Budapest

Varias ONG y la comunidad LGTBI húngara han anunciado que desobedecerán la nueva ley del país que vincula homosexualidad con pederastia y restringe hablar de la homosexualidad a los niños, que entró este jueves en vigor en un nuevo choque entre el Gobierno ultranacionalista de Hungría y la Unión Europea.

Amnistía Internacional de Hungría (AI) y la asociación Háttér por los derechos de la comunidad LGBT+ simbolizaron este jueves esa rebeldía con el hinchado de un globo de diez metros de alto, en forma de corazón y los colores del arcoiris, frente al Parlamento húngaro.

El presidente de AI, Dávid Víg, prometió que su organización "no cambiará ni una letra" ni de sus programas educativos ni de sus campañas.

"Justamente para que todos, los jóvenes y mayores, puedan vivir en Hungría de una manera digna, libre y siendo ellos mismos", afirmó en un acto ante los medios.

La ley, que ha enfurecido a muchos eurodiputados y ha sido tachada de "vergüenza" por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, era inicialmente una norma contra la pedofilia, pero poco antes de la votación el Fidesz, el partido del primer ministro Viktor Orbán, añadió menciones a la homosexualidad.

Estas enmiendas prohíben hablar de la homosexualidad en las escuelas y en las emisiones de los medios en horario infantil.

Defensa de los menores 

El Gobierno de Orbán aseguró ayer que está preparado para defender la ley con todos los recursos legales, después de Von der Leyen advirtiera de que Bruselas "tomará medidas" contra Hungría si este país no "corrige" la ley.

El argumento gubernamental es que la ley solo defiende los derechos de los menores y el de sus padres a decidir sobre la educación de sus niños.

"Hungría no permitirá que, en vez de los padres, sean los autoproclamados apóstoles de la democracia liberal" lo que se ocupen de la educación de los niños, ha advertido el Ejecutivo húngaro.

Legislación confusa

Áron Demeter, jefe de prensa de Amnistía Internacional de Hungría, explicó que aún no se sabe qué consecuencias reales tendrá la ley y que todo depende de cómo actúen los medios de comunicación y cómo reaccione el Consejo de Medios, el órgano controlado por Orbán responsable de imponer sanciones.

"Teóricamente, la ley ya se puede aplicar y las autoridades pueden iniciar procedimientos", afirmó Demeter.

Amnistía Internacional denuncia que "la meta de la ley es obligar a los medios a aplicar una autocensura", aprovechándose justamente de que la legislación es "imposible de interpretar".

Algunos medios ha advertido de que una lectura estricta de la ley supone que películas juveniles como la serie de Harry Potter no podrán ser emitidas en horario infantil, ya que en algunas partes se trata la identidad sexual de los protagonistas.

Maniobra de distracción

Algunos analistas cree que, más allá de señalar a un nuevo enemigo, como antes lo han sido los refugiados, Bruselas o el millonario George Soros, Orbán ha creado esta polémica para polarizar aún más a la población y distraer la atención de otros temas más peligrosos para el Gobierno.

El debate sobre la ley homófoba ha hecho olvidar los casos de corrupción, los 30.000 muertos que ha dejado la pandemia o la cesión de terrenos reservados para equipamiento educativo público para que lo use la Universidad Fudan, controlada por la dictadura china.

Así, Orbán puede mantener viva hasta las elecciones generales de la próxima primavera una polémica que, además, tiene potencial para dividir al frente opositor, desde la ultraderecha a la izquierda, que se había unido para tratar de acabar con su década de mayorías absolutas.

Exclusión y apoyo social

"En las últimas semanas hemos visto que la comunidad LGTB+ ha recibido un apoyo como nunca hasta ahora", afirma Luca Dudits, de la asociación Háttér.

"Es buenos sentir que no estamos solos", recalcó, al recordar que miles de personas han participado en una manifestación contra la ley.

Dudits recordó que, según una encuesta de este año, la aceptación hacia la comunidad LGTB+ ha subido en Hungría en los últimos años y que, por ejemplo, el 46% de la población apoya el matrimonio homosexual, 16 puntos más que en 2013.

En esos ocho años, ha subido del 42 al 59% el porcentaje de húngaros que aprueba que las parejas del mismo sexo puedan adoptar niños.

El 11% de los homosexuales en Hungría asegura haber sido objeto de agresiones físicas y el 40% de acoso verbal, según una encuesta de la Unión Europea publicada hace un año.

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