EL ESPAÑOL entrevista a Oubi Bachir, representante del Frente Polisario en Europa, a la salida de la comparecencia en el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) en Luxemburgo. Este órgano examinó durante dos días el recurso interpuesto por la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) contra la decisión del Consejo de la Unión Europea (UE) relativo a los acuerdos comerciales con Marruecos que incluyen en sus protocolos los territorios del Sáhara Occidental. Francia y España participaron en defensa del Consejo en relación con los acuerdos de explotación de los recursos naturales y de pesca.

Durante más de una hora vía Zoom, Bachir descubre a los lectores el nuevo modelo de lucha del pueblo saharaui tras la ruptura del alto el fuego de Marruecos en Guerguerat el pasado 13 de noviembre, desvela la confianza depositada en Joe Biden para que revoque el decreto presidencial de Trump que reconoció el 10 de diciembre la soberanía marroquí sobre el territorio del Sáhara Occidental y repasa las contradicciones de España en referencia al conflicto.

Pregunta. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha examinado durante dos días el recurso interpuesto por el Frente Polisario referente a la explotación de los recursos naturales por Marruecos y el acuerdo de pesca UE-Marruecos ¿Cuál es la valoración?

Respuesta. El Consejo de Europa, pero también las partes que intervinieron para defender su posición -España y Francia-, estuvieron muy cortos de argumentos a la hora de justificar esta posible compatibilidad entre la extensión de los acuerdos -de recursos naturales y pesca- hacia el Sáhara Occidental y las dos decisiones del TJUE en 2016 y 2018.

Por otro lado, ninguna de las partes que intervino para defender la posición del Consejo de Europa puso en cuestión en ningún momento el estatuto distinto y separado del Sáhara Occidental de Marruecos, que Marruecos no tiene ningún tipo de soberanía sobre el Sáhara Occidental, o el derecho a la autodeterminación de pueblo del Sáhara Occidental y su soberanía sobre sus recursos naturales.

Por nuestra parte, el abogado subrayó que la modificación de los acuerdos y la extensión de su aplicación al Sáhara Occidental no supuso solamente una violación de las decisiones del Tribunal sino que contribuyó en una cierta medida al colapso del proceso político y del alto el fuego, puesto que su verdadero objetivo era consolidar la ocupación de Marruecos en detrimento del derecho de autodeterminación del pueblo saharaui.

P. Después de la comparecencia de España y Francia en Luxemburgo en defensa del Consejo de Europa, ¿considera que estos dos países están en contra del pueblo saharaui?

R. El hecho de que solamente Francia haya intervenido para apoyar el consejo de los 27 miembros en el primer acuerdo referente a la explotación de los recursos naturales refleja la posición minoritaria en Europa. En el acuerdo de pesca solo participaron Francia y España. Hasta el Parlamento Europeo rechazó presentar un memorándum para apoyar al Consejo.

España viene sólo para defender la posición del Consejo de Europa en cuanto al acuerdo de pesca, pero todo el mundo conoce los intereses que tiene en este sector. Intervine sabiendo que tiene una condición particular, diferente al resto de los países europeos, porque fue la potencia colonizadora hasta 1975 y, según el derecho internacional y bajo nuestro punto de vista, sigue siendo la potencia administradora del territorio del Sáhara Occidental, puesto que los acuerdos de Madrid no suponían en ningún momento un traslado de la soberanía sobre el Sáhara Occidental, ni fue un proceso de descolonización conforme con la carta de Naciones Unidas, como se comprometió España desde 1974.

Oubi Bachir, representante del Frente Polisario en Europa, a la salida de la comparecencia en el TJUE. Jalil Mohamed

Y ahora España defiende el mismo punto de vista que el Consejo de Europa, que los acuerdos han buscado el beneficio de la población del Sáhara Occidental, y que el procedimiento adoptado por la Comisión de las consultas con los agentes locales fue una forma de buscar el consentimiento.

P. ¿Qué le diría o pediría al Gobierno de España?

R. Realmente, España tendrá que pensar las cosas de otra manera porque participar en un proceso que puede consolidar la ocupación ilegal del Sáhara Occidental, o que puede insinuar algo en relación con la soberanía o los estatutos de Marruecos como potencia administradora 'de facto', tendrá sus efectos nefastos sobre la región.

España no se puede permitir el lujo de adoptar las posiciones de unos países que no tienen esta proximidad geográfica con la región; y además tiene la responsabilidad histórica y legal.

Creo que participar en el proceso hoy (3 de marzo) por parte de España es un gesto más en alimentar el apetito expansionista de Marruecos, que supone un peligro estratégico para todos los países de la región, incluida por supuesto la propia España. Porque Marruecos, una vez consolidado su apetito expansionista, no sabemos a dónde nos puede llevar.

P. ¿Se esperaban la reacción clara y firme de España en contra del decreto presidencial de Donald Trump, que el 10 de diciembre reconocía la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental?

