Jara Atienza
Publicada

Malas noticias llegan desde Ucrania. En vísperas de la reunión prevista para este viernes en Alaska entre Donald Trump y Vladímir Putin —supuestamente destinada a hablar sobre un posible alto el fuego—, las fuerzas rusas han roto las defensas ucranianas y han abierto una peligrosa brecha en el frente oriental.

Un movimiento que, según algunos analistas internacionales, está orientado a que Moscú se siente a la mesa de negociación con una posición de fuerza y pueda así aumentar la presión sobre el presidente estadounidense para que fuerce a Kiev a aceptar sus exigencias de cesiones territoriales. Unas cesiones que, de hecho, Trump no descarta.

En los últimos días, según recogía el canal de análisis militar DeepState —vinculado al Ministerio de Defensa ucraniano—, las tropas del Kremlin han avanzado hasta 15 kilómetros en dos direcciones dentro de la región de Donetsk. Lo han hecho siguiendo un corredor paralelo a Dobropilia, una ciudad minera convertida en un centro logístico esencial para Kiev que se encuentra en el eje estratégico formado por las localidades de Kostantínivka y Pokrovsk.

Este último, de hecho, es un nudo clave para el transporte de suministros. Y en los últimos meses, se ha convertido en el epicentro de los combates. Figura entre los principales objetivos de la ofensiva rusa lanzada este verano.

Lo más preocupante del avance ruso es que amenaza con cortar una carretera vital que une Dobropilia con Kramatorsk, la capital de facto de la parte de Donetsk controlada por los ucranianos. Eso quiere decir que si la operación tiene éxito, las fuerzas del Kremlin podrán eludir y flanquear el cinturón de fortificaciones levantado en los últimos meses, debilitando seriamente la defensa ucraniana en el este.

DeepState. 12 de agosto de 2025.

Se trata de uno de los progresos rusos más significativos del último año y llega en un momento especialmente delicado para Kiev. Las tropas ucranianas, exhaustas tras más de tres años de guerra, se enfrentan a la escasez de personal y de municiones, lo que agrava la amenaza que supone este nuevo golpe.

El mando militar ucraniano ha relativizado esta incursión y ha afirmado que un pequeño grupo ruso se ha infiltrado en la zona, pero no la controla. No obstante, el grupo de fuerzas Dnipró ha confirmado que hay combates cerca de la localidad de Kúcheriv Yar, recoge Efe.

Algunas voces críticas no han tardado en denunciar la situación en el campo de batalla. El teniente coronel Bohdán Krotevych, exjefe de personal de la brigada Azov de Ucrania y teniente coronel de la Guardia Nacional, ha avisado al presidente Volodímir Zelenski en un extenso mensaje de X de que "la línea de Pokrovsk-Kostantínivka es, sin exagerar, un completo desastre".

"La situación es bastante caótica, con el enemigo avanzando hacia nuestra profundidad después de identificar brechas en la defensa, antes de consolidar sus posiciones y reunir fuerzas para nuevos avances", coincidía también DeepState en su canal de Telegram.

En esta línea, el usuario Tatarigami_UA, un exoficial del Ejército ucraniano y analista de Frontelligence Insight —plataforma que rastrea la evolución del conflicto—, ha recordado en X que, tanto en 2014 como en 2015, tras la invasión del Donbás y la anexión ilegal de Crimea, Rusia lanzó importantes ofensivas previas a las negociaciones (los fallidos Acuerdos de Minsk) con el objetivo de ganar influencia.

Putin no quiere la paz

De ahí que el Zelenski haya señalado que no hay indicios de que Rusia esté preparando el fin de sus hostilidades en Ucrania. "Por el contrario, están moviendo sus tropas y fuerzas de tal manera que están lanzando nuevas operaciones ofensivas", ha afirmado en su discurso, citando un informe de los servicios de inteligencia ucranianos.

A medida que se acerca la reunión entre Trump y Putin, crece el temor de que la reunión no sea más que una estratagema rusa para continuar atacando Ucrania y orientar la guerra a su favor. Es decir, para ganar tiempo.

El propio Trump parece desconfiar. Durante una rueda de prensa realizada el lunes y en la que aprovechó para anunciar desde el envío de militares a las calles de Washington hasta su encuentro con su homólogo, declaró que "probablemente en los primeros dos minutos" sabría exactamente "si se puede llegar a un acuerdo o no".

Poco después, el mandatario rebajó las expectativas al afirmar que la cita no concluiría con un pacto, sino que sería "una reunión de tanteo". El encuentro, en realidad, coincide con el fin del plazo impuesto a Moscú por Trump para ejecutar un alto el fuego. Un ultimátum respaldado por el despliegue de submarinos nucleares de EEUU cerca del país que, en teoría, iba acompañado de la amenaza de sanciones económicas y aranceles a terceros países que compren exportaciones rusas.

Las prisas de Trump por lograr un alto el fuego y su insistencia en que cualquier paz implicaría un "intercambio territorial" —concesión que obligaría a Ucrania a ceder parte de las zonas tomadas por su enemigo— alimentan el temor, tanto en Kiev como en varias capitales europeas, de que trate de buscar un acuerdo favorable a Putin.

Como medida preventiva, varios líderes europeos y el propio Zelenski realizarán una llamada telefónica este el miércoles con Trump para impedir que cierre un pacto unilateral con Moscú, sin tener siquiera en consideración la opinión de Ucrania. Y es que, según ha reiterado el presidente ucraniano, ni están dispuestos "a dar a Rusia un premio por lo que ha hecho" y "ni a entregar nuestra tierra al ocupante".