Agencias

El recién nombrado vicepresidente del Consejo Soberano sudanés y exlíder rebelde, Malek Aqar, urgió hoy al grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) a integrarse dentro de las Fuerzas Armadas como única solución a poner fin al conflicto desatado en el país el pasado día 15 de abril.

"No hay alternativa a la estabilidad de Sudán excepto a través de un Ejército profesional único y unificado, teniendo en cuenta el pluralismo sudanés", dijo Aqar en un comunicado emitido un día después de asumir su nuevo cargo, que antes ostentaba el líder de las FAR, Mohamed Hamdan Dagalo, alias Hemedti.

Aqar aseguró que en esta "guerra" no habrá vencedor, por lo que "no queda más remedio que escuchar a la voz de la razón y de la prudencia y sentarse con el corazón y la mente abiertos para negociar".

El general Mohamed Hamdan Dagalo durante una intervención militar Reuters

El exlíder del grupo rebelde armado Movimiento Popular-Sector Norte, que firmó la paz con el Gobierno sudanés en 2020, apuntó que hará uso de su "experiencia" en conflictos para "trabajar hacia un alto el fuego permanente y detener la guerra de manera sostenible".

En este sentido, dijo que se coordinará con la comunidad internacional, así como con la ONU y la Unión Africana, para alcanzar una solución pacífica del conflicto.

Asimismo, se comprometió en "completar el camino de la transformación civil y democrática" iniciada en 2019 tras la caída del régimen de Omar al Bashir, un proceso que fue interrumpido en un golpe de Estado militar en 2021 y que quedó sepultado tras el estallido de este conflicto el pasado abril.

Aqar fue nombrado vicepresidente del Consejo Soberano el viernes, después de que el líder militar, Abdelfatah al Burhan, despidiera a Hemedti un mes después del estallido de los combates.

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De acuerdo con la ONU, la violencia en Sudán ha dejado más de 700 muertos y más de 5.500 heridos, mientras que más de 1,1 millones de personas se han visto obligadas a desplazarse dentro y fuera de Sudán.

Naciones Unidas estima que dos tercios de los combates entre el Ejército y las FAR se desarrollan principalmente en centros urbanos con más de 100.000 habitantes.