La oposición venezolana ha concentrado todos sus esfuerzos, desde hace un mes, en la planificación de una protesta nacional que se efectuará este jueves y que ha sido denominada “la toma de Caracas”.

Personas de todo el país se trasladarán a la capital y se concentrarán en siete puntos de la ciudad para ir a un destino que será anunciado un día antes por sus organizadores, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), coalición de partidos que se opone al Gobierno de Nicolás Maduro.

Ya desde algunas localidades han comenzado a salir. Al sur del país, en Amazonas, un centenar de indígenas emprendió el pasado miércoles una caminata de 700 kilómetros hasta Caracas, y al occidente, en Lara, otro grupo ha decidido acompañar a cuatro jóvenes en silla de ruedas en su travesía a la capital.

El Gobierno ha respondido frenándoles el paso, con la Guardia Nacional, en varios puntos del trayecto y las expectativas sobre la respuesta del chavismo a esa manifestación crecen, más cuando el fin de semana el Servicio Bolivariano de Inteligencia ha buscado a las 3 de la madrugada al preso político Daniel Ceballos, en el lugar donde cumplía su arresto domiciliario, para llevarlo a una cárcel común. El Ministerio de Interior ha alegado riesgo de fuga y organización de acciones violentas para el 1 de septiembre.  

Jesús 'Chúo' Torrealba, secretario ejecutivo de la MUD, ha conversado con EL ESPAÑOL para explicar los objetivos de esa marcha y cuáles son los escenarios políticos que afronta el país suramericano, que ve como un “petroestado” sumergido en una crisis social y una debacle económica a la que, asegura, han contribuido miembros de Podemos.

¿Qué está ocurriendo en Venezuela actualmente? ¿En qué etapa de la crisis está?

A partir de la muerte de Hugo Chávez, lo que venía siendo un descenso paulatino del proyecto autoritario se transforma en una picada vertical. En la actualidad se le ha reunido al Gobierno una suerte de tormenta perfecta: debacle económica, malestar social y extremo deterioro político.

En Venezuela hay Gobierno pero no está gobernando. El Gobierno de Maduro no garantiza la estabilidad política, ni la gobernabilidad económica ni la convivencia social, más bien profundiza la inestabilidad y la reproduce, y en ese marco la crisis del Gobierno se transforma en una crisis del Estado y de la sociedad.

Una crisis tan profunda como ésta no se puede resolver a partir de lo que diga el Gobierno o la oposición, sino a partir de lo que diga el pueblo. Afortunadamente el artículo 72 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela establece que todos los cargos de elección popular son revocables y hemos apelado a eso, al referendo revocatorio. Eso es lo que está en la agenda política venezolana.

El Gobierno de Maduro no garantiza la estabilidad política, ni la gobernabilidad económica ni la convivencia social, más bien profundiza la inestabilidad

¿Está en la agenda política del Gobierno? Cada día se ve más lejana su realización con las trabas impuestas desde el órgano electoral

Desgraciadamente la institucionalidad está secuestrada por el Gobierno, por eso algo tan sencillo como ejercer el derecho al referendo se transforma en una épica ciudadana, en la lucha de todo un país contra una cúpula que secuestra al Gobierno y lo coloca al servicio de sus intereses, no al servicio del interés de la ciudadanía.

En un país normal, si hay dos opiniones y un tema de tanta envergadura que debe ser consultado al pueblo, se produce la consulta popular y listo, así sea un tema extremadamente delicado, porque es un derecho constitucional. Por ejemplo, el brexit, la salida de Reino Unido de la Unión Europea, se somete a consulta popular y se tienen los resultados. Pero en el caso venezolano no es así.

¿Qué puede pasar en los próximos meses?

En lo que queda de 2016 esta crisis política va a tener tres momentos: el primero será el 1 de septiembre, el segundo será cuando lleguemos a la consulta del 20%, que es el último requisito que establece la ley antes de la realización del referendo revocatorio; y el tercero se dará al día siguiente de ese 20%.

¿Qué busca la MUD con la protesta del 1 de septiembre (1-S)?

Esta movilización tiene un objetivo concreto y específico, que es exigir el cronograma electoral 2016. Eso es 20% más referendo revocatorio, más elecciones regionales, que sería la manera política para destrancar la situación económica y el malestar social. Pero además el 1-S tiene dos dimensiones: una como proceso organizativo y otra como manifestación.

Nos interesa construir una ventana para que el país y el mundo vean el inmenso tamaño de la Venezuela que quiere cambio. No es lo mismo ver una encuesta que dice que ocho de cada diez venezolanos quieren ver a Nicolás Maduro fuera del poder, que son números fríos, a poder apreciar el tamaño de la Venezuela que quiere cambio. El Gobierno es una minoría evidente y quiere ocultarlo, por eso no quieren que haya revocatorio, ni elecciones regionales.

