Donald Trump volvió a dejar titulares este lunes, y no precisamente por el anuncio que llevaba preparado.
Durante una rueda de prensa en la Casa Blanca para justificar el despliegue de la Guardia Nacional en Washington D. C., el presidente de EE. UU. aseguró que este viernes viajaría a Rusia para reunirse con Vladimir Putin.
El problema: el encuentro no será en Moscú ni en San Petersburgo, sino en Anchorage, Alaska.
La confusión -o el lapsus- se produjo mientras Trump hablaba de la necesidad de proyectar “fuerza y liderazgo” en el escenario internacional.
La Casa Blanca confirmó que la cumbre entre Trump y Putin se celebrará en Alaska, agendada para el 15 de agosto de 2025, como parte de un esfuerzo diplomático para abordar la guerra en Ucrania.
No se dispone de evidencia de una corrección posterior sobre un error inicial en la ubicación, ni de ninguna justificación pública sobre una escala previa del líder ruso.
La anécdota eclipsó buena parte del mensaje que Trump quería transmitir: que “rescatará” Washington desplegando tropas de la Guardia Nacional y asumiendo el control de la policía metropolitana para combatir la criminalidad.
Y todo ello pese a que las estadísticas oficiales muestran que el delito violento ha caído un 26 % respecto al año pasado y se encuentra en mínimos históricos en los últimos 30 años.
El mandatario defendió la medida como una “acción necesaria para devolver la seguridad” a la capital, aunque la alcaldesa Muriel Bowser acusó a Trump de exagerar la situación para justificar una demostración de fuerza.
El episodio alimenta las dudas sobre el rigor del presidente en la gestión de la agenda internacional.
No es la primera vez que sus declaraciones improvisadas generan confusión: en el pasado, ha confundido nombres de líderes, fechas de reuniones y ubicaciones de cumbres.
En este caso, la equivocación cobra especial relevancia por el simbolismo de un eventual viaje a Rusia en plena tensión geopolítica.
Mientras tanto, en Washington, la atención sigue dividida entre el despliegue militar interno y la pifia internacional.
Trump parece decidido a avanzar en ambos frentes, aunque sus palabras -más que sus acciones- sean, una vez más, las que marquen el ritmo de la noticia.
