La ultraderecha austriaca no es ajena al poder. El FPÖ ya ha gobernado junto al SPÖ, entre 1983 y 1986, y con el ÖVP, entre 2000 y 2005. Tras las elecciones del domingo, el FPÖ volvía a tener casi todas las papeletas para formar parte de un Ejecutivo austriaco. Éste tendrá de canciller, a buen seguro, al jovencísimo líder conservador Sebastian Kurz, de apenas 31 años. Recaerá sobre él la responsabilidad de formar un nuevo Gobierno en Austria después de haber devuelto a su partido a lo más alto de la escena política austriaca.

El ÖVP conseguía anoche un 31,7% de los votos, por delante de los socialdemócratas (26,9%) y ultraderechistas (26%). En un primer momento, los sondeos a pie de urna situaban al FPÖ como segunda fuerza política del país, por delante del SPÖ. En esos instantes se escuchaba decir en el plató de la televisión pública austriaca a Norbert Hofer, otrora candidato del FPÖ a la presidencia de la república, que “una alianza era posible” con los conservadores de Kurz. “Para nosotros es importante que los líderes de ambos partidos puedan tenerse confianza”, decía Hofer.

Por su parte, Hans-Christian Strache, el líder del FPÖ, presentaba el resultado de su partido como un “gran éxito” que expresaba el “deseo de cambio” del electorado. El 26% cosechado por la formación euroescéptica y xenófoba fue 4,5% puntos mejor que el obtenido por el FPÖ en las pasadas elecciones generales. De “cambio” también hablaba anoche Kurz tras su victoria. “El día de hoy es una auténtica oportunidad para que haya cambios reales, tenemos el encargo de cambiar este país”, aseguraba Kern ante sus seguidores.

“Tenemos una gran responsabilidad, debemos ser conscientes de esa responsabilidad y de que mucha gente tiene mucha esperanza puesta en nosotros. Pelearé con todas mis fuerzas para que haya cambios en en este país. Hay mucho que hacer”, abundaba Kern, hasta ahora ministro de Asuntos Exteriores de la Gran Coalición que ha dirigido el país en los últimos once años. En ese tiempo, el canciller siempre fue socialdemócrata.

Kern, el gran derrotado

El último en asumir esa responsabilidad fue Christian Kern, a quien visiblemente abatido le tocaba constatar anoche que su partido había caído derrotado. Quedó en segunda posición, con el FPÖ pisándole los talones. “Somos un partido que asume responsabilidades, queremos asumir responsabilidades”, afirmaba Kern en la noche electoral. Quería así el socialdemócrata dejar la puerta abierta a que él y su partido se mantuvieran de alguna forma en el Gobierno.

No hay, sin embargo, nada que asegure la permanencia en el poder a Kern y los suyos, especialmente después de haber sido protagonistas en esta campaña de un escándalo que no los deja en buen lugar. Los socialdemócratas recurrieron a las Fake-News - “noticias falsas” - para dañar la imagen a Kurz. Se ha responsabilizado a Tal Silberstein, un asesor al servicio de Kern, de haber propagado ese tipo de informaciones a través de las redes sociales.

Kern gesticula tras conocer los resultados. Reuters

Saber qué pasará con la oferta de los socialdemócratas formulada por Kern queda a la espera de que comiencen las negociaciones para formar una coalición de gobierno. El resultado definitivo de las elecciones se dará a conocer el jueves. Sólo entonces comenzará Kurz a dialogar con socialdemócratas y populistas. El proceso puede durar semanas y, en último término, ha de contar con el visto bueno del presidente, el ecologista Alexander Van der Bellen.

Van der Bellen impidió el año pasado en una segunda votación –la primera fue anulada por cuestiones técnicas– que Austria se convirtiera en el primer país de Europa en tener un jefe de Estado de ultraderecha. Norbert Hofer también aspiraba a la presidencia de la República alpina. Pero acabó siendo derrotado por el aspirante que contaba con el apoyo de Los Verdes austriacos.

A éstos últimos les tocaba anoche interpretar el peor papel. De haber obtenido un 12,4% de los votos en 2013, anoche se quedaban en el momento de escribir estas líneas sin superar el 4% mínimo de votos necesario para estar en la Cámara Baja. Sí lograron superar esa barrera la formación liberal Neos (5,1%) y la aventura política del ex ecologista Peter Pilz, cuyo partido, la Lista Pilz, obtuvo un 4,3%.

“La mayoría de los comentaristas opina aquí que el ÖVP y el FPÖ formarán una colación gubernamental”, dice a EL ESPAÑOL Heinz Gärtner, experto del Instituto Austriaco para las Relaciones Internacionales (OIIP, por sus siglas alemanas). Él no descarta que conservadores y socialdemócratas puedan llegar a un acuerdo de gobierno, pero reconoce que eso hubiera sido seguro en caso de que el FPÖ hubiera sido el partido más votado. Así se habría evitado que el populista Strache fuera canciller. Sin embargo, a la luz de los resultado del domingo, Strache no será canciller.

Política de inmigración, punto de encuentro

En no pocos puntos parecen coincidir los partidos de Kurz y Strache. De especial relevancia resulta que el FPÖ haya planteado en su programa que Austria “no es un país de inmigración” cuando Kurz, el probable futuro canciller austriaco, ha afirmado en su campaña que desea llevar a cero el límite de demandantes de asilo que el país se dotó en la pasada legislatura. La Gran Coalición creó un voluntarista tope anual de 37.500 refugiados.

Habiendo conseguido que uno de cada cuatro electores vote por el FPÖ, la formación de Strache se cuenta entre los partidos populistas europeos que disfruta de mayor apoyo dentro de sus fronteras. En las pasadas elecciones elecciones alemanas, la formación ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) también quedó como tercera fuerza política, pero con un porcentaje mucho menor (12,6%). Después de que Marine Le Pen, líder del FN, recibiera uno de cada tres votos en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales galas, la formación frontista fracasó en las legislativas. Sólo se hizo con ocho diputados de una Asamblea Nacional dotada de 577 escaños.

En el Consejo Nacional de Austria, la Cámara Baja del Parlamento austriaco, hay capacidad para 183 diputados. El FPÖ dispondrá allí de medio centenar de escaños. No hay dudas de que el FPÖ jugará un papel decisivo en la próxima legislatura, muy probablemente en el Gobierno. Sobre la eventual entrada del FPÖ en el Ejecutivo, Gärtner, el experto del OIIP, prefiere no dramatizar.

“El FPÖ es un partido político con mucha tradición en Austria, y aquí ha tenido ya muchas responsabilidades, incluidas las de Gobierno, algo que no ha ocurrido nunca en Francia con el Frente Nacional o con Alternativa para Alemania en Alemania”, asegura este experto. “El FPÖ y otros partidos de extrema derecha en Europa son comparables pero no son realmente lo mismo. La democracia no está en peligro”, concluye.

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