También ese día va a culminar un proceso de organización de la MUD. Tenemos una maquinaria partidista y social que ha probado ser capaz de derrotar a la maquinaria del petroestado. Ante el escepticismo de muchos, nosotros derrotamos el 6 de diciembre no al Psuv [el partido gobernante] ni a Maduro, sino a la maquinaria del petroestado porque competimos con el dinero de Pdvsa [la empresa estatal Petróleos de Venezuela], con la nómina pública, con los recursos logísticos del Estado puestos al servicio electoral del Gobierno. Esa maquinaria partidista y social tiene que ser optimizada, por eso fijamos con tanta antelación esta convocatoria, casi un mes, para poder instalar los comités por el revocatorio en todos los municipios y estados del país durante la preparación de esta movilización. Así se hizo.

Jesus Torrealba habla ante los medios sobre el referéndum. Carlos Garcia Reuters

Han informado de que habrá movilizaciones desde todos los estados hasta la capital. ¿Qué pasa si les bloquean la salida o los accesos a Caracas?

Hemos elaborado un plan operativo de la movilización para que no haya violencia. Si se producen bloqueos en las vías de acceso a la ciudad capital hemos dado instrucciones para que en primer lugar se dialogue y nos respeten nuestro derecho al libre tránsito y a la manifestación pacífica, que son derechos constitucionales. Si el bloqueo permanece, planteamos que se produzca una protesta pacífica allí y que sea registrada en vídeo y fotografías para denunciarla en las redes sociales, porque el control sobre los medios de comunicación es muy fuerte.

Y en Caracas, además del bloqueo a los accesos, es fundamental que la conducta del ciudadano frente a las provocaciones del Gobierno y de sus grupos irregulares sea de mucha firmeza. Vencer la violencia no es caer en ella, es pasarle por encima. Ésa es nuestra instrucción. Ese día no queremos que haya ni una piedra en el aire, ni un vidrio roto, queremos que haya pueblo contundente, pacífico y activado en la calle. Nuestra protesta será pacífica.

Queremos que haya pueblo contundente, pacífico y activado en la calle. Nuestra protesta será pacífica

¿Y luego qué pasará?

Seguiremos activados para la recolección del 20% [la firma del 20% de los electores venezolanos, requisito para poder avanzar hacia el referendo revocatorio]. La Constitución establece que para que se produzca el referendo revocatorio un porcentaje igual al 20% de los inscritos en el registro electoral, en esa circunscripción en la que se va a producir el revocatorio, manifiesten su voluntad para que se haga. Si va a revocar a un presidente, la circunscripción es el país completo. Ese es el caso, la Constitución establece reunir 20% de las firmas del total de los integrantes del registro electoral que exijan el referendo revocatorio para que pueda producirse.

El Consejo Nacional Electoral (CNE) ya informó de que esa recolección puede ser a finales de octubre.

Esa es una fecha canallesca. Esa consulta podría y debería ser mucho antes. El CNE, dócil a las directrices políticas del Gobierno, la coloca tan lejos precisamente porque quieren retrasar el derecho del pueblo a expresarse. Pero incluso haciéndolo en una fecha como esa se plantea una oportunidad importante para el pueblo venezolano.

Si logramos que no solamente el 20%, que son unos cuatro millones de firmas o de manifestaciones de voluntades, sino una cifra superior o parecida al doble de esa cantidad (ocho millones de venezolanos o más) pudieran expresar su deseo de que haya referendo revocatorio, eso generaría un terremoto político en Venezuela, porque estaríamos hablando de más venezolanos queriendo hacer el revocatorio que los venezolanos que votaron por Nicolás Maduro en 2013. Sería un referendo de hecho. En eso estamos trabajando, ese sería el propósito de nuestras luchas entre el 1-S y el día de la recolección del 20%.

Tiempo que gana Maduro es tiempo que no se mide en días, horas o minutos sino en vidas humanas que se pierden

¿Y cómo visualiza la MUD ese “tercer momento”?

Si ése es el resultado que obtenemos, al día siguiente del 20% estaríamos en una nueva situación política en el país. Es un tránsito engorroso, difícil, tenemos que cumplir los requisitos legales y pasar por encima de los obstáculos ilegales que coloca el Gobierno para entorpecer el derecho del pueblo a expresarse. Y todo eso ocurre no en el marco de una mera disputa política: en Venezuela la crisis política ocurre como consecuencia de una debacle económica que, a su vez, genera un profundo malestar social.

¿Cómo un país petrolero cae en una debacle económica como la actual?

A Venezuela, durante los últimos doce años, le entraron sólo por concepto de la renta petrolera un millón de millones de dólares. Es muy difícil explicar cómo un país que ha tenido en sus ingresos esos millones hoy no tiene alimentos en sus abastos ni medicinas en sus farmacias. Solamente se explica por la gigantesca corrupción que ha habido en Venezuela y por tener un modelo económico que en lugar de generar riqueza reproduce miseria y distribuye miseria. Eso ha generado un hondo malestar social que explica por qué las encuestas en mi país hoy indican que ocho de cada diez venezolanos quiere un cambio de gobierno urgente.

