(EFE)

La XXVIII Cumbre Iberoamericana adoptará esta semana la Carta Medioambiental común para atajar los efectos de la crisis climática, la pérdida de biodiversidad y la contaminación, un pacto que los expertos esperan que no sea simplemente "un lavado de cara verde" y permita a Iberoamérica trazar rutas sólidas en su estrategia para salvar el planeta.



Tras trabajar en el documento por más de tres años y consolidar la voluntad de la XXVII Cumbre Iberoamericana celebrada en Andorra en 2021, en la que se concluyó que abordar la crisis climática debía ser parte de la estrategia postpandemia, los países iberoamericanos rubricarán esta semana en Santo Domingo una nueva hoja de ruta con el objetivo de trabajar sobre "responsabilidades comunes pero diferenciadas".



"La Carta Medioambiental Iberoamericana es el más importante acuerdo político de los países iberoamericanos para responder juntos a la ‘triple crisis planetaria’ -la crisis climática, de pérdida de biodiversidad y de contaminación-", apuntó a Efe el secretario general iberoamericano, Andrés Allamand.

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"Con ella se pretende contribuir, desde la diversidad y riqueza de la Comunidad Iberoamericana a lograr compromisos nacionales ambiciosos en materia de recuperación y sostenibilidad ambiental para enfrentar la seria crisis climática, la acelerada pérdida de biodiversidad y los impactos de la creciente contaminación, desertificación, degradación de tierras y sequías como un aporte que permita el desarrollo sostenible de nuestros países y contribuya con la sostenibilidad global", insistió.



Argentina, Brasil, Colombia, Cuba y España, liderados por República Dominicana en calidad de Secretaría pro-témpore, armaron un grupo de trabajo para delinear las líneas maestras del documento que se abordará los próximos días en la cumbre.

Retos financieros

Con el 50% de la biodiversidad global y el 20% de los bosques tropicales, Iberoamérica pretende así buscar compromisos entre los países miembros, especialmente en materia de descarbonización, abandono de las energías fósiles y búsqueda de un mecanismo financiero por parte de los países más contaminantes para ayudar a sus economías.



Es precisamente en este último aspecto en el que los expertos centran sus esperanzas, con el objetivo de lograr compromisos que no sean un simple "lavado de cara verde".

Venezolanos hacen cola en Ciudad Juárez. Reuters

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Carlos Tornel, investigador mexicano y doctorando en geografía humana por la Universidad de Durham, es un ferviente crítico de la economía verde, y considera que el futuro del planeta pasa por frenar el modelo productivo de forma tajante, aunque cree que la negociación de la deuda externa para los países latinoamericanos en el marco de la lucha climática puede ser un buen paso.



"Hemos comprobado en los últimos 30 años que este tipo de espacios no traen resultados para la emergencia climática. (...) Pero si se van a juntar y a dialogar, podrían tomar acciones mucho más contundentes como cancelar la deuda de los países latinoamericanos. Eso sería un paso transformador", apunta Tornel, quien insiste en que hay que dejar de "tapar de verde" al modelo capitalista que quiere perpetuar la extracción fósil y el consumo.

El reto del agua

La XXVIII Cumbre Iberoamericana, que comienza el próximo viernes en Santo Domingo, tendrá lugar mientras termina la Conferencia de la ONU sobre el Agua, donde se espera aprobar una agenda de acción global para la sostenibilidad de este recurso.



Al respecto, los países iberoamericanos pretenden buscar soluciones para lograr una gestión integral y sostenible del agua, así como para mejorar la salud de los océanos y los ecosistemas marino-costeros.

Un niño cogiendo agua de una fuente. World Vision