Los líderes de Estados Unidos, Japón y Corea del Sur, Joe Biden, Fumio Kishida y Yoon Suk-yeol, se han reunido este viernes en una cumbre en Camp David, donde han llegado a nuevos acuerdos de seguridad, entre los que destaca la creación de un "teléfono rojo" para agilizar las comunicaciones en caso de crisis con Corea del Norte o China.

El establecimiento de esta línea directa, que evoca la emblemática noción del "teléfono rojo" utilizado entre EEUU y la Unión Soviética durante la Guerra Fría, tiene como objetivo mejorar la comunicación y el intercambio de información tanto en tiempos de paz como de conflicto.

"Fortaleceremos nuestras economías, proporcionaremos resiliencia y prosperidad, apoyaremos el orden internacional libre y abierto basado en el estado de derecho y reforzaremos la paz y la seguridad regionales y mundiales", recalcó el comunicado conjunto.

El documento del acuerdo entre EEUU, Japón y Corea del Sur Reuters

Ese ha sido uno de los puntos centrales de la cumbre que tiene como escenario la residencia presidencial de Camp David, en las montañas del estado de Maryland, famosa por haber acogido algunos de los acuerdos más emblemáticos de la diplomacia estadounidense.

Yoon y Kishida son los primeros líderes extranjeros a quienes Biden ha invitado a Camp David, lo que según fuentes japonesas y estadounidenses subraya la importancia que Washington atribuye a la alianza entre las tres naciones para la estabilidad en Asia-Pacífico, según informa Efe.

China y Corea del Norte

Los tres líderes coincidieron en repudiar el comportamiento "peligroso" y "agresivo" de Pekín en el mar de la China Meridional, y reafirmaron la importancia de que haya "paz" y "estabilidad" en esa zona, vital para el comercio internacional.

"Juntos, defenderemos el derecho internacional, la libertad de navegación y una resolución pacífica de las disputas en el mar de la China Meridional. En segundo lugar, ampliamos nuestra cooperación económica para construir un Indopacífico que sea pacífico y próspero", añadió Biden.

Biden, Kishida y Suk-Yeol en la comparecencia conjunta Reuters

Su foco también se dirigió a Corea del Norte, al reafirmar su compromiso a favor de su "completa desnuclearización" y la creación de un grupo de trabajo para combatir los ataques cibernéticos del país.

"Cualquier provocación o ataque contra cualquiera de nuestros tres países activará el proceso de toma de decisiones de este marco trilateral y nuestra solidaridad se volverá todavía más fuerte", añadió el presidente surcoreano.

Colaboración a tres bandas

La cumbre también tiene un gran valor simbólico por ser la primera que se celebra de manera independiente y no en los márgenes de un foro multilateral, como el reciente encuentro de los tres líderes en mayo aprovechando el G7 en Japón.

De hecho, uno de los objetivos principales de la cumbre en Camp David es consolidar la colaboración a tres bandas e "institucionalizarla", de manera que no dependa de los vaivenes de la política interna de cada país, detallaron los citados funcionarios estadounidenses.

Los tres líderes, en un momento de la comparecencia Reuters

Por tanto, la idea es celebrar anualmente cumbres entre EEUU y sus dos mayores aliados en la región, Japón y Corea del Sur, quienes en el último año ha protagonizado un acercamiento tras décadas de tensión por la brutal colonización japonesa de la península coreana entre 1910 y 1945.

Estados Unidos ha estado actuando como mediador entre bambalinas de Japón y Corea del Sur con la idea de forjar una coalición que sirva de contrapeso al auge militar de China en el Pacífico y que permita coordinar acciones frente al programa nuclear de Corea del Norte.

Acuerdo de seguridad regional

Con Corea del Norte y China en el punto de mira, los líderes han firmado un acuerdo regional de seguridad que formaliza el compromiso conjunto de los tres países con la estabilidad en la región y con el que se comprometerán a "consultarse" antes de tomar decisiones militares.

Este acuerdo puede incluso dar lugar a la realización regular de ejercicios militares conjuntos entre las tres naciones, que en el pasado han colaborado de manera esporádica en maniobras navales y otros ejercicios relacionados con misiles balísticos.

En particular, se espera que este acuerdo mejore la colaboración entre Tokio y Seúl, menos frecuente entre sí, aunque ambos países participan por separado en ejercicios militares con Washington.

Además, se espera que los tres líderes hablen de los siguientes pasos que dar en el acuerdo alcanzado en junio para intercambiar en tiempo real información de sus radares y satélites con la finalidad de interceptar misiles balísticos, especialmente los provenientes de Corea del Norte.