Portugal deja atrás la geringonça (chapuza, en la traducción literal) de la pasada legislatura. El socialista Antonio Costa gobernarán en solitario y negociarán acuerdos puntuales con los partidos de izquierda con el objetivo de garantizar la estabilidad del nuevo curso político.



Tras las elecciones que dieron el domingo la victoria al Partido Socialista -con mayoría simple- solo el Bloco de Esquerda se había mostrado dispuesto a llegar a un acuerdo de legislatura.



Arropados por su holgada ventaja electoral -106 escaños, a diez de la mayoría absoluta-, y con una izquierda fragmentada y la entrada de nuevos grupos en el Parlamento, los socialistas han optado por "no dejar a nadie atrás" y negociar caso a caso con cada formación.



La decisión, responde al "clima positivo" y la "buena disposición" que el primer ministro en funciones, António Costa, ha encontrado entre los grupos de izquierda durante el maratón de reuniones que ha mantenido esta semana.

Propuestas de todos los partidos



"Se va a intentar incorporar en el programa de Gobierno algunas de las propuestas de los partidos de izquierda y trabajaremos en conjunto durante cuatro años", agregan.



Los socialistas esperan contar en la nueva legislatura con los apoyos de sus socios en la pasada "geringonça": Bloco de Esquerda (BE), con 19 escaños, y el Partido Comunista Portugués (PCP), que fue castigado en las urnas y se quedó con 12. Además, podrán apoyarse, puntualmente, en la diputada de Livre y de Animales y Naturaleza (PAN), que logró cuatro asientos en la Asamblea.



"Todos están comprometidos con la estabilidad del Gobierno para los próximos cuatro años", sostienen las fuentes consultadas.



La decisión fue adoptada anoche en una reunión de la Comisión Política del Partido Socialista, en la que se analizó el nuevo mapa dibujado por las urnas.



El PS, defiende su Comisión Política, "tiene condiciones para formar Gobierno, dado que todos los partidos han manifestado su voluntad de trabajar en conjunto para que haya otros cuatro años de estabilidad política, esencial para el desarrollo del país, para la confianza que genera el crecimiento y para nuestra credibilidad externa".

"No queremos dejar a nadie atrás" 





"La idea es trabajar con todos al mismo nivel, no queremos dejar a nadie atrás privilegiando a uno de los partidos", dicen los socialistas. Y un pacto con el Bloco -que no ha rentabilizado electoralmente el apoyo prestado al PS en la pasada legislatura- podría atar al Gobierno de Costa.



A partir de ahora, los socialistas tendrán que negociar con cada uno de sus posibles aliados para sacar adelante acuerdos fundamentales, como los próximos Presupuestos del Estado.



Una práctica que, recuerdan, ya era habitual pese al acuerdo de legislatura que mantenían PS, PCP y Bloco. "Será una metodología idéntica", aseguran.



Pero el contexto actual es muy diferente y no hay acuerdos de estabilidad por escrito. Aún así, descartan riesgos: "No habrá una moción de censura contra el programa de Gobierno".

Siguen las negociaciones



La carrera contrarreloj de Costa no ha hecho más que comenzar. La próxima semana retomará las reuniones para escuchar las propuestas de la izquierda y negociar su posible inclusión en su programa de Gobierno.



La derecha no será un obstáculo, al menos por el momento. El castigo sufrido en las legislativas ha sumido al principal líder de la oposición, el PSD, en una crisis interna sin precedentes que ha derivado en una guerra por un nuevo liderazgo.



No obstante, los empresarios ya han advertido esta semana a António Costa.



"Va a tener que generar equilibrios para dar tranquilidad y estabilidad política", le dijo António Saraiva, presidente de la Confederación Empresarial de Portugal (CIP) tras la reunión.



En esa búsqueda de "equilibrios", le recordó que no puede limitarse a mirar sólo a la izquierda porque "el Gobierno se va a encontrar también equilibrios a su derecha".

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