Washington DC

Suele circular por EEUU una broma muy recurrente cada vez que se acerca el 12 de octubre, que aquí conmemoran como Columbus Day o Día de Colón, que invita a celebrar esta efeméride entrando en la casa de un vecino con una bandera, plantarla en su salón y dar por descubierto y conquistado su hogar.

El chiste puede resultar más o menos gracioso, pero da una idea sobre cómo algunos perciben por estas latitudes un acontecimiento histórico que, además de ser la Fiesta Nacional de España y jornada de celebración en varios países hispanoamericanos, aquí supone desde hace décadas un día de reivindicación para las comunidades italoamericanas, por el supuesto origen genovés del almirante. Sin embargo, al navegante puede quedarle poco tiempo en los calendarios estadounidenses si cuaja, como parece estar ocurriendo, un movimiento que defiende la abolición de su festividad.

Aunque el día del descubrimiento de América -término que también tiene sus detractores- se ha venido honrando de diferentes formas en la nación de George Washington desde el siglo XVIII, su observancia legal comenzó en 1937, por decisión del presidente Roosevelt, y luego, a partir de 1971, Lyndon Johnson aprobó trasladar al segundo lunes de dicho mes el correspondiente festivo. Mucho antes, en 1892, durante el IV Centenario, el presidente Benjamin Harrison ya marcó el 12-O como día de relevancia.

No obstante, en los últimos años está calando una tendencia revisionista de aquel episodio histórico, poniendo el acento en lo que supuso la llegada de los europeos al Nuevo Mundo, desde el “genocidio” de los habitantes originales del continente a la llegada de la esclavitud. Siguiendo esta corriente, el estado de Vermont y la ciudad de Phoenix (Arizona) han sido los últimos en desterrar este año al almirante y sustituir su día por el de los pueblos nativos, que suponen en la actualidad casi un 1% de la población (2,5 millones).

El pasado 7 de octubre, Barack Obama firmó la declaración presidencial anual que insta al país a rememorar “el espíritu del legado que Cristóbal Colón”, subrayando que se trata de una fiesta sobre todo para los ciudadanos de ascendencia italiana. "Aunque partió de la costa de España, sus raíces remontan a su lugar de nacimiento de Génova. Los lazos entre Italia y los EEUU no podrían ser más fuertes de lo que son hoy”, añade el documento, que tratando de contentar a todas las sensibilidades, incluye un reconocimiento a la otra parte de la historia: “Hay que reconocer el dolor y el sufrimiento de los nativos que habían residido mucho tiempo en esta tierra antes de la llegada de los europeos”.

Pero pese a los intentos de la Casa Blanca, no todos ven posible compatibilizar las dos facetas de lo ocurrido en 1492. La pasada semana, sin ir más lejos, el gobernador de Vermont, Peter Schumlin, firmó un decreto declarando el segundo lunes de octubre como el Día de los Pueblos Indígenas para reconocer que el estado "fue fundado y está construido sobre tierras habitadas por los primeros pobladores indígenas de esta región”, en concreto, los Abenaki. La decisión se produjo tres días después de que el Ayuntamiento de Phoenix, en esta misma línea, aprobara oficializar unánimemente el Día de los Pueblos Indígenas.

El doctor Leo Killsback, perteneciente a la comunidad Nación Cheyenne del Norte y profesor de Estudios Indoamercanos en la Universidad de Arizona, es uno de los defensores de este cambio. “El Día de los Pueblos Indígenas representa una toma de conciencia y reconoce a nuestra población y sus voces", dijo en una entrevista con la CNN.

A pesar de que este movimiento va ganando adeptos cada año, ayudado en parte por las redes sociales -este lunes se convirtió en tendencia nacional la etiqueta #IndigenousPeopleDay-, lo cierto es que el Día de Colón tampoco es actualmente una fecha que se honre unánimemente en todo EEUU. De hecho, sólo 23 estados concedieron en 2015 a sus empleados la jornada libre, aunque es cierto que hasta ahora sólo Dakota del Sur y Alaska habían dado el paso de dedicar oficialmente esta fecha a las personas y las culturas que florecieron en América del Norte antes de la llegada de los europeos. Otros como Hawai y Oregón simplemente no reconocían el festivo colombino. Con la inclusión de Vermont, uno de los estados más liberales del país, y Phoenix, una gran ciudad, la lista puede ir en aumento en los próximos años.

Mahtowin Munro es el líder del grupo Indigenous Peoples Day Massachusetts. Según relata a EL ESPAÑOL, la celebración actual "es claramente errónea, por su legado de genocidio de los pueblos indígenas, perpetuando el racismo y el mito de que estas tierras estaban vacías y a la espera de ser 'descubiertas' por los europeos, e ignorando intencionalmente el inmenso sufrimiento de millones de personas que fueron asesinadas, esclavizadas y violadas y su heroica resistencia al colonialismo". En su opinión, sería "un paso simbólico pero significativo en el tratamiento y la reparación de los siglos de opresión que hemos enfrentado". Incluso proponen cambiar el sistema educativo para "detener el daño que hace a nuestros hijos que se exalte a Colón".

