Un nuevo brote de coronavirus en una conocida zona de ocio nocturna de Seúl preocupa a las autoridades surcoreanas en un momento en que el país asiático acaba de activar una nueva fase de distanciamiento más laxa ante la caída de contagios.



Hoy mismo se reportaron 13 nuevos casos ligados a este brote en el conocido barrio de Itaewon, lo que hace ya un total de 15 contagios en este foco.



Los datos suponen un jarro de agua fría después de que en los últimos días Corea del Sur haya venido registrando menos de 10 nuevas infecciones diarias y casi ninguna con origen comunitario (en su mayoría se ha tratado de casos importados).



La primera persona que dió positivo en este nuevo brote, el pasado miércoles, fue un varón de 29 años que había visitado cinco clubes y bares en Itaewon en la madrugada del 2 de mayo.



El jueves dio positivo uno de los amigos que lo acompañó durante aquella noche y hoy a otras 13 personas que estuvieron en los locales que visitaron se les ha detectado la COVID-19.

Restricciones relajadas



La identificación de este nuevo foco llega en la misma semana en la que Corea del Sur había relajado el distanciamiento social, lo que incluye la reapertura progresiva de colegios o museos, ante la caída de nuevos casos de coronavirus en el país, que estuvo tres días consecutivos sin registrar contagios originados localmente.



Por el momento, y ante la aparición del nuevo brote, el Gobierno ha decidido que pedirá a partir de hoy a todos los clubes de ocio nocturno que cierren durante un mes.



Según informó hoy el Centro para el Control y la Prevención de las Enfermedades Infecciosas de Corea (KCDC) al menos 1.510 personas estuvieron en los cinco locales en la misma franja horaria que las personas que han dado positivo según los registros de los establecimientos, a los que se obligaba a tomar los datos de todos los clientes.

Zona de bares de ambiente



De momento 118 de esas 1.510 personas se han testado y las autoridades están tratando de rastrearlos a todos.



Sin embargo, se teme que sea más complicado de lo habitual dar con muchos de ellos debido a que al menos tres de los cinco establecimientos están ligados a la comunidad LGTBI, la cual sufre de intensos prejuicios en Corea del Sur.



En ese sentido, algunos expertos creen que muchos visitantes pudieron facilitar datos falsos a la entrada o podrían incluso mostrarse reticentes a testarse con tal de no alertar a familiares o compañeros de trabajo.

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