Minsk

El presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, al frente del país desde hace más de un cuarto de siglo, agita cada vez más a menudo el espantajo de una guerra mientras su popularidad continúa cayendo en picado.

"Todo el poder se ha concentrado en manos de los militares. Incluso la política exterior se torna militarista y agresiva", declaró el politólogo bielorruso Pavel Usau.

En su opinión, en cuanto los regímenes autoritarios enfrentan tensiones internas y el aislamiento exterior, sus líderes recurren a la retórica militarista.

Llamamiento a prepararse en caso de guerra

"Debemos aprender a combatir", afirmó recientemente el mandatario durante una reunión dedicada a temas de Defensa.

Antes ya había advertido de que "para el caso de que -Dios no lo quiera- se desate un conflicto, una guerra, cada familia, todas las entidades territoriales, deben contar con armas. Entonces el enemigo comprenderá que más le vale no meterse con nosotros".

Lukashenko afirmó que todos los civiles deben saber usar armas y que los estudiantes deben realizar prácticas de tiro, ya que el peligro de una guerra es inminente.

Según expertos, es completamente comprensible la retórica belicista del mandatario, rechazado por gran parte de los bielorrusos tras las pasadas elecciones presidenciales, calificadas de fraudulentas por la oposición y casi la totalidad de la comunidad internacional.

En el caso de Lukashenko su agresión está dirigida en contra de su propio país con el fin de crear una atmósfera de incertidumbre, tensión y miedo, considera Usau.

"Es una de las aristas de un régimen terrorista. No podemos olvidar que el terrorismo se construye con la exhibición de las armas y la agresión", añadió.

¿Entrega de armas a la población?

Pero en realidad, Lukashenko no tiene la menor intención de repartir armas a los civiles pese a que durante las últimas semanas no se cansa de repetir que lo hará, porque ello podría conducir a una confrontación interna.

Armar a una población que no le apoya no es la mejor idea: según encuestas del centro británico Chatham House, solo un 25 % de los bielorrusos consideran al mandatario digno de su puesto, mientras que un 51 % jamás votaría por él.

"La actitud hacia Lukashenko no ha cambiado de septiembre a la fecha. Continúa siendo negativa, más de la mitad de los bielorrusos quieren su dimisión", afirmó Ryhor Astapenia, responsable de la encuesta.

El estudio demoscópico se realizó en las redes por motivos de seguridad y por ello solo abarca a los residentes de las ciudades, sin embargo, el nivel de urbanización ronda el 80% de la población, por lo que los encuestadores están convencidos de que el sondeo refleja el verdadero estado de ánimo de los bielorrusos.

Crisis de confianza

La población no solo ha retirado su confianza al mandatario, sino también a la mayoría de las instituciones estatales: la aprobación de la policía es de apenas un 22%, de los tribunales, un 18%, y de los medios de comunicación un 15%, según el sondeo.

Y es que la clase gobernante bielorrusa ya no busca ganarse la confianza de la población, estima Astapenia.

"La propaganda y la retórica agresiva buscan desmotivar y desmovilizar la parte activa de la sociedad", asegura.

La exportación de armas como fuente de ingresos

Usau considera que las campanas de la guerra pueden buscar, además, otros fines: incrementar la producción de armas para la exportación, algo que ayudaría a sobrellevar la crisis económica.

El complejo industrial militar es uno de los pilares de la economía bielorrusa: solo en 2017 el país ingresó más de 1.000 millones de dólares gracias a la exportación de armas.

Según un informe del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo, Bielorrusia ocupa el lugar 19 entre los mayores exportadores de armas, y en las actuales condiciones, el país podría abrirse camino a nuevos mercados de Asia, América Latina y África.

"La retórica de Lukashenko es manipuladora. Nadie tiene la intención de atacar a Bielorrusia, que coopera militarmente con Rusia. Detrás de todo esto advierto el deseo de incrementar la producción de armas para la exportación", concluyó Usau.

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