ACUSACIONES DE GENOCIDIO

Laura Medina, estudiante de la Universidad de Arizona y activista contraria al Columbus Day, partició en el pleno municipal de Phoenix donde también se eliminó la referencia a Colón. "Es importante reconocer a los pueblos originarios de esta tierra, algo que va en contra por completo de lo que representa Columbus Day”, dijo a The Arizona Republic.

También la pasada semana el Ayuntamiento en Denver, que ya estableció el Día de los Pueblos Indígenas el año pasado de forma temporal, convirtió esta denominación en permanente. El concejal Paul Lopez es uno de los impulsores de esta medida. “Con demasiada frecuencia, las contribuciones de los pueblos indígenas no se reconocen en los libros de texto sobre historia, distorsionándose así cómo se pobló EEUU”, afirmó a CNN. Con este cambio, a su juicio, se pretende “reconocer las contribuciones de los pueblos indígenas a la ciencia, la filosofía, el arte y la cultura estadounidenses”, al tiempo que se busca "unificar las comunidades y llamar la atención sobre la lucha continua de los pueblos indígenas”.

Muchos de origen europeo ven el Día de Colón como su fiesta. Eduardo Munoz Reuters

Phoenix y Denver se unen a más de 25 localidades de todo el país que ya celebran el legado indígena del continente, una idea que fue propuesta por primera vez hace casi 40 años por una delegación de las naciones nativas en la ONU. En la década de 1990, Berkeley (California) y Dakota del Sur se convirtieron en la primera ciudad y el estado, respectivamente, en acometer este cambio. Otras capitales como Seattle, Minneapolis, Spokane, Boulder, Albuquerque o Portland les siguieron.

Pero no todos en EEUU están de acuerdo con esta corriente. El Ayuntamiento de Cincinnati rechazó este pasado miércoles una proposición en este sentido, por cinco votos a cuatro. Y la capital de Ohio, por ejemplo, se llama Columbus, nombre que también identifica a universidades e institutos por todo el país.

LOS ITALIANOS, EN PIE DE GUERRA

Y es que la memoria de Colón también tiene sus defensores. Así, mientras algunos grupos lo consideran un colonizador responsable del genocidio de millones de indígenas, otros recuerdan que encarna la herencia italo-americana y "el principio del intercambio cultural entre América y Europa", según destaca la Orden de los Hijos de Italia en Estados Unidos, una organización que ha iniciado una recogida de firmas de apoyo a esta festividad que enviarán a la Casa Blanca la próxima primavera. Esperan reunir 100.000.

"Después de Colón, llegaron millones de inmigrantes europeos que aportaron su arte, la música, la ciencia, la medicina, la filosofía y los principios religiosos de esta nación", preconiza esta entidad. George Matuella, portavoz de esta orden en Nebraska, confiesa no entender “por qué honrar a los nativos americanos debe ir en detrimento de los italo-americanos, muchos de los cuales viven Columbus Day como su fiesta”.

“No estamos en contra de ellos, pero que encuentren su día”, añadió Matuella, que calificó de "pseudointelectuales" a los que miden a Colón con parámetros éticos del siglo XXI, según recoge el Oklahoma World-Herald. Algunos estados, de hecho, ya practican esta doctrina. En California, por ejemplo, se conmemora a los indígenas el cuarto viernes de septiembre, mientras que el gobernador de Nevada estableció el 23 del mismo mes como su día este mismo año.

Los italianos, como puede comprobarse, viven el 12 de octubre aquí como algo propio. No en vano, la primera celebración del Día de Colón registrada en EEUU fue en Nueva York en 1792 en honor a la herencia italiana de los inmigrantes. También existe un componente religioso. Así, los Caballeros de la Orden de Colón, una hermandad católica fundada en 1882, defiende los valores que trajo la llegada del navegante.

Cada año esta asociación participa en un acto de homenaje que se celebra en el Columbus Circle, la plaza dedicada al descubridor en la zona monumental de Washington, D.C., en la que se implican también las embajadas de Italia y España. No hay que olvidar que este festivo coincide con la culminación del Mes de la Herencia Hispana en EEUU, que se desarrolla del 15 de septiembre al 15 de octubre, y con la Fiesta Nacional española.

España, por lo tanto, sigue apoyando la celebración de Columbus Day, desfilando en este acto con la bandera nacional y realizando una ofrenda floral frente a la escultura del genovés. Tampoco faltan cada año a este evento los manifestantes de signo contrario.

Al margen, ya el 12 de octubre, nuestro país organiza una recepción para la comunidad española y para altas personalidades del Congreso, el Departamento de Estado, la Casa Blanca y el Ejército estadounidenses, según explican desde la delegación diplomática a EL ESPAÑOL.

La batalla por la interpretación de este episodio histórico está muy abierta y captando además la atención de numerosos medios de comunicación estadounidenses, desde la CNN al Washington Post.

La movilización que consigan cada uno de los bandos será lo que determine cómo se vivirá esta efemérides en adelante y si en 2092 quedará alguien con ganas de conmemorar en EEUU el VI Centenario. De momento, la discusión es dialéctica y aquí, a diferencia de Barcelona, nadie ha pedido echar abajo la escultura situada entre el Capitolio y Union Station, dedicada al descubridor, para unos, genocida, para otros.

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