Rabat

Marruecos celebró el 8 de septiembre elecciones legislativas, regionales y locales en la misma jornada. Por primera vez en la historia del país se juntaron los tres comicios, y se convocaron un miércoles, y no un viernes, como es habitual. Se concentraron las votaciones por la pandemia y también para aumentar la participación.

Con el escrutinio del 96% de los votos, a la espera de la totalidad de los resultados, la victoria de las elecciones en Marruecos es para el favorito en los últimos días, la Reagrupación Nacional de Independientes (RNI) con 97 escaños de los 395 de la cámara baja. La formación está liderada por Aziz Akhanouch, ministro de Agricultura y Pesca durante las dos últimas legislaturas, uno de los hombres más ricos del país, y amigo del rey Mohamed VI.

En segundo lugar, con 82 escaños, ha sido elegido el Partido Autenticidad y Modernidad (PAM), creado en 2008 por el consejero y amigo del rey Fouad Ali El Himma. El tercer lugar lo ocupa el islamista Istiqlal con 78 escaños.

El gran perdedor y sorpresa de estas elecciones es el Partido Justicia y Desarrollo (PJD). Se desploma después de una década en el poder, y pasa a ser la octava fuerza más votada. Incluso los partidos socialistas que habían perdido peso en los últimos comicios sobrepasan a los islamistas del PJD.

A espera de los resultados finales, su desplome es evidente porque se queda sin escaños en grandes ciudades como Tánger, Sale, Rabat, Nador y Marrakech.

De esta manera, el escenario que se dibuja es un gobierno que podría estar liderado con los dos partidos cercanos a la Casa Real, una vuelta a antes de la Primavera Árabe y la reforma constitucional, que recortaba poderes al monarca.

En todo caso, los ministerios del Interior, Asuntos Exteriores, Defensa y Asuntos Islámicos los ocuparán ministros elegidos por el rey.

Denuncia de irregularidades

Al conocerse el desplome del partido en diferentes regiones, diversos miembros salieron en su sede a denunciar a la prensa irregularidades en las elecciones. “Si el recuento de votos fuera como hasta este año, antes de la reforma electoral, casi estaba garantizada la victoria para el PJD”, mantenía Reda Benkhaltoun a EL ESPAÑOL.

Después de una campaña electoral atípica con restricciones por la Covid, varios partidos han denunciado en un comunicado la práctica de la Reagrupación Nacional de los Independientes (RNI). Reda BenKhaltoun, dirigente del PJD, adelantó a EL ESPAÑOL que “varios partidos firmamos un comunicado que denuncia que un partido político ha utilizado dinero sucio en su campaña, y que ha gastado mucho más en redes sociales que el resto”.

La sede del PJD este miércoles.

Aunque omitió el nombre de la formación, se refería al RNI, cuyo líder, el ministro de Agricultura y Pesca Aziz Akhanouch, fue denunciado por el PAM días atrás.

Mientras se esperaban los resultados, Abdalah Bouanou del PJD compareció ante la prensa: “Nuestros candidatos y activistas en Midelt, Kénitra, Beni Melal y Sidi Slimane no tuvieron derecho a consultar el acta. El Othmani -primer ministro- alertó al ministro del Interior que le prometió intervenir rápidamente. Seguimos esperando la respuesta”.

Precisamente, la única secretaria general mujer, Nabila Mounib, del Partido Socialista Unificado (PSU), aseguró en una entrevista con EL ESPAÑOL el lunes que “Marruecos tiene una democracia desfasada, y que, aunque no podemos confirmar que está todo hecho por delante, los escenarios están ya bien preparados”.

Un comunicado del PSU condena “el uso del dinero” durante estas elecciones y denuncia una práctica destinada a “matar lo que queda de confianza entre la sociedad y las instituciones”. Menciona la compra de votos frente a los colegios electorales, especialmente en “barrios pobres y marginados”.

Más jóvenes en busca del cambio

A pesar de la pandemia, la tasa de participación aumentó respecto a los anteriores comicios. Finalmente, el 50,18% de las personas inscritas, alrededor de 18 millones de ciudadanos, depositaron su voto frente al 43% en 2016.

Según los datos del ministerio del Interior, el récord de participación se registró en las tres regiones del Sáhara Occidental: Dajla (58,30%), Guelmin (63,76%) y El Aaiún (66,94%).

En uno de los colegios electorales del corazón de Rabat, en el barrio comercial de Agdal, desfilaron jóvenes para votar por primera vez. Este sector representa casi el 12% de la población en edad legal para votar. Y en ellos tienen puestas las esperanzas del cambio.

Ante el voto de los jóvenes, la diputada por el Movimiento Popular (MP) Rita Hatimi, mostraba su voluntad a EL ESPAÑOL para “que los jóvenes y las mujeres intenten entrar igualmente en la vida política para cambiar lo que tenemos que cambiar”.

Incluso, una mujer de 40 años confesó a EL ESPAÑOL: “Es la primera vez que voto porque después de diez años de los islamistas en el poder se necesita un cambio”.

Un colegio de Marruecos durante la jornada electoral.

Son unas elecciones decisivas para llevar a cabo con éxito el nuevo modelo de desarrollo, que el monarca Mohamed VI encargó a un grupo de expertos en diferentes materias. Y en Palacio no son devotos de los islamistas.

Sin atender las denuncias de diversas irregularidades, poco después del cierre de los colegios electorales, la embajada de los Estados Unidos felicitó en un tuit a Marruecos por la organización elecciones. “Nuestro compromiso compartido con los procesos democráticos fortalece nuestra asociación de 200 años”, mantiene en la publicación.

Más de 4.500 observadores de 44 ONG nacionales, y más de cien de 19 organizaciones internacionales supervisaron la jornada electoral.

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