Manejar esto en paz es extremadamente complejo, porque tenemos por un lado el malestar y la conflictividad social y por otro lado tenemos un Gobierno que utiliza la violencia porque es la única herramienta que le queda. El Gobierno no tiene liderazgo, no tiene ideas, no tiene propuestas ni legitimidad afectiva, ejerce la violencia institucional a través de los burócratas y la violencia física a través de las fuerzas represivas del Estado y de los grupos irregulares.

Jesus Torrealba defiende el derecho del pueblo a protestar de forma pacífica. Marco Bello Reuters

¿Qué ocurrió con la mediación de los expresidentes Rodríguez Zapatero, Fernández (República Dominicana) y Torrijos (Panamá), hubo diálogo?

En realidad hubo una aproximación. Nosotros creemos que el diálogo es importante, que mientras más dure el conflicto más importante es y mientras más molestos estamos más necesidad hay de hablar. Ahora, creemos que es importante que el diálogo sea para solucionar los problemas, no para que los problemas se alarguen.

Un  diálogo concebido para que Maduro gane tiempo es inadmisible, porque tiempo que gana Maduro es tiempo que no se mide en días, horas o minutos sino en vidas humanas que se pierden por falta de alimentos, de medicinas o por exceso de balas en manos del hampa. Por eso decimos que sí apoyamos el diálogo pero con agenda, con normas, con mediadores que sean confiables para todos.

¿Rodríguez Zapatero es confiable para la MUD?

Creemos que Rodríguez Zapatero es confiable para el Gobierno y eso es importante. Creemos en la necesidad de fortalecer a la comisión mediadora con otros factores que inspiren confianza a todos, por eso hemos insistido en que la Santa Sede participe. El Gobierno retóricamente dijo que estaba de acuerdo, pero ha pasado más de mes y medio y no ha cursado la invitación al Vaticano. Ésa es la situación en relación al diálogo. Para nosotros es un proceso necesario. El Gobierno lo pensaba usar si le servía para su propósito. Al ver que no podía usarlo como simple mecanismo para ganar tiempo, al parecer, lo desecharon.

¿La MUD logró reunirse con Rodríguez Zapatero?

En múltiples ocasiones.

¿Sirvió de algo?

Siempre sirve de algo. Algunos decían que no servía porque Zapatero es un agente del Gobierno. Bueno, si es un agente del Gobierno hay que hablar con él, precisamente por eso. A nosotros eso no nos da alergia, lo importante es, como dicen los obispos venezolanos, que el diálogo sea útil al país, no a un Gobierno.

Algunos decían que no servía porque Zapatero es un agente del Gobierno. Bueno, si es un agente del Gobierno hay que hablar con él, precisamente por eso

¿Cómo evalúan las visitas de Felipe González y Albert Rivera a Venezuela?

Comprendemos el lógico interés de la política española por la situación venezolana porque en Venezuela hay una amplia colonia de origen español. Cuando Venezuela era una república civil y civilista nosotros recibimos a una gran cantidad de ciudadanos españoles que venían huyendo de los estragos de la Guerra Civil y de la posguerra europea. Por eso he conversado con Zapatero, con Felipe González y estoy dispuesto a hablar con todo aquel que sienta interés sobre nuestra situación.

Lo que no admitimos es la injerencia, y aquí ha habido injerencia, de políticos españoles que han venido a intervenir y actuar en la política venezolana. Me refiero concretamente a señores como Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero, y ahora Alfredo Serrano Mancilla, que están acá en plan no de asesores sino de activistas, y como son activistas pagados hay que decirlo con todas sus letras, son mercenarios que han venido a diseñar las recetas que luego ha utilizado el Gobierno para destruir nuestra economía y nuestra convivencia. Aquí se probó que hay un proyecto político para tomar el poder con las armas de la democracia y luego destruir la democracia desde adentro, un proyecto político que con el pretexto de destruir las viejas castas políticas ha terminado creando una casta muy corrupta y ferozmente ineficiente.

Ese proyecto político vino a utilizar a Venezuela como banco de prueba. Lo hicieron, lograron sus resultados, cobraron sus emolumentos y luego regresaron a la Península a decir “nosotros no tenemos nada que ver con eso”, “somos un partido que no tenemos nada que ver con la desgracia que para Venezuela significó el chavismo”. No. Nosotros los denunciamos, no para intervenir en la política española sino para denunciar cómo ellos intervinieron en la política venezolana con desastrosos resultados para nuestro país.

Si esa formación política tiene éxito en España ya será un problema de los ciudadanos españoles. Lo que sí digo como venezolano es que esos señores vinieron para acá, cobraron dinero por desgraciarnos la vida y la economía, y ahora están diciendo que ellos no rompieron un plato. Sí lo rompieron y ahora tienen esa responsabilidad histórica.

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