La retórica de Donald Trump contra la inmigración parece haber despertado un dragón dormido: los residentes latinos de Estados Unidos que hasta ahora habían pospuesto obtener la nacionalidad para poder votar.

En los tres últimos trimestres hasta el final de junio, el número de solicitudes para conseguir la ciudadanía creció un 25% respecto al mismo periodo del año anterior. El interés por hacerse ciudadano suele subir en los años electorales, pero con respecto a los últimos comicios presidenciales en 2012, las peticiones han aumentado más de un 8%.

Aunque las autoridades federales no han proporcionado todavía un desglose de los interesados por país de origen, sí informan de que la mayoría son mexicanos. Asimismo, las solicitudes se han multiplicado en estados clave con una importante población latina como Florida o Nevada.

“Anticipábamos un pico en el número de solicitudes este año, como normalmente se ve en un año electoral, pero el incremento en el número de solicitudes de nacionalidad ha sobrepasado las expectativas”, afirma un alto funcionario del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de EEUU (USCIS, por sus siglas en inglés).

Este año, los colectivos de apoyo a los inmigrantes e incluso la Casa Blanca han realizado un esfuerzo hercúleo por persuadir a los casi nueve millones de residentes que pueden optar a la ciudadanía para dar el paso, una tercera parte de los cuales proceden de México, el grupo que menos tiende a nacionalizarse. Organizaciones en favor de los latinos han lanzado eventos por todo el país para motivar a la gente a hacerse estadounidense y hacer oír su voz en las urnas.

Pero además, en esta ocasión, existe un aliciente más: el discurso xenófobo del candidato republicano, que se comprometió a expulsar a todos los indocumentados del país y comenzó su campaña asegurando que los mexicanos son “violadores” y “delincuentes”.

“La retórica antinmigrante ha motivado a la gente a convertirse en ciudadana”, asegura Ben Monterroso, director ejecutivo de la ONG Mi Familia Vota, con presencia en Arizona, Nevada, Texas, California, Colorado y Florida. “Quieren votar contra Donald Trump”.

En estos estados con una creciente población latina, Mi Familia Vota ha organizado talleres de ciudadanía en colaboración con otros grupos a escala local y nacional y ha ayudado a algunos inmigrantes a lograr financiación con la que costear el proceso.

Al tiempo que animan a los residentes a nacionalizarse, estas organizaciones también canalizan sus esfuerzos a inspirar a los 27 millones de hispanos que ya son ciudadanos estadounidenses a que se registren como votantes y hagan acto de presencia el próximo 8 de noviembre.

“Hay una actitud antinmigrante y hay miedo de que, si Trump gana, cree legislación -no creo que pudiera hacerlo- para que convertirse en ciudadano sea más difícil”, dice Rodolfo de la Garza, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Columbia especializado en el electorado latino. “Y eso impulsa [el aumento en las solicitudes de nacionalidad]”.

Hay quien teme que las peticiones no se tramiten a tiempo para poder participar en las elecciones, ya que las autoridades reportaron al acabar junio que había más de 500.000 solicitudes pendientes de revisión. La Alianza Nacional para los Nuevos Estadounidenses (NPNA, por sus siglas en inglés) denunció este viernes importantes retrasos en la evaluación de las solicitudes y reclamó a Inmigración destinar más recursos.

Desde la Administración, sin embargo, niegan que exista tal demora. "Es muy importante reconocer que el trabajo pendiente no equivale a un retraso", asegura Joanne Ferreira, portavoz de Inmigración, quien destaca que las autoridades se comprometen a tramitar las solicitudes en un plazo de entre cinco y siete meses. "La cifra de solicitudes pendientes que aparece en los informes incluye todas las solicitudes recibidas, incluso aquellas presentadas hace unos días o semanas, y eso se presenta de manera errónea como prueba de un atraso".

LA FUERZA DEL VOTO LATINO

De la Garza, el experto de la Universidad de Columbia, subraya que este gran esfuerzo por ampliar el electorado latino se debe, por un lado, al clima antinmigración y, por otro, al objetivo de “incrementar la influencia latina”. “No sé cuál de las dos es más importante”, concede.

En las pasadas elecciones presidenciales, más de once millones de latinos depositaron su papeleta, una cifra récord. Sin embargo, estos representaban sólo un 48% del total de latinos que podían acudir a votar, según un análisis del Pew Research Center. En contraste, casi el 67% de los votantes negros acudió a la cita, así como el 64% de los blancos.

“El grupo más fuerte de la población latina es el grupo joven, menores de 45 años, que ya es ciudadana pero que muchas veces no sale a votar”, dijo en una reciente entrevista a EL ESPAÑOL Arturo Carmona, estratega de la campaña del exaspirante demócrata Bernie Sanders. Según el Pew, cerca de la mitad de los latinos que cumplen las condiciones para votar son de la llamada “Generación del Milenio”.

Preguntado acerca del entusiasmo del electorado hispano en estos comicios, Carmona asegura que “al menos en las contiendas demócratas, hubo niveles históricos de registro en la comunidad latina y esperamos que salgan a votar el 8 de noviembre”.

La última vez, la mayoría de los hispanos eligieron al candidato demócrata y todo indica que ésta será igual. Las encuestas han señalado consistentemente que los latinos prefieren a la candidata demócrata, Hillary Clinton, frente a Donald Trump. Un sondeo publicado hace una semana por NBC News sugería que sólo un 18% de este colectivo votaría por el magnate inmobiliario, menos que los que votaron por Mitt Romney. 

Con todo, De la Garza, de la Universidad de Columbia, cree que el peso del voto hispano puede ser menor estas elecciones. “La verdadera ironía es que, en este año antilatino, puede que los latinos sean menos importantes que en 2012”, dice, ya que muchos otros grupos demográficos se han alzado contra Trump.

"Si suponemos que habrá el mismo porcentaje de votantes latinos, entonces los latinos no influirán en el resultado salvo en Nevada y Florida (...) Pero hay tanta gente que se ha movilizado: mujeres blancas, blancos con educación... Si votan en la medida en que dicen que lo van a hacer, van a anular el voto latino", afirma.

Por su parte, Monterroso, de Mi Familia Vota, confía en que los suyos dejen una potente huella este año. "No podemos dejar de trabajar hasta el día de las elecciones", afirma. "La única manera de que se oiga a los votantes latinos en este país es participando en las elecciones".

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