibirá un pequeño porcentaje del voto. Si pierde pero aún así logra el 40% del voto, entonces creo que tenemos problemas en Estados Unidos que deberemos afrontar. Si alguien que muestra tendencias dictatoriales consigue un apoyo considerable, debemos preocuparnos y reflexionar.

Edwards y Sherman creen que Hillary Clinton ganará el 8 de noviembre. Begoña Rivas

¿Qué piensan de que Donald Trump no se comprometa a aceptar los resultados de la elección y que parte de sus simpatizantes no los reconozcan?

S: Va perfectamente en línea con el hecho de que se imagina como un dictador de los Estados Unidos y del mundo. Tiene ideas desafortunadas sobre el poder de la presidencia, que en nuestro sistema es equivalente al del Congreso y el Tribunal Supremo. Ha mostrado animadversión hacia el sistema judicial, ha insultado a un juez federal, reprendido a la prensa y proclamado que va a imponer controles estrictos sobre ella. El hecho de que no tiene respeto por el sistema electoral o el resultado de las elecciones demuestra que no tiene respeto por nuestras instituciones y confirma que no debe ser presidente.

Si Trump dice que las elecciones estaban amañadas, muchos de sus seguidores lo creerán y no aceptarán el resultado

E: Da un poco de miedo. No hay prueba alguna de que las elecciones sean injustas, amañadas. Y la mayoría de estados tienen dirigentes republicanos gestionando las elecciones. A pesar de todo eso, si dice que las elecciones estaban amañadas, muchos de sus seguidores lo creerán y no aceptarán el resultado. Y eso es muy peligroso. Somos un país bastante fracturado y casi por la mitad. La izquierda y derecha estadounidenses son casi iguales en cifras.

S: Y la gente piensa que hay una gran conspiración contra el pueblo, que viene de Wall Street y los políticos, que todo es corrupto y necesitamos una revolución. Esto es una amenaza tremenda para nuestras instituciones democráticas.

E: Si retiras las deficiencias de carácter de Trump y el hecho de que es un loco y miras sólo lo que Trump ha dicho y lo que ha dicho [el otro aspirante demócrata en las primarias] Bernie Sanders, hay mucho entendimiento en lo que respecta a la clase trabajadora olvidada. El grado en que la gente de Trump y de Sanders están de acuerdo en eso es bastante inquietante. Pienso que quiere decir que ambos partidos necesitan reconsiderar cómo hacer las cosas de manera que cuidemos de la clase trabajadora.

Pero si Donald Trump no acepta los resultados, ¿qué puede ocurrir?

S: Nada. No tiene que aceptarlos, los resultados son lo que son. Y puede llamar a Hillary para felicitarla o puede decir “no lo acepto, esto es un golpe de Estado y yo soy el verdadero ganador”. Si lo hace, vamos a ver mucha más hostilidad desde la derecha, un Tea Party más fuerte, una ofensiva mayor sobre la multiculturalidad, ataques a los musulmanes, a los hispanos.

E: Si hace eso, va a endurecer la oposición y complicar que Hillary, [el presidente republicano de la Cámara de Representantes] Paul Ryan y otros logren acuerdos porque no se aceptará la legitimidad del resultado.

¿Y eso cómo se arregla?

E: Sólo hay una manera. Todos los dirigentes -gobernadores, senadores, diputados, altos cargos del partido- tienen que alzar la voz y decir: “fueron unas elecciones justas, puede que odiemos el resultado, pero fueron justas”.

Sin embargo, usted dijo recientemente en la emisora Democracy Now que no hay democracia en el sistema político estadounidense. ¿A qué se refería?

E: Tenemos un sistema político donde, a través del proceso de primarias, colectivos muy pequeños de la población pueden dominar la Convención Nacional del partido o sus primarias. Y por ley, en 46 estados, la persona que perdió en las primarias contra ese pequeño grupo pero sería capaz de ganar en ese estado [en las elecciones generales] no puede presentarse. Por lo que permitimos a estos pequeños grupos controlar el acceso a la papeleta.

Asimismo, al redibujar los distritos del Congreso, permitimos a grupos aún más pequeños que controlan los órganos legislativos [estatales] decir 'vamos a sacar a esa gente de este distrito' [se refiere a la práctica conocida como gerrymandering, que consiste en cambiar los límites de un distrito para que albergue mayoritariamente a simpatizantes de un partido determinado de manera que la formación se asegure ese escaño en el Congreso]. No hay nada más antidemocrático. Hemos empoderado pequeños grupos de ideólogos para que tengan una influencia excesiva sobre nuestro proceso político.

Creo que no apreciamos lo monumental que resulta la posibilidad de tener una “Señora Presidenta”

Señora Sherman, ¿qué significaría una victoria de Hillary Clinton para las mujeres de EEUU?

S: Creo que no apreciamos lo monumental que resulta la posibilidad de tener una “Señora Presidenta”. Cuando sea investida, cuando dé el discurso del Estado de la Unión, cuando represente EEUU ante líderes extranjeros, todos esos [momentos] serán una primera vez. Pienso que las mujeres estarán asombradas de que una mujer esté en el puesto de mayor autoridad política de Estados Unidos. Será un estímulo tremendo para que las mujeres se metan en política y se sientan seguras de que pueden participar plenamente en nuestra democracia.

El presidente Barack Obama no ha logrado, sin embargo, acabar con las desigualdades que sufre la población negra. ¿Confía en que Hillary Clinton acabaría con la discriminación hacia las mujeres?

S: Gran parte de la discriminación hacia las mujeres procede de un largo legado de exclusión cultural y lo que realmente necesitamos es que las mujeres se metan en trabajos no tradicionales como alta tecnología, ingeniería, liderazgo político, liderazgo militar. Y lo que vemos es un avance gradual de las mujeres en algunos de estos campos que son bastiones tradicionales masculinos.

Ha sido un proceso lento, pero Hillary Clinton es potente en cuestiones que tienen que ver con los derechos reproductivos, salarios igualitarios e igualdad de derechos. Ella va a presionar a las grandes corporaciones, en el ámbito educativo, sanitario, en política para decir “necesitamos mujeres que lideren en todos los aspectos de la vida estadounidense”.

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