El asalto al Capitolio de Washington en los días previos a la toma de posesión de Joe Biden como nuevo presidente de Estados Unidos parecen haber opacado las medidas del sucesor de Donald Trump. Sin embargo, desde su llegada al despacho Oval, el país ha alcanzado el medio millón de muertos por Covid-19 y el demócrata ha tomado una serie de decisiones que están revirtiendo buena parte de la política de su predecesor.

De su intento por limitar el control de armas semiautomáticas anunciado en el aniversario del tiroteo de Parkland o su reingreso en el Tratado de París o su regreso al Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

Medidas casi siempre encaminadas a recuperar determinada posición de Estados Unidos en el escenario internacional. Así lo ha avisado Antony Blinken, el nuevo secretario de Estado, quien ha dejado claro que la intención estadounidense es seguir "denunciando abusos en países como Venezuela, Nicaragua, Cuba o Irán".

Igualmente ha insistido en que su intención es denunciar "las atrocidades cometidas en Xinjiang" (región del noroeste chino donde es reprimida la minoría musulmana uigur) o "cuando las libertades fundamentales son atacadas en Hong Kong" y, por supuesto, ha percutido una vez más en que Rusia debe liberar "inmediatamente y sin condiciones a Alexei Navalniy y otros cientos de ciudadanos rusos erróneamente detenidos por ejercer sus derechos".

Fuentes de confianza

Sin embargo, este nuevo posicionamiento norteamericano ha ido un paso más allá después de que el propio Biden ordenará este miércoles elaborar una estrategia nacional de suministro para no depender de la producción e importaciones de "rivales extranjeros" como China.

En esta orden ejecutiva, el líder estadounidense instruirá a su Gobierno a elaborar una estrategia para desarrollar una cadena de suministro nacional junto a países aliados en Asia y América Latina para producir fármacos, microchips para computadoras o minerales.

Además de revitalizar la economía estadounidense para salir de la crisis creada por la pandemia, la estrategia tiene como objetivo diversificar las fuentes de confianza para superar vulnerabilidades en la cadena de suministro, explicaron funcionarios gubernamentales en una llamada con periodistas.

Vulnerabilidad

Estados Unidos no quiere que se repitan casos como la escasez de mascarillas que vivió al inicio de la pandemia o la actual carencia de microchips para ordenadores, por lo que busca pasar de la estrategia de "reacción" a la de "prevención". Entre los productos estratégicos que los funcionarios citaron están baterías eléctricas de gran capacidad, fármacos y componentes médicos, alimentos, microchips para ordenadores o minerales.

La orden ejecutiva no nombrará en principio a ningún país, pero los funcionarios de la Casa Blanca reconocieron que Estados Unidos depende en exceso de China.

Biden mantuvo hace dos semanas una conversación telefónica de dos horas con su homólogo chino, Xi Jinping, de la que salió con la sensación de que China "se comerá el almuerzo" si Estados Unidos "no espabila". "Simplemente tenemos que acelerar", detalló Biden.

Las relaciones entre China y Estados Unidos se deterioraron de forma dramática durante la Presidencia de Donald Trump, aunque la nueva Casa Blanca ha dejado claro que hay muchos escollos por superar en los lazos con Pekín.

Las colisiones bilaterales en planos como el comercial, el diplomático o el tecnológico fueron constantes bajo el mandato de Trump, y aunque Biden ha prometido otro enfoque, su Gobierno no parece tener prisa por poner fin del todo a la guerra comercial con Pekín.