No corren buenos tiempos para ser mafioso. Si el pasado 16 de enero la policía italiana capturó al capo más buscado, Matteo Messina, en un hospital, este jueves ha sido el turno de Edgardo Greco, uno de los sicarios más peligrosos de la 'Ndrangheta' (mafia calabresa). Greco llevaba huido 16 años y ha sido detenido en una pizzería de Francia: trabajaba allí como chef.

Sobre Greco pesaba una condena de cadena perpetua por el doble asesinato en enero de 1991 de los hermanos Stefano y Guiseppe Bartolomeo, entre otros crímenes y tentativas de asesinatos perpetrados a comienzos de la década de los 90. Sin embargo, en 2006 había huido del país tras escapar de la custodia policial y la Interpol lo buscaba desde entonces.

Su arresto se produjo en Saint-Etienne, una ciudad al este de Francia, en una operación orquestada por la Interpol y llevada a cabo por los agentes de la Brigada Nacional de Búsqueda de Fugitivos de Francia (BNRF).

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El trabajo de investigación de los policías de Cosenza, localidad calabresa de donde es natural Greco, y la acción del fiscal jefe de Catanzaro Nicola Gratteri, también fue esencial para dar con el paradero del fugitivo.

En la actualidad Greco tiene 63 años y estaba trabajando como cocinero en una pizzería, donde los clientes habrán disfrutado durante años de recetas italianas tan puras como no podrían haber imaginado. Fue allí donde los agentes de la BNRF detuvieron al sicario.

Además del asesinato, a golpes en una pescadería, de los hermanos Bartolomeo, a Greco se le atribuyen, al menos, los intentos de asesinato de Emmanuel Bartolomeo, que corrió mejor suerte que sus familiares, o a Emiliano Mosciario, todo ello enmarcado en una de las guerras entre mafias más sangrientas de los 90: la que enfrentó a la familia Pino Sena y a los Perna Pranno.

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Interpol destacó la felicitación por su captura del ministro del Interior italiano, Matteo Piantedosi, que a su parecer demuestra que su país está comprometido en la lucha contra todas las formas de delincuencia organizada y en la localización de prófugos peligrosos.



Jürgen Stock, secretario general de la agencia policial internacional (que tiene su sede en la ciudad francesa de Lyon), insistió por su parte en que "por mucho que los prófugos traten de tener una vida tranquila en el extranjero, no pueden eludir la justicia indefinidamente".



"Los funcionarios especializados de todo el mundo se asegurarán siempre de que se haga justicia", agregó.