Agencias

El conflicto en Sudán no termina. Ni con las supuestas treguas anunciadas en las últimas horas. Lo que comenzó hace más de dos semanas como una intentona golpista en Jartum, la capital, ha provocado centenares de muertos y miles de residentes huyendo del país africano. Según el ministerio sudanés de Salud, la violencia ha costado la vida de al menos 528 personas y más de 4.500 heridos. Y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) cifra en 75.000 a quienes están escapando.

Los combates entre el Ejército de Sudán y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) suman jornadas y se va pareciendo cada vez más a una guerra civil: las embajadas extranjeras ya han puesto a salvo a sus ciudadanos, las organizaciones humanitarias han enviado ayuda y la población convive con el terror continuo del fuego cruzado.

Cada día se acentúa el peligro. Y lo que comenzó como un ataque improvisado, ahora mantiene a una ciudad de casi 700.000 habitantes en vilo y amenaza con extenderse. Este domingo, 30  de abril, el grupo FAR ha expresado en un comunicado la extensión unilateral de la quinta tregua en estas semanas. Durará otras 72 horas a partir de las 10 de la noche (hora local) y servirá, según han indicado, para facilitar los corredores humanitarios y la evacuación de civiles. 

De poco sirven estos anuncios después de que, en las últimas horas, se hayan escuchado en Jartum aviones de combate y artillería antiaérea. Ambas partes de un conflicto cuyo origen se sitúa en 2019 han incumplido la tregua. El Ejército sudanés avisó al respecto en un comunicado de que "está observando los movimientos del enemigo", que se mueve "desde el oeste hacia la capital", lo que afirma que "continúa con su infracción a la tregua".

Y las FAR, por su parte, acusaron al Ejército de infringir la extensión del alto el fuego de 72 horas que entró en vigor en la medianoche del pasado jueves tras la mediación de Estados Unidos. "Continúan las violaciones de los líderes golpistas de las Fuerzas Armadas y los remanentes extremistas del exrégimen contra la tregua humanitaria anunciada", indicaron las FAR en su perfil de Twitter.

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También entonces, las FAR aseguraron su compromiso con la tregua humanitaria anunciada "para abrir corredores seguros y facilitar la evacuación de los extranjeros" y afirmaron que "nunca se rendirán para responder a cualquier movimiento" del Ejército al que denominan "golpista". Mientras, el Ejército sudanés declaraba en paralelo que "las evacuaciones de los extranjeros continuarán desde la base de Wadi Sidna, en el norte de Jartum", e indicaba que la base no tenía "ninguna amenaza".

Lo de este domingo suena, por tanto, a mensaje repetido. Las FAR han vuelto a escribir en Twitter algo parecido: "En respuesta a los llamamientos internacionales, regionales y locales, anunciamos la extensión de la tregua humanitaria por 72 horas, a partir de la medianoche", han dicho, con el objetivo de "abrir corredores humanitarios y facilitar el movimiento de ciudadanos y residentes, permitirles satisfacer sus necesidades y llegar áreas seguras".

El Ejército, por su parte, todavía no se ha pronunciado al respecto, a pesar de que los militares han mandado este domingo a un enviado especial a Arabia Saudí en medio de los esfuerzos de mediación del reino árabe para detener los enfrentamientos. En este sentido, las FAR afirmaron su "estricto compromiso" con el cese de hostilidades, y acusaron a las Fuerzas Armadas de "violar continuamente" los armisticios anteriores con ataques contra las posiciones de los paramilitares.

Hasta el momento, aunque se hayan violado las treguas, sí han servido para rebajar la intensidad de los combates en las áreas con más concentración de civiles, lo que ha facilitado relativamente la evacuación de extranjeros y el desplazamiento de decenas de miles de sudaneses que huyen de la violencia.

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Los combates en Sudán estallaron el pasado día 15, en medio de tensiones sobre el proceso de reforma del Ejército y la integración de los paramilitares en las fuerzas regulares, en el marco de un proceso político para volver a encauzar al país en la senda democrática tras el golpe de Estado de 2021. Desde esta fecha, países como España, Estados Unidos o Reino Unido han procedido a la evacuación de sus compatriotas. 



La violencia, que ha costado la vida de al menos 528 personas y más de 4.500 heridos, según el ministerio sudanés de Salud, ha supuesto que la mayoría de hospitales en las zonas de choques queden fuera de servicio, una acuciante escasez de productos básicos, el desplazamiento de decenas de miles de personas y, según la ONU, más de 50.000 sudaneses han buscado refugio en alguno de los siete países vecinos.