R. La posición de España en cuanto a la proclamación de Trump es algo positivo. Ha reafirmado el estatuto del territorio, pero también la posición del conflicto dentro de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que la determinación del estatuto definitivo del territorio depende del pueblo saharaui, y que ninguna potencia, aunque sea grande, puede decidir en nombre de los saharauis. En ese sentido, formalmente España fue correcta.

La figura del Enviado Especial del Secretario General sigue siendo importante como algo que simboliza el compromiso de la ONU para acelerar el proceso de descolonización

Ahora, no es lógico decir esto como un anuncio político, y en el primer ejercicio en práctica venir a defender en Europa un acuerdo que sabes que prácticamente consolida la ocupación de Marruecos y tiene un efecto nefasto sobre el derecho de autodeterminación del pueblo del Sáhara Occidental. Son posturas contradictorias.

P. Hay que señalar que España sí se posicionó internacionalmente reclamando la figura vacante del Enviado Especial del Secretario General de la ONU para el Sáhara Occidental.

R. Tenemos que aclarar que para nosotros la figura del Enviado Especial del Secretario General sigue siendo importante como algo que simboliza el compromiso de la ONU para acelerar el proceso. Sin embargo, después del 13 de noviembre, lo que realmente nos interesa es el nuevo enfoque porque el formato antiguo ha fracasado.

Son 30 años de espera, suficientes para que todo el mundo tenga la convicción de que por ese camino no vamos a avanzar. Más interesante es acordar un formato nuevo con un calendario detallado, pero también con un objetivo y garantías claras.

Es mejor aclarar esto desde ahora al Consejo de Seguridad y después nombrar a un Enviado Especial para cumplir una misión dentro de este nuevo formato. Este es el buen camino ahora. Nombrar un Enviado Especial dentro de un formato que fracasó sería condenarlo de nuevo a fracasar.

P. Entonces, en la actualidad, ¿tienen dos frentes abiertos, el económico en Europa y el bélico en el muro?

R. Eso es. La guerra por sí no es suficiente. Sin embargo, hemos llegado a la conclusión que con el formato anterior, la arrogancia de Marruecos, y la complicidad de la ONU y la UE sobre los acuerdos tampoco es suficiente con la acción diplomática y legal.

Declarar la guerra no implica en ningún modo renunciar a la importancia de la guerra legal que llevamos en contra de Marruecos, la UE y todos los países que quieren debilitar nuestro derecho. Al mismo tiempo, mantenemos la acción diplomática, que es un eje importante para nosotros convencer al mundo y seguir luchando para que la sociedad civil este de nuestro lado. Y además, está el frente de las zonas ocupadas donde la lucha sigue a pesar de la campaña cruel y atroz que las autoridades marroquíes están llevando a cabo contra nuestros militantes allí.

Los soldados saharauis marchan en un desfile en Tifariti en los territorios liberados del Sáhara Occidental.

P. ¿Recapacitará Joe Biden sobre la decisión tomada por Trump de reconocer la soberanía marroquí sobre el territorio del Sáhara Occidental?

R. La proclamación de Trump fue totalmente ilegal y no cambia absolutamente en nada ni el estatus del territorio del Sáhara Occidental, ni la naturaleza del conflicto, y mucho menos la determinación de los saharauis en luchar por su derecho a la autodeterminación.

Es una decisión que entra en contradicción con la posición tradicional de EE UU, con su responsabilidad internacional como la superpotencia número uno, que es la encargada de redactar siempre los proyectos de resoluciones sobre el Sáhara Occidental.

Además, gran parte de la clase política estadounidense se pronunció en contra de la proclamación de Trump, y pidió a Biden su revocación. También la reacción de muchos países, incluida España, fue clara.

Por último, creemos que la nueva Administración de Biden hace una apuesta firme por el multilateralismo frente al unilateralismo, la opción de Trump.

Con este escenario, tenemos la esperanza de que se revise esta proclamación.

P. ¿El Sáhara Occidental está, de alguna manera, en medio de la ruptura diplomática de Marruecos con Alemania?

R. No lo sabemos, pero si fuera el caso, Marruecos habría roto con la mitad del mundo.

P. ¿Cree que Argelia ha mostrado muy clara su posición con la República Árabe Saharaui Democrática?

R. Sí, Argelia ha sido clara desde el primer día hasta ahora. Actualmente, desde el gobierno, pero también desde la sociedad civil y los partidos políticos se vive una unanimidad en apoyar al pueblo saharaui. No sólo lo hace Argelia con los saharauis, sino con casi todas las causas justas en el mundo.

No se puede tolerar el precedente de violar la norma del respeto de las fronteras herederas de la época colonial porque sería peligroso para la estabilidad del continente. Marruecos es el país que no tiene fronteras definitivamente tratadas con ninguno de sus vecinos, ni terrestres ni marítimas, tiene todo abierto con todo el mundo. En Argelia se siente esto, y se debe sentir también en España.

Noticias relacionadas