Lleva tres décadas en Bruselas, trabajando en el Parlamento Europeo, del que lleva ya un lustro siendo su director de Comunicación y portavoz. Jaume Duch (Barcelona, 1962) es periodista pero ejerce más la diplomacia que la búsqueda del titular en su discurso. Vale más por lo que se le entiende que por sus palabras, como corresponde a quien conoce los códigos porque en parte son obra suya.

La pandemia en las instituciones europeas está siendo, si cabe, más frenética de lo habitual. Con mucho más trabajo, "la UE ha tomado decisiones inimaginables en muy poco tiempo, ¡y muchísimas!". Y en condiciones complicadísimas, "noviembre está siendo un mes difícil, con el Parlamento a pleno rendimiento, pero con la mitad de servicios y más de 700 diputados negociando juntos, pero desde casa...". Lo último, buscar una solución al veto impuesto por el Gobierno húngaro al Presupuesto plurianual y el consiguiente retraso sin fecha del fondo europeo para la reconstrucción.

El Parlamento ha logrado vincular las ayudas al cumplimiento del Estado de derecho. Pero eso, ¿qué significa exactamente?

Eso significa que la Unión Europea no puede ser entendida como un cajero automático. No es un sitio al que se viene a sacar dinero, sino un proyecto común que garantiza a los ciudadanos no sólo su bienestar económico y social... sino también el respeto todos los valores especificados por la Carta de Derechos Fundamentales. Lo que hacen el Parlamento y el Consejo, con quien hemos llegado a un acuerdo, es que quienes quieran acceder a los fondos del Plan de Recuperación, al mismo tiempo tienen que cumplir con las normas del club, que incluyen el respeto del Estado de derecho. Después, se puede entrar en el detalle, pero aquí lo importante es el principio general, es decir, la vinculación entre el derecho a las ayudas y el deber de cumplir los Tratados.

¿Esto operará sólo para países que ya están sometidos a un procedimiento de incumplimiento por el Artículo 7 o a cualquier otro país le va a poder señalar?

Las normas se aprueban para todos, y las normas obligan a todos. No tiene nada que ver con si ya se ha activado el Artículo 7 para tal o cual país...

Entonces, la reforma del método de elección del CGPJ en España, que ha sido muy criticada, ¿podría significar sanciones para España o hace falta un incumplimiento reiterado, en varias normas?

Hará falta una infracción grave. Y eso significa que movilice a la Comisión Europea y que convenza a prácticamente a todos los Estados en el Consejo respecto a las consecuencias de esa infracción. Es decir, no es una cosa que se vaya a activar tres veces al día en función de una noticia de periódico o de la negociación de un proyecto de ley, que luego a lo mejor no sale adelante. No debo entrar en casuísticas, pero sí que debo decir que esto es para casos graves, no para crear una especie de supervisión permanente de los unos sobre los otros para ver quién le saca las cosquillas a quién, no estamos hablando de eso.

El anuncio de veto de Hungría, ¿es serio a una mera amenaza?

Lo cierto es que no es una novedad, venían anunciándolo ya previamente. Hungría dice que no va a aprobar el reglamento sobre recursos propios. ¿Por qué? Porque toda esta negociación presupuestaria es un paquete de diferentes decisiones y reglamentos. Por una parte, el plan de recuperación, y por la otra, el propio Mecanismo Financiero Plurianual, el Presupuesto.

¿Qué es lo que pasa? Que la norma sobre la vinculación del Estado de derecho a la financiación, se aprueba por mayoría cualificada. Es decir, que sale incluso con la oposición de estos dos países, Hungría y Polonia. Pero lo que hacen ellos es decir: 'Muy bien, pero como esto es un paquete, para que se ponga en marcha, se tiene que aprobar todo. Así que nosotros vamos a vetar la parte del paquete para la que se necesita unanimidad, y de ese modo bloqueamos el paquete completo al bloquear la parte que no nos gusta'.

Lo que retrasará las ayudas... ¿por cuánto tiempo?

Yo creo que todo el mundo quiere que esto esté solucionado antes de final de año. Y cuando digo todo el mundo me refiero a todo el mundo. Eso significa que tiene que haber voluntad política para resolver esta dificultad de aquí al 31 de diciembre. Pero esto es un problema en el seno del Consejo. Así que la solución se tiene que encontrar entre los 27 jefes de Estado y de Gobierno, en el seno del Consejo.

¿De qué grado de satisfacción puede presumir el Parlamento Europeo en la gestión de la pandemia?

Yo creo que podemos estar razonablemente satisfechos. El Parlamento en ningún momento interrumpió su actividad. Ya el marzo, en el peor momento de la pandemia, fuimos capaces de organizar un pleno en condiciones tecnológicas completamente novedosas. Pero es que teníamos más obligación que nunca de hacerlo, por dos motivos. El primero, porque en los momentos de crisis es cuando los parlamentos son más necesarios. Y el segundo, porque había que aprobar una serie de iniciativas propuestas por la Comisión Europea para ayudar a los Estados miembros a hacer frente a la pandemia.

Jaume Duch, en la cafetería del Parlamento Europeo en Estrasburgo. ADP

¿Qué ha cambiado desde la crisis de 2008 a la de 2020 para que la reacción de la UE haya sido tan distinta? De la austeridad de entonces a la histórica mutualización de deuda de ahora...

