Más de mil millones de personas podrán pasar hambre como resultado de la pandemia del coronavirus. La alerta es de la ONG Acción contra el Hambre que, tras la publicación del informe sobre el Estado de la Inseguridad Alimentaria en el Mundo (SOFI por sus siglas en inglés) por el Organismo de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), está alarmada por el aumento constante del número de personas que padecen hambre.

El nuevo informe de la FAO alerta de que la crisis sanitaria "está intensificando la vulnerabilidad y la desigualdad de los sistemas alimentarios mundiales", desde la producción, hasta la distribución y el consumo. "El hambre sigue creciendo y la pandemia esta empeorando las cosas. Si la tendencia actual sigue adelante no vamos a lograr la meta de 'hambre cero' para 2030", destacó el secretario general de las Organización de las Naciones Unidas, António Guterres.

Tras años de disminución gradual, las cifras de la inseguridad alimentaria siguen aumentando desde 2015. Las estimaciones indican que el número de personas afectadas ha aumentado en 2019, llegando a los 690 millones de personas. Mientras que los tres últimos informes se centraron en las principales causas del hambre (conflictos, la crisis climática, las desigualdades económicas), el SOFI 2020 se centra en las recomendaciones para hacer que los alimentos nutritivos y sostenibles sean accesibles a toda la población mundial mediante la transformación de los sistemas alimentarios.

"Debemos transformar los alimentos para que se reduzcan los costos nutritivos y que todo el mundo pueda acceder a alimentos saludables", expuso el director general de la FAO, Qu Dongyu.

Las estimaciones reflejan que unos 3.000 millones de personas "no pueden permitirse una dieta saludable", especialmente en el sur de Asia y en el África subsahariana, pero el problema también alcanza a Europa y América del Norte. En 2019, entre un cuarto y un tercio de los niños menores de cinco años, unos 191 millones, sufrían problemas de desarrollo.

Acción contra el Hambre, que opera en 25 países de todo el mundo, observa el deterioro de la seguridad alimentaria de las poblaciones sobre el terreno: "Estamos viendo los efectos sobre la seguridad alimentaria de las poblaciones en las numerosas regiones de intervención. La situación mundial sin precedentes vinculada a la propagación del Covid-19 ha dado lugar a una reducción general del comercio y ha afectado al acceso a los medios de vida de las personas con menos recursos para afrontar unas crisis más vulnerables", Olivier Longué, Director General de Acción contra el Hambre.

"Si no se hace nada, este informe confirma que el objetivo de "Hambre Cero" que la comunidad internacional se ha fijado para 2030 a través de sus Objetivos de Desarrollo Sostenible no se alcanzará", ha añadido Longué, en consonancia con lo que ya había advertido el secretario general de la ONU.

En su informe "Impacto COVID-19:¿semilla de una pandemia de hambre?" publicado la semana pasada, Acción contra el Hambre advirtió de la amenaza de una crisis alimentaria en 2020 como consecuencia directa e indirecta de la pandemia en los países ya afectados por crisis humanitarias. Una dramática realidad que golpea en primer lugar a las poblaciones más vulnerables que no tienen suficiente acceso a los servicios esenciales.

Además, esta crisis ha puesto de relieve las desigualdades sistémicas, sociales y geográficas y ha reforzado considerablemente la escasez crónica de alimentos y la falta de diversidad en algunas regiones, así como las variaciones estacionales de la seguridad alimentaria y nutricional.

Dee sta forma, Acción contra el Hambre pide a los órganos políticos internacionales que extraigan lecciones de esta pandemia y que dediquen todos los esfuerzos posibles a solucionar la crisis. "Con la misma firmeza, los Estados deben actuar ahora para responder a las causas conocidas del hambre y, en particular, a la crisis climática, cuyas consecuencias sobre el hambre podrían ser muy dramáticas", concluye Olivier Longué.