Berlín

Ha empezado fuerte el nuevo año Alternativa para Alemania (AfD), el partido de ultraderecha al que la gran coalición de conservadores y socialdemócratas que lidera la canciller Angela Merkel ha convertido en el principal partido de la oposición en el Bundestag. Lo primero que se ha escuchado de esta formación ultra en 2019, incluso antes de la denuncia y condena a la agresión contra su diputado Frank Madnitz, ha sido su apuesta por la salida de Alemania de la Unión Europea.

AfD amenaza ahora con el 'dexit'. Ese término, que protagoniza aquí titulares desde principios de mes, designa a una salida germana del proyecto de integración europeo. El 'dexit' fue el gran protagonista del congreso celebrado por el partido de ultraderecha este fin de semana y que oficialmente dura hasta este lunes en la ciudad sajona de Riesa (este alemán). La cita servía fundamentalmente a AfD para forjar su plan de batalla de cara a las elecciones europeas de mayo.

El programa en sí quedaba aprobado el domingo por la tarde. Una gran mayoría del partido se pronunciaba a favor de un plan maestro que incluye, por supuesto, el 'dexit'. El documento es, en realidad, una dura crítica a la UE. AfD, surgido en 2013 como partido anti-euro y anti-programas de rescate a los países europeos más afligidos por la crisis económica, ha planteado la destrucción del euro como conditio sine qua non para que Europa viva días mejores.

Una gran mayoría del partido se pronunciaba a favor de un plan maestro que incluye, por supuesto, el 'dexit'

Así, Alice Weidel, lideresa de AfD en el Bundestag, decía a EL ESPAÑOL antes de las últimas elecciones generales alemanas: “Si mantenemos el euro, fracasa Europa”. Ahora, AfD da una vuelca de tuerca a su antieuropeísmo. Por eso agita el 'dexit' como cebo electoral para aquellos interesados en lo que en el partido de ultraderecha una "Europa de las naciones”.

Pese a que Alemania cuenta actualmente con altísimas cuotas de poder en el viejo continente – a Merkel se la ha llamado incluso “la lideresa del mundo libre” –, rechazan en AfD una UE que ven con “competencias legislativas propias de un Estado”. Quieren reformar, según el programa que maneja el partido, una UE “dominada” por lobbies y cuyas instituciones están, entre otras cosas, “ocupadas por clases políticas” que actúan a través de “burocracias opacas”. De no funcionar los esfuerzos “reformadores” de AfD, entonces, para los ultraderechistas alemanes sólo queda una solución: el 'dexit'.

El 'brexit', la salida del Reino Unido de la UE, fue algo que siempre se vio con buenos ojos en AfD. Pero la formación alemana nunca se mostró tan clara como ahora sobre sus intenciones antieuropeas. “Si nuestros proyectos de reforma no pueden ser implementados en el actual sistema de la UE en un periodo razonable de tiempo, consideramos una retirada de Alemania o una ordenada liquidación de la UE (…) la última opción”, se lee en el documento programático de AfD sometido a votación el domingo.

Ese texto fue enmendado en Riesa. Antes de leerse en él “en un periodo razonable de tiempo”, el documento ponía un límite muy concreto antes de lanzar al partido a luchar por el 'dexit' y la liquidación de la UE. A saber, “una legislatura”. En lugar de los 70 años de paz en Europa resultantes del proyecto de integración europea existente, en AfD prefieren “la fundación de una nueva asociación económica y de intereses”. Eso ha de ser la “Europa de las naciones”.

Una mirada destructiva sobre Europa

Hajo Funke, politólogo de la Universidad Libre de Berlín y experto en la extrema derecha alemana, considera las ideas europeas de AfD un “sinsentido”. “AfD porta una mirada destructiva sobre el proyecto europeo que económicamente no tiene sentido”, porque “si bien el partido ha decidido no plantear la retirada de la UE en una legislatura, la estrategia de AfD se orienta hacia la salida del euro y la recuperación de la moneda nacional”, dice Funke a EL ESPAÑOL.

“El proyecto de AfD para Europa es un proyecto de destrucción de la economía alemana y la de los otros países del continente que no tiene sentido ni opciones de realizarse”, abunda Funke. En AfD quieren incluso acabar con la Eurocámara, institución en la que esa formación atesora únicamente un escaño.

En el congreso de Riesa también hubo voces más bien contrarias al 'dexit'. Por ejemplo, la de Alexander Gauland. Al presidente y co-líder del partido junto a Weidel en el Bundestag le parecía excesiva la idea del 'dexit'. Al menos así fue en un principio. “No creo que sea inteligente ir a unas elecciones con exigencias máximas”, manifestaba Gauland en unas declaraciones recogidas este fin de semana por los medios de comunicación germanos. Aún así, gente como él acabaría aceptando en el congreso que el 'dexit' debe ser la “última opción”, aunque “no la última, porque queremos una reforma de la UE”, según los términos del propio Gauland.

Para Franco Delle Donne, experto en comunicación política afincado en Berlín y autor del libro Factor AfD: el retorno de la ultraderecha en Alemania (Ed. Libros.com, 2017), que la formación de ultraderecha acepte una idea como el 'dexit' no resulta tan sorprendente. “AfD tiene una estrategia de posicionamiento que busca ganarse el 100% del voto euroescéptico, y a partir de ahí posicionarse como un partido relevante del sistema para tener el empuje con el que lograr su objetivo: estar por encima del 20% en las elecciones”, explica Delle Donne a EL ESPAÑOL.

Capitalizar el descontento

En las pasadas elecciones generales, AfD logró entrar en el Bundestag tras obtener un 12,6% de los votos. Ese resultado convirtió a la formación de ultraderecha en la tercera fuerza más votada, por detrás de la Unión Cristiano Demócrata (CDU) de Angela Merkel y del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD). En apenas un lustro de vida, el partido también ha logrado instalarse en todos los parlamentos regionales germanos.

Este año, el partido espera mejorar su actual representación en la ciudad-estado de Bremen – la del agredido Madnitz – y en los Länder de Brandenburgo, Sajonia y Turingia. Allí se celebran elecciones regionales. Las tres últimas citas con las urnas en el este alemán tendrán lugar después unas elecciones europeas para las que AfD ya tiene afilado su discurso antieuropeo.

“AfD vive políticamente de capitalizar el descontento, la bronca y de sacar provecho de temas coyunturales como los refugiados”, sostiene Delle Donne. Alude a la crisis de los refugiados, que trajo consigo en Alemania la llegada de 1,5 millones de demandantes de asilo entre 2015 y 2016. Aunque sin olvidarse de los refugiados, este año AfD busca la contienda, de momento, a cuenta de Europa.