Muchas cosas. Primero, que la Unión Europea estaba más preparada. Segundo, que en la UE había más voluntad política de hacer las cosas juntos ahora que entonces. Y tercero, que ésta ha sido una crisis generalizada, que afecta a todos los Estados miembros, que no va por barrios. En la primera ola del virus, podía parecer que había países más afectados que otros. Pero cuando vemos cómo está evolucionando la pandemia y cómo se está desarrollando la segunda ola, eso confirma que es un problema común a todos los Estados miembros y que las consecuencias tanto económicas como sociales pueden ser muy serias para todos.

Por lo tanto, yo creo que también ha habido una voluntad política más generalizada de utilizar la UE precisamente para lo que fue fundada. Que es para dar valor añadido y para ayudar a los Estados miembros a hacer frente a problemas que les sobrepasan y que no se pueden solucionar de frontera para dentro.

Como director de comunicación del Parlamento, ¿usted ha detectado más amor por Europa como consecuencia de las ayudas aprobadas o más euroescepticismo porque ni siquiera Bruselas nos saca del problema?

Hombre, detectar amor a las instituciones [risas]...

No, amor a Europa o escepticismo con las instituciones...

Lo que nosotros hemos detectado, y era lo esperable, es que en marzo y en abril hubo una atención enorme de la ciudadanía, que esperaba respuestas a la altura de las circunstancias por parte de la UE. Eso provocó unas primeras semanas de cierto desasosiego hasta que se vio que las instituciones comunitarias cumplían, yo diría que incluso con creces respecto a su nivel de competencias. Y eso se vio sobre todo en julio, cuando se tomaron decisiones históricas que no tienen parangón con ninguna decisión en todos los años de historia de la Unión. Las encuestas volvieron a dar inmediatamente un incremento de la satisfacción de la ciudadanía europea respecto a la UE.

Y eso, ¿en qué se traduce?

Si comparamos la situación actual con la de febrero o enero, ahora seguramente hay más gente en todos los países convencida de que en el siglo XXI intentar sacarse de las castañas por su cuenta no es ninguna opción para ningún Estado miembro y que, por lo tanto, pues la Unión Europea tiene que seguir completándose. Y yo imagino que eso lo veremos también en el momento en que se convoque la Conferencia sobre la sobre el futuro de Europa, en la que seguramente es uno de los temas será cómo dar a la UE competencias de coordinación suficientes para hacer frente con mayor eficacia a problemas comunes.

Se está utilizando la UE para lo que fue fundada y las instituciones han cumplido, incluso con creces, respecto a su nivel de competencias

Entonces, si comparamos con enero, ¿la UE sí sale más fuerte de la pandemia de lo que entró?

Sí, sinceramente yo creo que sí. El año pasado, lo que hacíamos era hablar mañana, tarde y noche del brexit. Ahora, podemos hablar de que el Consejo y la Comisión, junto con el Parlamento, han puesto en marcha un fondo de 750.000 millones de euros, y de la suspensión del Pacto de Estabilidad, y de las líneas de crédito del Banco Central Europeo, y de las de emergencia que la Comisión Europea activó desde marzo, y de haber cerrado un pacto de Presupuestos de la UE para los próximos siete años... Todo esto, en unas cuantas semanas. Y son 27 países, con sus 27 gobiernos y Parlamentos, una Eurocámara con más de 700 diputados.

Es que yo creo que podemos estar razonablemente satisfechos. Y, desde luego, no hay comparación con la manera con la que la UE reaccionó en la primera fase de la crisis económica y monetaria de 2008 y 2010.

Se dice que el que la UE siempre sale más fuerte de sus crisis...

Sí...

Pero ésta lo reúne todo. Tiene una pandemia, tiene la crisis interna con los iliberales, el 'brexit' aún sin cerrar, el Europarlamento más fragmentado que nunca, el terrorismo yihadista, la emergencia migratoria, los populismos... ¿De verdad vamos a salir más fuertes de esta crisis?

De las crisis se sale una después de la otra, no de todas a la vez. Como ya dijo Jean-Claude Juncker en 2015, vamos a las multicrisis. Pero yo siempre pienso que las cosas se tienen que ver comparándolas con la situación anterior. Y si yo miro a la Unión Europea actual y la comparo con la de hace cinco o diez años, la veo más consolidada ahora. Y más importante. Ha sabido tomar decisiones más rápidamente y ha puesto en marcha mecanismos inimaginables hace pocos meses, como por ejemplo la mutualización de la deuda, que es un elemento de federalización fiscal que no habríamos podido imaginar hace muy poquito.

Pero se acumulan los problemas.

Pues sí, el mundo se ha vuelto muy complejo y, desde luego, nadie podía prever que se nos fuera a añadir una pandemia universal. Pero sinceramente, sí creo que todo esto demuestra que la UE es fuerte, porque si no esta conjunción de crisis en diferentes ámbitos que llevamos coleccionando desde 2010 ya habría acabado con la Unión. Y sin embargo, está muy fuerte y cohesionada en la negociación del brexit, ha trabajado bien para afrontar la pandemia y, sobre todo, para ayudar a los Estados miembros a sobrevivir a las consecuencias sociales y económicas... muchos países se han dado cuenta de que han podido minimizar tanto esas consecuencias gracias a que forman parte de la Unión... Y luego, claro que hay decisiones que se encallan, y dificultades, y cuestiones que hay que seguir negociando hasta que uno encuentra la solución, pero nadie dijo nunca que esto iba a ser fácil.