En la Cancillería Federal alemana, ese edificio berlinés situado a dos pasos del Bundestag mayormente cúbico y conocido como "la lavadora de Merkel", la jefa del Gobierno alemán se ha quedado muy sola. El 26 de mayo, Alemania vota en las próximas elecciones europeas y lo suyo sería que Merkel estuviera al servicio de su partido, la Unión Cristiano Demócrata (CDU).

Pero lo cierto es que el papel político de la canciller es muy discreto. Probablemente, nunca pasó tan inadvertida. Hubo un tiempo en que sólo la figura de Angela Merkel equivalía al programa de su partido. Ya no es así.

La carrera política de Merkel se encuentra en los estertores. Renovó su mandato como canciller en 2017 pese a un mal resultado en las últimas elecciones generales. Su partido perdió entonces casi un 9% de los votos respecto a los comicios de 2013. Merkel, que ha sido el principal atractivo de su partido, se ha convertido con los años en el poder en una figura que no conviene sacar de la Cancillería Federal para hacer campaña.

EL ESPAÑOL pregunta en la CDU cómo apoyará la jefa del Gobierno al partido que lideró hasta el pasado otoño en la campaña de las europeas. Responden: "Hable usted con la Cancillería". En la oficina de Merkel, sin embargo, tienen esta otra respuesta a la misma cuestión: "Pregunte a la CDU". Pese a la aparente confusión que reina sobre la implicación de la canciller en las elecciones europeas, es probable que a Merkel se la vea defendiendo en alguna ocasión los colores de su partido y los del Partido Popular Europeo (PPE) de aquí al 26 de mayo.

"Angela Merkel suele entrar en campaña bastante tarde, pero es verdad que no ha estado particularmente activa por ahora", apunta a EL ESPAÑOL Judy Dempsey, investigadora en Berlín del Carnegie Europe, centro de estudios dedicado al viejo continente del Fondo Carnegie para la Paz Internacional y autora del libro Das Phänomen Merkel o El fenómeno Merkel (Ed. Körber, 2013). El diario conservador Die Welt informaba hace unos días de que la propia Merkel habría declinado implicarse en la campaña de las elecciones europeas.

Sea como fuere, lo cierto es que ni al PPE ni a la CDU, como tampoco al PP español ni en realidad a ninguna fuerza conservadora a la que le haya salido competencia de ultraderecha populista, le conviene que Merkel se vuelque en la campaña de las europeas. "A Angela Merkel se la asocia en Europa con determinadas políticas, en España, Italia o Grecia. Basta recordar el montaje de aquella revista en Grecia con Merkel vestida de oficial nazi, o cómo en Polonia se están oponiendo a la canciller por su política migratoria", dice a EL ESPAÑOL Julian Zuber, investigador de la prestigiosa Hertie School of Governance de Berlín.

Alude este experto, primero, a las políticas de austeridad en Europa promovidas por la jefa del Gobierno germano que tan criticadas fueron en los países del sur de Europa, y, segundo, a los días en los que Angela Merkel decidió por motivos humanitarios facilitar la entrada a su país de miles de refugiados. Pese a que ese gesto duró poco -su gobierno no tardó en cerrar la puerta a los demandantes de asilo- Alemania recibió entre 2015 y 2016 a 1,5 millones de refugiados.

Zuber conviene en afirmar que una Merkel "muy implicada" en la campaña de las elecciones europeas puede animar la reacción del voto de la ultraderecha, una opción política al alza en todo el continente, como demuestra el propio empuje de Vox en España. En Alemania, la formación ultra Alternativa para Alemania (AfD), utilizando casi exclusivamente la crítica a Merkel y su política de refugiados, conseguía en los comicios de 2017 hacerse con más de un millón de votos de electores de la CDU.

Que Merkel no haga campaña

Los cristianodemócratas germanos, liderados desde la salida de Merkel de la presidencia de la CDU por Annegret Kramp-Karrenbauer –apodada "AKK"–, tienen pendiente recuperar a ese electorado perdido. En los cinco meses que lleva al frente de la CDU, la apuesta de "AKK" ha consistido en redirigir el partido hacia la derecha.

"AKK" se debe también a esa buena parte de la CDU "que piensa que Merkel ha supuesto un giro a la izquierda y que no quiere ver a la canciller en la campaña de las europeas", dice a EL ESPAÑOL Josef Janning, director de la oficina en Berlín del Consejo Europeo de Relaciones Internacionales (ECFR, por sus siglas inglesas). "Hay todo un sector de la CDU que piensa que hay que situar de nuevo a la CDU en sus valores conservadores tradicionales, y para esto molesta Angela Merkel", abunda este experto del ECFR, un think tank europeísta.

A su entender, Merkel ha dejado de ser útil en campaña incluso para aquellos en la CDU que aún conservan una opinión favorable de la jefa del Gobierno. "Los hay que forman parte del coro político de Merkel que piensan que se ha de dejar de depender de Merkel a nivel programático y que quieren una política también centrista y a la izquierda de los más conservadores pero encarnada por políticos más jóvenes", sostiene Janning.

"Cuanto más se está en el poder, más sólo se está"

Para él, "Merkel está sola porque en el poder uno siempre está solo, y cuanto más se está en el poder, más sólo se está". La canciller va camino de cumplir catorce años como jefa del Gobierno alemán.

Las tensiones actuales de la CDU no pasan desapercibidas, especialmente para los observadores políticos conservadores. Así, Christoph Schwennicke, responsable en Berlín del semanario conservador Cicero se preguntaba hace unos días en uno de sus artículos por el futuro de la CDU. Él ve al partido en una situación complicada porque Kramp-Karrenbauer está reorientándolo a la derecha pero sin dejar de estar influenciada por una canciller centrista.

"AKK y Merkel: dos son una de más", se lee en el texto de Schwennicke, cuya publicación no ha dudado en hacer campaña por Friedrich Merz, a quien AKK superó por la mínima en el congreso de la CDU que decidió el liderazgo del partido. Merz era el candidato a presidir la CDU crítico con Merkel y sus políticas centristas.

Desde que AKK tomara el testigo de Merkel, sus posiciones han ido convergiendo con las de Merz. Recientemente se veía a ambos en la pequeña población de Eslohe (oeste germano) en un acto de campaña de las elecciones europeas en el que, por supuesto, faltaba Merkel.

"Para la canciller, todo esto es una prueba para ver cuán capaz es Kramp-Karrenbauer de liderar el partido", recuerda Janning. Los últimos sondeos atribuyen a la CDU un 32% de los votos de cara a la cita europea con las urnas. Siguen a la CDU el partido ecologista de Los Verdes (19%) y el SPD (18%).