Nueva York

Barack Obama se convierte de nuevo en un símbolo para unir y tranquilizar al país tras una matanza. Esta vez, el escenario ha sido Dallas, último epicentro de las tensiones raciales.

La muerte de cinco oficiales de policía a manos de Micah Xavier Johnson, un exmilitar furioso por un nuevo caso de brutalidad policial contra otro afroamericano, ha puesto a Estados Unidos otra vez ante la crudeza de la violencia racial. Obama, una vez más, ha buscado cerrar la herida, y unir al país.

Estados Unidos ha escuchado el mensaje de reconciliación del presidente perplejo por una semana teñida por una violencia que ya es añeja, pero que esta vez ha tenido algunos rasgos inéditos: un tiroteo contra oficiales en busca de venganza por la brutalidad que ha dado lugar al nacimiento del movimiento #BlackLivesMatter.

"Las escrituras nos enseñan que en el sufrimiento hay gloria, porque el sufrimiento produce perseverancia. Y la persevarancia, carácter. Y el carácter, esperanza”, ha sido la primera frase de Obama en su discurso. “La gente de Dallas, la gente en el país, está sufriendo”, ha agregado.

Johnson, 25 años, fue abatido con una bomba operada por un robot de la policía. El veterano del ejército, que era negro, había dicho que el ataque contra los oficiales blancos era en venganza por la muerte a manos de la policía de hombres negros en Baton Rouge, Louisiana, y en un suburbio de Minneapolis.

Bush: "Queremos la unidad de la esperanza"

El expresidente George W. Bush también ha intervenido. Hijo de Texas, Bush ha reaparecido en un acto público por primera vez en años para dar una muestra de unidad: un exmandatario republicano, seguido del mandatario demócrata. Su discurso ha sido breve.

“Para renovar nuestra unidad sólo tenemos que recordar nuestros valores”, ha dicho Bush. “Queremos la unidad de la esperanza, de la bondad, y de un propósito superior”, ha abogado.

Obama llamó al asesinato de los policías “un acto no sólo de demencia violenta, sino de odio racial”. Defendió la tarea de la policía como “servidores públicos” que defienden la ley, y reconoció las divisiones. “La gente se recluye en sus rincones respectivos”, describió.

“Entiendo cómo se siente los norteamericanos. Pero Dallas, estoy aquí para decir que debemos rechazar la desesperación, y que no estamos tan divididos como parece”, ha dicho. “Sé que lo lograremos por lo que he logrado en mi propia vida, y lo que he visto como presidente de Estados Unidos, y lo que hemos visto aquí en Dallas".

Obama ha trazado un delicado equilibrio con sus palabras: ha defendido a los policías, sin dejar de reconocer que las fuerzas de seguridad son propensas a cometer brutalidades; ha defendido también la protesta de las minorías, sin dejar de condenar la violencia que pueden provocar; y ha reconocido las divisiones raciales y la discriminación, pero ha recordado, a la vez, que “las relaciones raciales han mejorado dramáticamente” durante su vida.